La Comisión critica la ejecución de los fondos europeos en España
Dudas sobre la capacidad de la administración española para ejecutar el volumen de fondos solicitados, lagunas en la asistencia técnica a ayuntamientos que les impiden aplicar a los programas financiados por los recursos del Next Generation, financiación con cargo al plan de recuperación de proyectos que debería estar en la política de cohesión o un exceso de requisitos administrativos que retraen la inversión privada... la evaluación intermedia de la Comisión Europea sobre el funcionamiento del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia ha venido a confirmar algunos de los problemas de funcionamiento que se intuían en la ejecución de los fondos en España y ha puesto de manifiesto otros, que en realidad no solo está afectando a España sino a todos los países.
Estas lagunas no han impedido que, según la evaluación de la Comisión, que se apoya en un informe independiente de un puñado de firmas de consultoría, España haya sido hasta la fecha uno de los países que más partido ha sacado al instrumento, que mientras apenas ha impulsado en 0,4 puntos el PIB de los Veintisiete y reducido en 0,2 puntos su tasa de paro ha empujado en 1,9 puntos el PIB español a la altura de 2022, restando 0,6 puntos a su tasa de desempleo.
España es junto a Italia el país que más fondos va a recibir de largo y, por tanto, no extraña que sea también el que más se va a beneficiar. Según los cálculos volcados en el informe de evaluación difundido ayer por la Comisión, estos van a ahorrar alrededor de medio punto de PIB de gasto público a España hasta el año 2026 y permitirá reducir su deuda pública en 10 puntos de aquí a 2031.
Futuro, en el aire
Las ventajas objetivas para España del flujo de 160.000 millones de euros en transferencias directas y préstamos baratos que podrían llegar a España entre 2021 y 2026 gracias al Mecanismo de Recuperación no han alterado el juicio general de las autoridades europeas, que ayer trasladaron cierta frustración por no haber podido alcanzar los objetivos de reactivación económica que se fijaron en su día y admitieron que será difícil que el mecanismo se haga permanente, como demandan los países del sur y singularmente el Gobierno de España.