Hallan cuatro cadáveres en una vivienda del casco histórico de Toledo
▸ No tenían signos de violencia y estaban distribuidos en tres habitaciones
Cuatro cadáveres. Uno de ellos en avanzado estado de descomposición. Sin aparentes signos de violencia en un primer reconocimiento visual a falta de la autopsia que pueda desvelar las razones de las muertes. Todos ellos repartidos en tres habitaciones de un piso en alquiler en el que según los vecinos sólo vivía una persona. La primera en morir, aparentemente, fue una mujer, de unos 60 años, después tres hombres. Este es el macabro hallazgo que se produjo anoche en pleno casco histórico de Toledo, en la Cuesta de
Santa Leocadia. La voz de alarma se dio hacia las ocho de la tarde, cuando uno de los allegados de los fallecidos hizo una llamada alertando de que no tenía noticias de ellos desde el pasado viernes. Poco después, en respuesta a la llamada, los bomberos se personaron en el lugar y abrieron la puerta de la vivienda. Tras ellos, agentes de Policía Local que se encontraron los cadáveres. La Policía Nacional llegó un poco más tarde, tomando las riendas de la investigación y cerrando la zona de la iglesia de Santa Leocadia a la mirada de vecinos y curiosos, apostando sendas patrullas en el inicio y el final de la cuesta.
Fue la Delegación del Gobierno la que a las 21.30 hizo público el hallazgo, dando cuenta de la muerte de una mujer y tres hombres. Después, la Policía comunicaba al propietario de la vivienda que ninguno de los cadáveres tenía signos de violencia visibles. Los cuatro cuerpos estaban distribuidos en tres habitaciones. Dos por separado y otros dos en el mismo habitáculo. La vivienda no mostraba síntomas de haber sido asaltada ni tan siquiera los objetos y pertenencias que estaban en su interior estaban revueltos, según las versiones que ofrecieron las primeras personas que pudieron entrar en su interior.
Investigación abierta
Con estos antecedentes todas las líneas de investigación están abiertas. Dos forenses trabajan dentro del piso, acompañados por miembros de Policía, todos con el mismo objetivo de aclarar los motivos de las cuatro muertes. A las diez de la noche se personaron dos furgones de la Funeraria San Román para trasladar los cádaveres. Hora y media después comenzó la salida de los vehículos con los cuerpos de las víctimas.
La noticia originó un gran revuelo en Toledo, ciudad muy poco habituada a registrar sucesos tan dramáticos como este. Incluso su alcalde, Carlos Vázquez, acudió al lugar de los hechos, así como decenas de habitantes del casco histórico de la ciudad.