ABC (Sevilla)

Violencia inmanente y guerra inminente

El mundo está a punto de caramelo para una guerra que no será «mundial», porque consistirá en un sarpullido mundial de invasiones militares

- FERNANDO IWASAKI

COMO la mayoría de los países civilizado­s, España es un país que rechaza la guerra y apuesta por la paz, aunque dentro de nuestras fronteras una parte de la sociedad española estaría dispuesta a eliminar a la otra «en aras de la convivenci­a». Y el caso es que el mismo fenómeno podemos apreciarlo ahora mismo en Alemania, USA o Suecia. Por otro lado, aunque el servicio militar no cuenta con la simpatía de los jóvenes europeos, ello no impide que muchos de esos mismos jóvenes se sumen con entusiasmo a grupos de ataque promovidos por partidos políticos, hinchas radicales e incluso bandas de narcotrafi­cantes, porque en nuestros días se valora más defender a tu equipo de fútbol antes que a tu país, y matar al enemigo ideológico siempre dará menos pena que dispararle al soldado desconocid­o. Así, entre la polarizaci­ón, el pasotismo y la mediocrida­d del estamento político, el mundo está a punto de caramelo para una guerra que no será «mundial», porque consistirá en un sarpullido mundial de invasiones militares.

Hace apenas unos días, Vladimir Putin amenazó al mundo con la Tercera Guerra Mundial, anuncio que no ha pillado por sorpresa a los países vecinos de Rusia, aunque sí ha encendido las alarmas en Alemania, donde hasta los estudiante­s de secundaria ya reciben mensajes diarios sobre la necesidad de prepararse para la defensa. Aquí, en España, la ministra Margarita Robles declaró que la posibilida­d de un ataque ruso es una «amenaza total y absoluta», pero su reflexión cayó en saco roto porque nuestras guerras internas son más importante­s que una vulgar guerra nuclear. Sin embargo, las armas nucleares han sido desplazada­s por algo más eficaz: las migracione­s planificad­as, la creación de partidos que represente­n a esos inmigrante­s y la agresión militar en defensa de los «derechos» de esas minorías. Ucrania ha sido el globo de ensayo.

En efecto, Putin ha sembrado partidos pro-rusos en todos los países limítrofes con Rusia, tal como la República Popular China se presenta a las elecciones generales de Taiwán a través de candidatos pro-chinos continenta­les. En Alemania se ha creado un partido pro-turco para acceder al parlamento europeo y en Francia dos partidos musulmanes también se presentará­n a las europeas. ¿Cuándo aparecerá en España un partido pro-marroquí que promueva la co-soberanía de Ceuta y Melilla? Por supuesto, ninguno de estos movimiento­s políticos implicaría por sí solo una guerra, pero la violencia inmanente enquistada en las democracia­s occidental­es es el caldo de cultivo más propicio para la guerra inminente.

Con Ucrania y Gaza como frentes abiertos de guerra, ¿se atrevería la OTAN a repeler un ataque ruso contra Lituania o Letonia? ¿Defendería USA a Taiwán si fuera invadida por China? Ni Biden ni Trump moverían un dedo. Y los países de la UE somos clientes cautivos de rusos y chinos, cuya impunidad garantizar­á nuestro bienestar. Y encima les pagaremos y atenderemo­s a sus turistas. Negocio perfecto.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain