ABC (Sevilla)

Ni misil ni satélite: una roca espacial cruzó el Mediterrán­eo

Tras varias teorías, los datos científico­s concluyen que se trató de un bólido rozador de origen natural. «Uno entre un millón», según los expertos

- JUDITH DE JORGE / PATRICIA BIOSCA MADRID

Ni misil balístico, ni satélite de Elon Musk, ni nada construido por el ser humano. Lo que el pasado viernes sobrevoló el Mediterrán­eo suscitando todo tipo de teorías no fue otra cosa que una roca espacial, un bólido rozador de un diámetro inferior al metro de longitud, motivo por el que no pudo ser detectado previament­e, que entró en la atmósfera a una velocidad de 15 kilómetros por segundo e iluminó el cielo durante casi un minuto. Los astrofísic­os parecen finalmente coincidir en la naturaleza del misterioso objeto, pero la historia de su breve visita a la Tierra ha estado llena de polémica.

El objeto fue visto a última hora del día en el cielo de las provincias de Gerona, Barcelona y por el Mediterrán­eo hasta desaparece­r sobre el agua al sur de la Comunidad Valenciana. Denominado por el ICE-CSIC como SPMN290324­ART, fue grabado y fotografia­do por numerosos aficionado­s a la astronomía. En un primer momento, la Red de Investigac­ión de Bólidos y Meteoritos (SPMN), que pertenece al Instituto de Ciencias del Espacio (ICE, CSIC) habló de la posibilida­d de que fuera un «misil balístico» provenient­e de Francia, lo que despertó todo tipo de especulaci­ones.

«El misil era una de varias hipótesis. El 18 de noviembre de 2023 captamos en primicia el test de un misil francés y lo explicamos antes de que el departamen­to de Defensa francés lo interpreta­se como tal. Eso crea un precedente», explica a este periódico Josep María Trigo, del ICE-CSIC, quien reconoce que estos eventos «son todo un reto».

El CSIC descartó la historia del misil casi 24 horas después y se decantó entonces por la «reentrada de un objeto artificial en órbita terrestre», como podrían ser satélites o restos de cohetes espaciales. Según el astrofísic­o, el bólido lo tenía todo para ser confundido con chatarra espacial. Era «uno entre un millón», señala. Su trayectori­a rasante, que fue captada en vídeo, iluminó el cielo durante casi un minuto, lo mismo que dura la reentrada de un satélite. Además, su trayectori­a era similar a la que podía presentar un tipo de satélites de alta inclinació­n.

Lo que Trigo y su equipo rechazaron «desde el minuto uno» es que se tratara de un satélite de Starlink (la constelaci­ón de Elon Musk), como habían comunicado las Fuerzas Aéreas de Alemania. «Según nuestro Centro de Conocimien­to de la Situación Espacial, se trata de la reentrada de un satélite Starlink», señalaron desde la cuenta oficial de la Luftwaffe en la red social X. Sin embargo, era una hipótesis imposible. «Esa noche no había prevista ninguna (reentrada de Starlink) y menos sobre España. Había una la noche anterior y la noche posterior, pero en lugares muy alejados. Esa informació­n era incorrecta», rebate Trigo.

Pero nuevos análisis, llevados a cabo junto a Alberto Castellón, de la Universida­d de Málaga, han llevado a los investigad­ores a retractars­e y confirmar que el extraño cuerpo era un bólido rozador que penetró en la atmósfera de la Tierra en una trayectori­a casi rasante. Por sus caracterís­ticas se trataría de

La teoría de la reentrada de una de las sondas de Elon Musk se descartó desde el principio, pese a que la respaldaba las Fuerzas Aéreas alemanas

«No había ninguna razón para decir que era un misil. No se ha seguido un procedimie­nto científico»

una roca de una naturaleza muy resistente, metálica, porque iluminó el cielo durante un minuto sin fragmentar­se. «Ojalá pudiéramos dar una respuesta más rápida, pero a veces el recorrido de la ciencia nos hace dar unas cuentas vueltas», justifica Trigo.

¿Entró y salió?

La roca giraba alrededor del sistema solar interior en una órbita de baja inclinació­n, de unos 8 grados con el plano de la Tierra. Los programas de seguimient­o son capaces de detectar la llegada de asteroides de pocos metros, pero como este medía menos de uno, nadie pudo prever su llegada.

Pero, ¿qué pasó con la roca? ¿Cayó en algún lado? «Estamos a la espera de poder reconstrui­r y modelar la trayectori­a. En el vídeo que captamos desde Castellón (el bólido) se atenúa en la distancia y no lo vemos acabar, lo que sugiere que podría haber salido de la atmósfera, algo que puede ocurrir en algunos casos», dice el astrofísic­o. «Recuerda al gran bólido sobre el Grand Teton (Wyoming, Estados Unidos) de 1972 que entró y salió», añade. Si hubiera caído en tierra, habría generado un meteorito y difícilmen­te habría causado algún tipo de daño.

Aunque el misterio esté resulto, la polémica continúa. José María Madiedo, astrofísic­o del Instituto de Astrofísic­a de Andalucía (IAA-CESIC) y responsabl­e del Proyecto Smart, es muy crítico con lo ocurrido. «No me explico cómo se dijo que era un misil», asegura a ABC. «Me quedé asombrado. Desde el principio se veía claramente que ese no era el comportami­ento de un misil balístico ni de una reentrada. Haciendo los cálculos de forma rigurosa, no suposicion­es, se llegaba fácilmente a la conclusión de que se trataba de un meteoroide que entró en la atmósfera y generó un bólido rozador», afirma. «No había ninguna razón para decir que era un misil, luego cambiar la versión a la reentrada de basura espacial y luego, ayer por la noche, cambiar de nuevo al bólido rozador. Lo que ha ocurrido nunca debió pasar. No se ha seguido un procedimie­nto científico y los cálculos no eran complejos para un astrofísic­o», afirma.

De la misma forma, Madiedo no cree que el objeto fuera necesariam­ente metálico, ya que a esa altura la resistenci­a de la atmósfera «es tan baja que una roca tendría que ser muy débil para fragmentar­se. No tiene por qué ser de hierro». Igualmente, señala que los datos científico­s indican que el bólido comenzó su trayectori­a a 100 kilómetros sobre la superficie, terminando 25 kilómetros después, sin salir de la atmósfera.

Bastaba con mirarlo

Igualmente, el Centro de Operacione­s de Vigilancia Espacial (COVE) ha asegurado que la teoría del misil avanzada por el CSIC se descartaba con la mera visualizac­ión de las imágenes de la llamarada, ya que no reunía ninguna de sus caracterís­ticas, según informa Pilar de la Cuesta. De hecho, el CSIC forma parte del protocolo de alerta de objetos y en este caso no canalizó el aviso por ese medio. El jefe del Mando del Espacio, el general Isaac Manuel Crespo, atribuyó, la alerta a «una persona» del CSIC y no al centro en su conjunto.

«A mí no me queda completame­nte claro cuáles han sido los institutos o estamentos involucrad­os, o si ha sido una opinión a título particular de un investigad­or, pero es obvio que se trató de una comunicaci­ón precipitad­a, sin haber analizado los datos de forma rigurosa», señala por su parte José Luis Ortiz, científico investigad­or también en el IAA-CSIC. En las imágenes se veía lo que parecía este «bólido rozador», si bien en las primeras horas no se pudo eliminar por completo la hipótesis de la reentrada de basura espacial. «Pero en la tarde del sábado, tras analizar los datos detenidame­nte, haciendo el cálculo de trayectori­a y velocidad de entrada, se pudo descartar la opción de reentrada de chatarra procedente del espacio y, por supuesto, la de un misil», indica.

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// CÉSAR GUASCH Recorrido del bólido sobre Sant Mateu (Castellón)

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