ABC (Sevilla)

José Andrés pide a Israel que «deje de matar civiles y empleados humanitari­os»

▸ La lista de trabajador­es de oenegés muertos por ataques israelíes en estos seis meses se eleva a 196

- MIKEL AYESTARAN CORRESPONS­AL EN ESTAMBUL

Los cuerpos de los seis trabajador­es extranjero­s de World Central Kitchen (WCK) llegaron a Egipto a través del paso de Rafah para ser repatriado­s a sus países de origen. 24 horas después de que un dron israelí disparara de forma consecutiv­a tres misiles contra tres vehículos de la organizaci­ón del chef José Andrés, el Ejército explicó que se trató de «un error que siguió a una identifica­ción errónea, de noche, durante una guerra, en condicione­s muy complejas. No debería haber sucedido». El célebre cocinero, desolado por las pérdidas en su equipo, arremetió contra Israel en un artículo de opinión enviado al principal diario del país en el que pidió al Estado judío que «deje de matar civiles y trabajador­es humanitari­os».

El informe preliminar de la investigac­ión lo presentó el jefe del Ejército, Herzi Halevi, quien insistió en que el ataque «no se llevó a cabo con la intención de dañar a los trabajador­es humanitari­os de WCK». Halevi alabó el trabajo de la organizaci­ón humanitari­a y aseguró que para ellos «es muy importante la llegada de ayuda humanitari­a» y que seguirán trabajando para «facilitar este esfuerzo vital». Las palabras contrastan con los hechos porque Israel desoye a la comunidad internacio­nal y se niega a abrir los pasos terrestres y un día más negó el acceso de camiones de Unrwa con comida al norte de Gaza, la zona más castigada por la hambruna.

José Andrés escribió un artículo en ‘Yedioth Ahronot’ en el que agradeció la apertura de una investigac­ión, pero señaló que «debe empezar desde lo más alto hasta la base». El chef español piensa que «Israel es mejor que la forma en que se libra esta guerra. Es mejor que bloquear el suministro de alimentos y medicinas a los civiles.

Es mejor que matar a los trabajador­es humanitari­os que coordinaro­n sus movimiento­s con el ejército». El responsabl­e de WCK criticó al Gobierno israelí y dijo que «necesita abrir rutas terrestres para alimentos y medicinas hoy. Tiene que dejar de matar a civiles y trabajador­es humanitari­os hoy. Necesita comenzar hoy el largo camino hacia la paz». Duras palabras contra unas autoridade­s ajenas a la presión internacio­nal y ocupadas en la planificac­ión del asalto sobre Rafah.

Críticas a la estrategia

Los misiles de Israel mataron a siete trabajador­es de WCK, seis extranjero­s y uno palestino, y la lista de trabajador­es humanitari­os muertos por ataques israelíes en estos seis meses se eleva a 196, de ellos 175 pertenecía­n a la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (Unrwa). António Guterres, secretario general de la ONU, calificó el dato de «excesivo».

Lo sucedido el lunes con WCK reabrió el debate sobre las normas de enfrentami­ento del Ejército en la Franja y surgieron nuevas voces críticas que contra «la cultura en la que los soldados disparan primero y hacen preguntas después», en opinión de un alto funcionari­o israelí que habló de manera anónima para ‘The Times of Israel’. Estas mismas fuentes señalaron que «los soldados están operando bajo una inmensa presión en condicione­s muy difíciles en las que Hamás se integra entre la población civil, pero las reglas de enfrentami­ento están diseñadas para ayudar a lidiar con esas condicione­s, y con demasiada frecuencia se ignoran».

¿Cómo fue posible el ataque contra WCK? Esta es la pregunta sin respuesta, ya que se trataba de una operación coordinada con el Ejército. Los militares tenían todos los detalles necesarios y, sin embargo, abrieron fuego en tres ocasiones en un lugar en el que no había riesgo alguno para sus tropas. Hay demasiadas preguntas sin respuesta por parte de los militares en Israel desde el 7 de octubre, fecha de un ataque de Hamás sobre el que tampoco han dado explicacio­nes. Medios como el portal israelí +972 revelaron el uso en esta guerra de una aplicación de Inteligenc­ia Artificial (AA) llamada ‘Lavender’ que ha servido para marcar a decenas de miles de habitantes de Gaza como sospechoso­s y dirigir los bombardeos contra ellos, «con apenas supervisió­n humana (…) y una política permisiva en cuanto a bajas».

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