Cádiz, Montjuic, Londres
▸ Un golazo de chilena de Joao Félix da el triunfo a un Barça que pensó en el PSG y dio descansos
El partido del miércoles en París nos dejó de tal modo sin palabras, nos deslumbró de una manera tan extraordinaria que se hacía difícil imaginar qué Barça iba a comparecer en Cadiz: si el apagado, mediocre de casi toda la temporada, o el inteligente, maduro y brillante del Parque de los Príncipes, que ha desatado la euforia entre los propios, la admiración de los contrarios y el camino a Wembley ya no parece una utopía tan extraña. Bonita tarde en Cádiz, muy buena entrada.
La noche no era importante y el Barça se lo tomaba profesionalmente, sin esforzarse demasiado pero sin permitir que se le fuera de las manos. Todos los jugadores aplicados aunque nadie esperaba nada ‘personalmente exaltante’. La Champions es un espectáculo tan sensacional que cuesta regresar sin desánimo a lo regional, dicho sea con todo el respeto para el Cádiz. Pasaban los minutos sin que pasara nada. Partido de uniforme, de fichar a la hora exacta y cumplir un horario. Lo que pensaba Xavi de la velada es que dejó jugar hasta a Marcos Alonso y Oriol Romeu.
Los locales trabajaban con empeño aunque sin demasiado acierto, demasiadas imprecisiones para aprovechar el desinterés que el Barça sentía por el partido. Las defensas se imponían a los ataques, que es lo mismo que decir que nadie daba una y la torpeza de los dos equipos se compensaba entre ellos. Entre todos destacaba Cubarsí, mandando con autoridad insultante: es insólito que un chaval de 17 años juegue con tanto talento y responsabilidad, sin cometer errores ni precipitarse. Rocoso el Cádiz que lucha contra el descenso tomando pocos riesgos con el balón.
El aburrimiento contrastaba con el hecho cierto de que salvo Romeu y Alonso, y también Vitor Roque, los demás eran los que jugarán el martes. Sin la demostración de París el tono de la crónica sería completamente el contrario, pero cuesta enfadarse con un equipo que hoy tiene más posibilidades de llegar a la final de Londres que de quedarse por el camino. Qué deprisa ha cambiado todo, yo soy el primer sorprendido. A pesar de la sorpresa hay que decir que lo que se veía sobre el terreno de juego era de una tristeza infinita, desoladora, hasta que Joao Félix marcó de chilena el primero. Bella, ajustada obra de arte. Si el partido se hubiera acabado con el gol, todos lo habríamos agradecido bastante. Hasta el Cádiz. Fermín pudo marcar el segundo al filo del descanso.
La segunda parte empezó tan triste como la primera y con más interrupciones por el cansancio. Gol justamente anulado al Cádiz por fuera de juego.
El hermano de Xavi dio entrada a Koundé, Pedri y Lamine Yamal. Vitor Roque se fue por donde vino sin haber hecho nada. Un día Laporta tendría que explicarnos por qué el Barça pagó por él el tercer traspaso más caro de un brasileño, aunque si el Barça gana la Champions, las toneladas de populismo y demagogia que se crearán alrededor de la figura presidencial serán tan extraordinarias que cualquier sospecha pasada o futura quedará sepultada. También así se escribe la historia: en las repúblicas bananeras, cierto, pero no solamente.
La noche se hacía cada vez más pesada y no por mucho mirar el reloj el tiempo pasaba más rápido. Qué lento todo cuando es malo. Lamine Yamal lo intentaba pero sin fortuna. Si el Barça hubiera perdido en París la noche sería mucho más oscura y el equipo estaría desmoralizado hasta el punto de que el Cádiz tendría propicio el empate. Pero tal como estaban las cosas era difícil de imaginar que los andaluces fueran capaces de hacer algo más que asistir con dignidad a los hechos inexorables. De todos modos, la falta de luz del Barça para marcar el segundo iba animando al rival y Ter Stegen tuvo que sacar una mano de todos los tiempos para que su equipo continuara con ventaja en el marcador.
Cádiz, Montjuic, Londres. La Liga es imposible pero ganar es un trámite para no perder el nervio. La Champions no es que esté como muy alcance, y el martes el PSG puede tomar la montaña, pero hay un camino y este camino ha abierto un mundo que no esperábamos.