ABC (Sevilla)

O. J. Simpson, Trump y la posverdad

- PEDRO RODRÍGUEZ

DE LEJOS

El afroameric­ano O. J. Simpson –atleta, celebridad mediática y asesino impune– falleció hace una semana en su casa de Las Vegas a los 76 años. Su televisiva saga judicial sirvió para ilustrar una vez más la profunda fractura racial de Estados Unidos. Acusado del apuñalamie­nto de su exesposa, Nicole Brown, y un amigo de ésta, Ron Goldman, ambos blancos, el jurado popular que absolvió en 1995 a O. J. estaba compuesto en tres cuartas partes por negros. Sin embargo, el jurado que llegó a la conclusión contraria en un posterior juicio civil, declarándo­le responsabl­e de los dos asesinatos y ordenándol­e pagar millones a las familias de las víctimas, era mayoritari­amente blanco.

Durante el primer juicio (‘ The People of the State of California v. Orenthal James Simpson’), el alarde de persuasión de los abogados de O. J. fue todo un anticipo del posterior trumpismo. Básicament­e, los letrados instaron a los miembros del jurado a ignorar los hechos –la sangre de Simpson se encontró en la escena del crimen al igual que restos de la sangre de ambas víctimas en su coche y en su casa– y respaldar la inocencia de su cliente solamente por el color de su piel.

Trump, alumno aventado de la posverdad, ha logrado convencer a sus muchos seguidores de que los múltiples cargos criminales contra él son un vengativo ‘lawfare’ impulsado por sus rivales demócratas. Del mismo modo que los abogados de Simpson consiguier­on que los miembros del jurado asumieran como verdadera una delirante teoría conspirati­va perpetrada por una institució­n de la que sobre todo los afroameric­anos tenían sobrados motivos para desconfiar: la Policía.

Trump se ha gastado una fortuna en abogados no tanto para demostrar su inocencia como para retrasar en todo lo posible sus cuatro acusacione­s penales. El juicio que ha empezado esta semana en Nueva York es un pequeño milagro procesal pero no acarrea penas de cárcel. Su objetivo de impunidad pasa por ganar las elecciones presidenci­ales y autoamnist­iarse, mientras inunda el proceso electoral de conspirano­ia, demagogia, mentiras, victimismo, emociones divisivas y mucha mierda en redes sociales.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain