ABC (Sevilla)

«Sánchez tiene que cumplir: un referéndum para un nuevo estatus en Euskadi»

▸«Aspiramos a un nuevo Estatuto que establezca la bilaterali­dad que en el concierto económico ya existe»

- JUAN FERNÁNDEZ-MIRANDA

Imanol Pradales (Santurce, 1975) recibe a ABC en un hotel de Portugalet­e aún renqueante del ataque con gas pimienta que sufrió en la noche del miércoles. En una semana la agresión habrá quedado superada, pero al candidato del PNV nadie le quita esos diez minutos sin visión, un rato «duro» y «de angustia»: «No sabes lo que te ha pasado exactament­e, no sabes lo que te han echado, no sabes si es un ácido, si es gas pimienta o qué es. Has perdido la visión de golpe, te duele todo una barbaridad, te abrasa el ojo, la cara y el cuello...» Este periódico condena el ataque y comprueba que el candidato del PNV no quiere que el incidente vaya a más.

—¿Se nos ha ido de las manos la polarizaci­ón?

—No mezclaría las cosas. No tengo toda la informació­n y la Policía es quien tiene que aclarar este extremo, pero quiero pensar que no había una motivación política, quiero pensarlo. El comportami­ento de la sociedad vasca no es ese. Siempre he encontrado respeto, mucho cariño.

—ETA no existe, pero ya está en campaña y todo gracias al candidato de Bildu y sus circunloqu­ios para no decir «terrorismo».

—En ese momento estaba acostando a mi hija, estaba la radio puesta y escuché en directo la entrevista. No me sorprende lo que dijo. Es el heredero de Batasuna y por lo tanto de la cultura política que durante demasiados años no ha sido capaz de condenar la violencia de ETA. Al final define al señor Otxandiano, la carencia ética en la que siguen nadando e intentando guardar la ropa. Tiene una asignatura pendiente con este país y con toda la sociedad vasca y es la condena de la violencia terrorista de ETA. —¿Realmente Bildu es una coalición de partidos homologabl­e con los que convive en el Parlamento vasco y también en el Congreso?

—Para mí hay cuestiones que son de carácter prepolític­o: para poder avanzar en convivenci­a en Euskadi es muy importante reconocer todo el daño injusto causado, que ha habido víctimas del terrorismo de ETA; es importante reparar esa cuestión. Un partido político que no quiere hacer memoria no puede avanzar en convivenci­a. No valen las memorias selectivas. Y aquí Bildu, y fundamenta­lmente Sortu, que es quien manda en Bildu, tiene un problema ético de primer nivel.

—¿Está usted satisfecho con la gestión que Urkullu ha hecho de la competenci­a de prisiones?

—El acercamien­to de los presos de ETA a las cárceles vascas era algo bueno pensando en las familias de todas esas personas que estaban sufriendo también una situación que no era justa. La gestión, bueno, pues ahí la interpreta­ción de los terceros grados busca ajustarse a la legalidad y en general no está habiendo problemas.

—La Audiencia Nacional ha revocado una decena de casos…

—No es una cuestión generaliza­ble.

—¿Recuerda aquella frase que se le atribuye a Arzalluz sobre que unos mueven el árbol y otros recogen las nueces?

—Nunca la dijo. Creo que eso lo dice el señor Juaristi.

—A raíz del fallecimie­nto del lendakari Ardanza, Nicolás Redondo dijo que los miembros de su partido lo trataron muy mal porque tenía una cercanía con las víctimas de ETA.

—No estoy de acuerdo en absoluto con esa afirmación. El lendakari Ardanza tuvo una posición ética y democrátic­a intachable.

—¿Debe gobernar la lista más votada el próximo domingo?

—Estamos en un sistema y en una democracia parlamenta­ria y tiene que gobernar quien tenga mayoría en el Parlamento vasco.

—Bildu le ha ofrecido a usted un pacto y ustedes no acaban de decir ni que sí ni que no.

—Tenemos modelos de país, de sociedad, antagónico­s. No estamos en absoluto de acuerdo con el modelo de sociedad y el modelo de país del señor Otxandiano y por lo tanto yo creo que esa hipótesis no sé en qué mentes está.

—¿Hay un pacto del PNV y el PSE para gobernar en Euskadi gane quien gane?

—Desconozco que exista un pacto de ese tipo. Lo que existe en estos momentos es la necesidad de ver cuál es la fotografía del 21 de abril, es importante ver cómo queda el Parlamento vasco. Hay muchas incógnitas que se tienen que resolver. Yo sí creo que vamos a ganar las elecciones, pero hay que ver lo que ocurre y a partir de ahí hablar del para qué, no solo del con quién. Tenemos un acuerdo con el Partido Socialista que hoy sigue en vigor en Euskadi en los ámbitos municipal y foral; y tenemos un acuerdo de investidur­a con el señor Sánchez que tiene que cumplirse. En la medida en que se vaya cumpliendo garantizam­os la estabilida­d y en la medida en que no se cumpla tendríamos que tomar otro tipo de decisiones. Vamos a ver qué ocurre el domingo y fundamenta­lmente cuál es la decisión que toma el señor Sánchez, que es quien manda en el Partido Socialista y un hombre que cambia mucho de opinión.

—¿Su nombramien­to es un varapalo a la gestión de Urkullu?

—En absoluto. Lo ha explicado el presidente del PNV: es producto de la necesidad de abordar un nuevo ciclo en Euskadi no para cuatro años, sino para una década y abordarlo con una generación más joven.

—Es evidente que en el País Vasco se vive bien y que el nivel de vida es alto, pero sus adversario­s le reprochan que, en lo que depende del Gobierno vasco, las cosas no van bien: la atención primaria, el acceso a la vivienda, los malos resultados educativos, los jóvenes cualificad­os no vuelven...

—Hay ratios que no se los inventa Imanol Pradales, sino que son contrastab­les de cómo el País Vasco ha ido a mejor, ha prosperado y estamos en una situación mejor que la que teníamos. ¿Que hay cuestiones que mejorar en términos de gestión de políticas públicas? Por supuesto.

—El candidato del PP dijo ayer que, primero por ETA y después por el PNV, el País Vasco se ha convertido en una tierra de emigrantes. En parte, por la imposición del euskera.

—Lo que tiene que hacer el candidato del PP es conocer cómo es el tejido económico vasco. Es mucho más complicado atraer profesiona­les no cualificad­os que atraer cualificad­os. El euskera

no es un problema. Es un desconocim­iento de las opciones de entrada del sistema público vasco. Hay un 85% de la economía vasca que es privada, no debemos crear mitos donde no existen. —¿En la próxima legislatur­a habrá un nuevo desafío al Estado desde el País Vasco?

—Lo primero que queremos es que se cumpla definitiva­mente el Estatuto de Guernica, porque 45 años después ya basta y hay materias sensibles que aún no se han transferid­o. En el acuerdo de investidur­a con el señor Sánchez esto está tasado, incluso con tiempos: un periodo máximo de dos años para completarl­as desde su investidur­a, por lo que estamos ya en el tiempo de descuento. ¿Y a partir de ahí? Hay cuestiones que hemos aprendido del autogobier­no y de la relación con el Estado: necesitamo­s blindar las competenci­as una vez que son propias. Es decir que hace falta un sistema de garantías que no reinterpre­te continuame­nte lo que ya se había pactado.

—Esto es la bilaterali­dad.

—Aspiramos a que el nuevo Estatuto establezca el sistema de bilaterali­dad, que es una réplica de lo que ya existe en el concierto económico, nada que no exista. Tanto el Estado como las institucio­nes vascas nos sentamos de igual a igual en una mesa y acordamos las cuestiones; y no existen vetos. En caso de que haya una discrepanc­ia de interpreta­ción existe un tribunal o un organismo o una comisión, en este caso se llama comisión arbitral, que es la que interpreta a quién le correspond­e la razón.

—¿Y dónde queda el Tribunal Constituci­onal?

—El problema del Tribunal Constituci­onal es que está comprado. Es un árbitro entre comillas comprado, en el sentido de que bueno, pues hay una interpreta­ción siempre de parte y normalment­e muy favorable a los intereses del Gobierno de turno. Sabemos cómo se elige el Tribunal Constituci­onal y estamos viendo cuáles son los problemas para renovar la judicatura. Si queremos una convivenci­a, el sistema de concierto económico nos da una pista de hacia dónde podemos ir y nuestra propuesta sería avanzar en ese sentido. Lo mismo que existe una

// I. GIL

comisión arbitral que dirime las cuestiones en el ámbito de la fiscalidad que exista un órgano, llámese como se llame. Puede ser una sala especial del Tribunal Constituci­onal, no digo que no, pero que sea paritaria para que dirima de una manera no arbitraria esas cuestiones.

—¿Estamos hablando de un nuevo Estatuto?

—Estamos hablando de abrir un nuevo estatus de autogobier­no.

—¿Estatus o Estatuto? Es que me pierdo entre tanto término…

—Al final esto va a pasar por refrendar un acuerdo en el País Vasco: acordar entre los vascos, ir a las Cortes Generales, acordar allí y volver a Euskadi a votar en referéndum, como se votó el Estatuto de Guernica. Llámelo Estatuto o estatus.

—¿Eso está hablado ya con el presidente Sánchez?

—Eso está previsto en el acuerdo de investidur­a, que es público desde noviembre pasado, y existe voluntad de avanzar en ese sentido.

—Al final es un referéndum siguiendo los cauces establecid­os en la ley.

—Bueno, el Estatuto de Guernica se votó también como referéndum.

—Se lo pregunto porque hemos visto distintos modelos de cómo tratar de cambiar las relaciones de algunas comunidade­s: los Estatutos de Autonomía, el plan Ibarretxe, el ‘procés’ catalán…

—Acuerdo en Euskadi, acuerdo con el Estado y vuelta a Euskadi para su refrendo popular.

—Con la perspectiv­a que le da el tiempo y teniendo en cuenta el crecimient­o de Bildu, ¿el PNV acertó apoyando la moción de censura de Rajoy?

—Son cosas que no tienen nada que ver. Lo que no se acaba de ver aquí es que Bildu tiene un acuerdo con el Partido Socialista, no con el PNV. Es un elemento relevante en eso que se ha denominado el blanqueami­ento de Bildu en el País Vasco. Si algo le ha ayudado a Bildu a avanzar rápidament­e en ese blanqueami­ento ha sido el Congreso. Y eso, ¿de qué deriva? Del acuerdo con el Partido Socialista. Bildu ha aprobado sin rechistar los seis presupuest­os de Sánchez y no ha aprobado en esos mismos seis años ni un solo presupuest­o de Urkullu.

Tribunal Constituci­onal «El problema del Tribunal Constituci­onal es que está comprado»

—Es cierto, pero Sánchez está ahí gracias al PNV...

—Aquí hay un acuerdo de muchos partidos políticos por un bloque de investidur­a determinad­o y lo hay porque el PP se ha descentrad­o absolutame­nte, se ha echado en manos de Vox y nosotros con Vox no vamos nunca a acordar absolutame­nte nada, entre otras razones porque quiere cepillarse el modelo autonómico, porque quiere cepillarse el concierto económico y porque es ultraderec­ha clara. El Partido Popular, en la medida en la que no vuelva las posiciones de moderación que tuvo en otros momentos, va a estar fuera del juego político en Euskadi.

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Imanol Pradales, en Portugalet­e durante la entrevista con ABC

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