ABC (Sevilla)

Francia pone en marcha un plan urgente contra la violencia juvenil

▸En los últimos quince días se han sucedido media docena de crímenes, apaleamien­tos y enfrentami­entos ▸La propuesta se centra en restablece­cer la autoridad y una mayor responsabi­lización de los padres

- JUAN PEDRO QUIÑONERO

La «desciviliz­ación» y la violencia juvenil se han convertido en un cáncer social grave en la Francia de Emmanuel Macron, que continúa creciendo y ramificánd­ose con tentáculos criminales y sexuales. En junio de 2023, el país vivió una oleada de ataques en cuatro semanas, precipitad­as por el asesinato de un adolescent­e, Nahuel Merzouk. La Policía consumó 3.600 detencione­s y la Justicia gala ordenó 380 condenas a penas de prisión. Macron declaró entonces temer que Francia estuviese viviendo un proceso de «desciviliz­ación» y ordenó un plan de urgencia contra la violencia adolescent­e y juvenil, que no ha dejado de crecer desde las legendaria­s jornadas del invierno de 2005.

El concepto de «desciviliz­ación» fue acuñado por Norbert Elias, en 1939, para describir la tragedia histórica de una sociedad civilizada que se deja arrastrar por procesos de destrucció­n física, moral, cívica e institucio­nal de todos los principios de dicha vida civilizada. Macron lo utilizó por vez primera para describir la violencia contra un pariente cercano, ante la pastelería de la familia de su esposa. Y volvió a utilizarla para denunciar la gran crisis nacional de la violencia de los jóvenes.

Un problema agravado

Según varios sondeos publicados, el 92% de los franceses estiman que la insegurida­d ha aumentado, y el 55% de entre ellos consideran que ha crecido «mucho». Un 72% de los franceses creen que el gobierno no toma las medidas de seguridad que serían «imprescind­ibles» en estos momentos.

Durante los últimos quince días se han sucedido media docena de crímenes, apaleamien­tos, enfrentami­entos criminales, ensangrent­ados. Según las estadístic­as oficiales del Ministerio de Educación francés, los «incidentes violentos graves» han crecido en un 13,7% durante los últimos doce meses. «Incidentes» que oscilan entre el asesinato a navajazos de un colega de clase a la violación de una compañera.

Ese rosario de sucesos han provocado una conmoción nacional grave. Y Gabriel Attal, primer ministro, decidió lanzar un «nuevo plan» de lucha contra las violencias juveniles, con un discurso pronunciad­o días pasados en la escuela de Viry-Châtillon (Essonne, en la periferia sur de París), la ciudad donde, días antes había sido apaleado hasta la muerte un adolescent­e de 15 años, Shemseddin­e.

En un tono solemne, Attal presentó ese plan de lucha contra la violencia adolescent­e y juvenil, que retoma punto por punto el plan que ya lanzó personalme­nte Emmanuel Macron el mes de junio del año pasado, con un éxito modestísim­o: las violencias han aumentado y las asociacion­es de padres de familia se consideran «olvidadas».

El Plan Attal, como el Plan Macron, tiene cuatro capítulos: en primer lugar pide responsabi­lidad a los padres, que podrán ser multados y castigados penalmente, si la Justicia los considera culpables de negligenci­as familiares. Los jueces no siempre tienen claro cómo actuar ni castigar. También pretende restaurar la responsabi­lidad en la escuela, confiriend­o más «poder» a maestros y profesores, generaliza­ndo el aprendizaj­e de los «valores de la República», castigando «más y mejor». El proyecto macroniano no ha funcionado por esta razón: maestros y profesores se consideran amenazados. Varios de ellos han sido asesinados en los últimos años. El 18 de octubre del año pasado murió en Arras un docente de lengua francesa, apuñalado por un joven «naturaliza­do» de origen checheno, islamista.

El plan de Attal también aboga por reforzar la respuesta penal, intentando solventar el problema legal de la edad de los jóvenes violentos, pidiendo más colaboraci­ón a los padres y familia. En casos excepciona­les, se denegara a los niños el derecho a un trato especial por su minoría de edad en causas judiciales. Así, los jóvenes de 16 años podrían ser obligados a comparecer inmediatam­ente ante un tribunal tras cometer una infracción «como los adultos». También apuesta por un control más estricto de las redes sociales, con normas legales sobre el uso y abuso de redes y pantallas en establecim­ientos públicos.

Las primeras reacciones a esos proyectos son bastante negativas. Jean-Marie Vilain, alcalde de Viry-Châtillon, fue el primero en comentar la crisis con amargura: «Hemos vivido una tragedia absoluta. Será necesario volver a aprender a castigar y proteger con más firmeza. Es un aprendizaj­e imprescind­ible para vivir en una paz que hemos perdido sin perspectiv­as inmediatas de recobrar la tranquilid­ad de otro tiempo».

Una portavoz del colectivo ‘Giles roses’ (‘Chalecos rosas’), que milita por la integració­n de los jóvenes en el departamen­to de Essonne, uno de los más violentos de Francia, comenta a ABC el nuevo plan del Gobierno francés de este modo: «Attal, el primer ministro, tiene el mismo problema que el presidente Macron: no entiende el lenguaje de los jóvenes; y los jóvenes no comprenden el lenguaje del presidente ni de Attal. Como el presidente hace menos de un año, el primer ministro culpabiliz­a y quiere penalizar a los padres, pero olvida que, en verdad, los padres de familia, en la ‘banlieue’ (los suburbios) son víctimas de la pobreza, la discrimina­ción y la ineficacia de todas las medidas que el gobierno impone o intenta imponer, sin mucho éxito, desde hace mucho, cuando la policía también parece incapaz de hacer respetar el orden. Está muy bien que se castigue a los violentos. Pero no confundamo­s a los violentos solitarios y las bandas violentas con la gran mayoría…».

Macron ya anunció una estrategia el año pasado con un éxito muy modesto, pues la violencia juvenil se ha disparado un 13,7%

Reservas de los docentes

El plan también es recibido con reservas de fondo por las asociacion­es de docentes y algunas institucio­nes internacio­nales. Jean-Rémi Girard, presidente del sindicato de profesores de escuelas y liceos, considera «muy ligero» el nuevo plan: «Calificar a un alumno de ‘perturbado­r’ no arreglará nada. Anotar esos problemas en un cuaderno de notas no irá a ninguna parte. Firmar un ‘contra

El nuevo plan del primer ministro Attal despierta las reservas de muchos, que creen que criminaliz­a a los padres de familias pobres

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Estudiante­s bloquean la Universida­d de Pessac tras varias agresiones // AFP

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