La decisión reactiva la campaña en Cataluña y estimula al PSC
▸ El candidato Illa espera contar lo antes posible con el líder del PSOE para los mítines de campaña
Conmoción en la política nacional e impacto directo en la campaña de las catalanas. La decisión de Pedro Sánchez de seguir al frente de la Presidencia del Gobierno ha sacudido la carrera electoral hacia el 12M, en una campaña en una pausa de facto desde que el jefe del Ejecutivo anunciase el pasado miércoles que se tomaba cinco días de reflexión para decidir si seguía adelante, y ahora reactivada tras haberse despejado la incógnita Sánchez.
El anuncio el pasado miércoles del presidente hizo saltar por los aires toda la planificación electoral, particularmente la del PSC, que vio como Sánchez se ausentaba del primer acto previsto para inaugurar la campaña, en Sabadell (Barcelona), y de otro en Santa Coloma, el domingo. Pero más allá de los aspectos logísticos, la continuidad de Sánchez permite que la campaña catalana recupere en parte el pulso, algo que la dimisión del presidente –bien en forma de convocatoria de elecciones el 29 de mayo, bien en forma de propuesta de nueva investidura– hubiese dinamitado. Como se dice, el partido sigue.
La principal incógnita ahora es calibrar en qué medida los hechos de los últimos días influirán en el comportamiento del electorado, especialmente en el socialista. En ámbitos políticos se especula con la posibilidad de que la oleada emocional que ha generado Sánchez, tal y como se ha visto en las escenas adulatorias de Ferraz, pueda servir para reactivar el apoyo al PSC entre los votantes que habitualmente votan al PSOE en las generales pero son abstencionistas en las autonómicas. Es decir, si el PSC puede nutrirse del voto PSOE, una vieja aspiración socialista ya desde los años 80 y 90, cuando el felipismo arrasaba en las generales pero dejaba el campo libre al pujolismo en las autonómicas.
Recuperar el «voto PSOE»
Esa dinámica, de hecho, prosigue. En las autonómicas de 2021, donde Illa se alzó con la victoria, el PSC recibió el apoyo del 23,03% del electorado; en las generales del 23 de julio, el PSOE obtuvo el 31,11% de los sufragios, más de ocho puntos de diferencia que ahora, si se movilizan, podrían ser decisivos para que la victoria de Illa fuese realmente rotunda.
Inmediatamente tras conocerse la noticia, el candidato del PSC, que compareció en una rueda de prensa desde la sede de la Agencia Catalana de Noticias (ACN), celebró la decisión, explicando que ya esperan a Sánchez para participar en la campaña cuando su agenda se lo permita, probablemente el jueves. «Estoy contento con la decisión tomada. Este fin de semana he hablado con él, y durante estos días hemos visto al Pedro Sánchez más humano». Y añadió Illa: «Es buena noticia para quienes entendemos la política como servicio público, y no como una lucha descarnada por el poder sin límites». Previamente, el líder de los socialistas catalanes, en X, apuntó que la decisión es «la mejor noticia para Cataluña», calificándola de «decisión valiente para recuperar la dignidad de la política y un compromiso para frenar a quienes intentan socavar nuestra democracia. ¡Adelante presidente!». Preguntado directamente sobre el impacto que en la campaña del PSC puede tener lo sucedido estos días, Illa se negó a sacar la calculadora: «Obviamente ha tenido repercusión, pero los efectos concretos lo desconozco, aunque, sinceramente, tampoco me importan».
Falta también por conocer el impacto de todo el episodio Sánchez en la campaña de los partidos independentistas. Hay cierto consenso en que una campaña tan personalista como la de Junts con Carles Puigdemont –que ayer suspendió su participación en la carrera electoral por el fallecimiento de su madre– ha perdido foco en los últimos días. Si la campaña recupera ahora la dinámica anterior, Puigdemont puede volver a sacar cabeza.
En todo caso la dura reacción tanto en Junts como en ERC ayer tras el anuncio de Sánchez demuestra obviamente que el PSC, a través de Sánchez, ha ocupado el centro de la escena. Quedan menos de dos semanas para votar, tiempo suficiente, se entiende, como para que la campaña recupere el tono. Hablar de normalidad resulta ya difícil.