El señorito
Esto ha sido un desparrame, un ‘chou’, una verbena, un acabose, un despiporre de memes
Se nos iba poniendo semblante de Gracita Morales estas cinco jornadas cinco mientras esperábamos la decisión del ‘señorito’. Luego recordamos a Joe Rigoli derramando aquella muletilla suya chistosa del «yo, sigo». Con este líder, naufragamos entre ese par de referencias de unos cómicos de antaño como la Morales y el Rigoli. Pero, al conocer el desenlace, estalló el genuino carácter ganador del verdadero español, tipo dotado de una astucia legendaria gracias a la cual acierta siempre, pero siempre, en sus pronósticos. «Yo ya lo dije» ha sido la sentencia que más he escuchado tras la actuación estelar de nuestro señorito.
Parece que aquí todos sabían que el señorito, ese coloso de la estrategia, ese enamorado con estampa de galán de sobremesa, ese esforzado defensor de la democracia global frente a las fuerzas oscuras de la reacción facciosa, fachosa, fachosferil, ultra y cenutria, no abandonaría ni su poltrona ni su querencia hacia el Falcon. «Yo ya lo dije» es el mantra del español pecho palomo que se cree vencedor porque se supone que vio venir el mordisco lobuno, y eso le colma de puro gozo. Pero hemos perdido todos y, desde luego, lo que más sufrirá será nuestra democracia. Ignoraba uno qué decidiría el señorito porque con este hombre cualquier cosa y la contraria son posibles. Se lo montó de eremita de saldo en medio de la grotesca tormenta y semejante cumbre será difícil de olvidar. Esto ha sido un desparrame, un ‘chou’, una verbena, un acabose, un despiporre de memes, una carrera hacia la nada, un agujero negro, un imposible, una cuchufleta de categoría suprema, un espanto en diferido y en directo, un zafarrancho grasiento. Parió la burra, puso la gallina un huevo, sonó la flauta y alguien debería recuperar el bombo del memorable hincha Manolo. Si yo fuese juez, por si acaso le encargaría una toga antibalas al sastre de John Wick. Eso es lo único que sé, lo único que tengo claro. «Yo ya lo dije». Con tanto listo en España no me explico como el señorito nos sigue marcando el paso a su guisa.