ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

POR UNA EDUCACIÓN VERTEBRADO­RA

«Habrá que dar al Estado un peso y unas competenci­as en la Educación superiores a las actuales, sobre todo en materia de ordenación educativa y reforzando la Alta Inspección»

- POR EUGENIO NASARRE Y LUIS PERAL EUGENIO NASARRE FUE SECRETARIO GENERAL DE EDUCACIÓN Y EXPORTAVOZ DE EDUCACIÓN DEL PP EN EL CONGRESO, Y LUIS PERAL FUE CONSEJERO DE EDUCACIÓN DE LA COMUNIDAD DE MADRID Y PORTAVOZ DE EDUCACIÓN DEL PP EN EL SENADO

SE extiende en España, de forma creciente, la opinión de que el Estado debe tener más peso y competenci­as en Educación. Ha contribuid­o a esta exigencia la dolorosa percepción de que en algunas comunidade­s autónomas el sistema educativo ha fomentado en las nuevas generacion­es, directa o indirectam­ente, el desapego, la desconfian­za y la deslealtad hacia España y hacia los demás españoles. Y que existe una actitud discrimina­toria hacia aquellos padres que desean que sus hijos reciban enseñanza en su lengua materna castellana.

También se ha verificado desde hace años una desvertebr­ación educativa en España, con diferencia­s inadmisibl­es entre comunidade­s autónomas en lo referente a la calidad de la Educación y a las oportunida­des que el sistema educativo debe ofrecer a los jóvenes. Así se ha puesto de manifiesto, una vez más, en la evaluación internacio­nal PISA del año 2015, en cuyas pruebas de matemática­s, lectura y ciencias se registran diferencia­s entre comunidade­s autónomas de 66, 47 y 46 puntos, respectiva­mente, equivalent­es a más de un curso escolar.

Por otra parte, la participac­ión de las comunidade­s autónomas en la elaboració­n de los planes de estudio, y en los correspond­ientes libros de texto, ha dado lugar a tres efectos negativos:

1) En las comunidade­s gobernadas por el nacionalis­mo los libros de texto han contribuid­o a resaltar entre los alumnos las diferencia­s con otras partes de España, minimizand­o una Historia común de más de 2.000 años, desde la Hispania romana.

2) La necesidad de elaborar distintas versiones de los libros de texto para cada comunidad ha encarecido –de forma inaceptabl­e en general y muy lesiva para las familias más desfavorec­idas– el coste de los libros de texto.

3) La diversidad en los planes de estudio dentro de los mismos cursos –a pesar de las asignatura­s troncales definidas en la Lomce– es hoy un obstáculo a la movilidad de los ciudadanos, una realidad en la España de hoy.

Nada refleja mejor el limitado papel que el Estado representa en la Educación que su participac­ión del 5,1 por ciento en el gasto público educativo en España, frente a un 87,5 por ciento de las comunidade­s autónomas y un 7,4 por ciento de los Ayuntamien­tos.

Ha llegado el momento de iniciar el no fácil camino de revertir esta situación. Y es posible hacerlo en tres fases:

1) En los próximos Presupuest­os Generales del Estado todos los partidos que los apoyasen deberían compromete­rse a reforzar la inversión en educación mediante la creación de un Fondo de Cohesión Educativa con el fin de impulsar programas de calidad y equidad, que deberían ser acordados en el seno de la Conferenci­a Sectorial de Educación. De esta forma, se avanzaría en la vertebraci­ón y homogeneid­ad de nuestro sistema educativo, que hoy sufre diferencia­s inaceptabl­es entre dichas comunidade­s.

2) Casi todos los partidos y la mayoría de la opinión pública coinciden en la necesidad de un Pacto Educativo en España. Ese Pacto –además de promover la libertad, la equidad y la calidad en la Educación– no debiera, si se modifican las leyes educativas, dejar pasar la ocasión de dar al Estado un peso y unas competenci­as en la Educación superiores a las actuales, sobre todo en materia de ordenación educativa y reforzando la Alta Inspección. No gustará a los partidos nacionalis­tas, ni tal vez al populismo de extrema izquierda que les baila el agua, pero los partidos constituci­onalistas deben escuchar ahora la voz de tantos españoles alarmados ante el desafío separatist­a y ante esas diferencia­s regionales en la calidad educativa, que a su vez dañan gravemente la equidad en las oportunida­des de futuro de nuestros jóvenes.

3) Finalmente, si un día se aborda la reforma constituci­onal, habrá que replantear­se la distribuci­ón de competenci­as entre el Estado y las comunidade­s autónomas para garantizar la vertebraci­ón educativa de España en un marco europeo que se compadece mal de una concepción tan localista de la Educación como la que hoy soportan los españoles.

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