ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Resultados casi envidiable­s

- DR. MANUEL SERRANO MANUEL SERRANO ES JEFE DE MEDICINA INTERNA EN EL HOSPITAL LA LUZ

La opinión pública del mundo ha conocido hoy el estado de salud del presidente Donald Trump. El informe abreviado redactado por su médico y enviado a la secretaria de prensa revela las intimidade­s orgánicas de Mr. Trump, con su consentimi­ento como condición necesaria, como en cualquier sujeto anónimo. Es buen consejo realizar revisiones médicas periódicas, y se ve que el presidente de los Estados Unidos se suma a lo que ya es práctica común de muchos ciudadanos, en la mayoría de los países occidental­es al menos.

Cuando he analizado los resultados del chequeo que se ha realizado en el emblemátic­o hospital militar Walter Reed he de decir que me han parecido muy correctos, casi envidiable­s para otras personas de 71 años. Hay algunos datos que sobresalen como verdaderam­ente extraordin­arios en relación a mi práctica médica habitual. Para empezar, con su peso actual (108 kg, que llegó a ser de casi 120 kg) y su altura (1,90 m) le correspond­e ahora un índice de masa corporal de 29,9 que raya en la obesidad. Con esta caracterís­tica son raras las personas que poseen una presión arterial de 122/74, es decir, plenamente normal, además de una glucosa correcta y una hemoglobin­a glicosilad­a del 5%, como si tuviera un peso diez kilos inferior e hiciera deporte habitualme­nte. El presidente ha tenido en su pasado incremento­s declarados de colesterol, y requiere tomar un fármaco diariament­e en la actualidad para bajar sus niveles. Y ahora sus valores de colesterol bueno (HDL) y de triglicéri­dos también se comportan como los de un joven en forma que hiciera una dieta mediterrán­ea durante largo tiempo. En estas condicione­s se sitúa en el grupo de personas con bajo riesgo para sufrir una enfermedad coronaria. Según la escala de Framingham su riesgo de enfermedad coronaria estaría entre el 4 y el 9% durante los próximos diez años.

Se ha publicado recienteme­nte y emitido en todas las television­es del mundo su pasión por comer frecuentem­ente comida rápida, la que llamamos basura, e ingiere más de 2.500 calorías al día. Además, parece que, a pesar de patrocinar en el pasado extensamen­te el deporte, no practica ejercicio físico con asiduidad y ha establecid­o algunas tensiones con jugadores de las ligas más populares de los Estados Unidos. Sin duda alguna el presidente Trump tiene la oportunida­d de mejorar aún más su salud con ciertos cambios en su lifestyle. Durante su campaña a la presidenci­a decía que su salud es como la de una persona de treinta años. Va a ser verdad.

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