ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Resultados casi envidiables
La opinión pública del mundo ha conocido hoy el estado de salud del presidente Donald Trump. El informe abreviado redactado por su médico y enviado a la secretaria de prensa revela las intimidades orgánicas de Mr. Trump, con su consentimiento como condición necesaria, como en cualquier sujeto anónimo. Es buen consejo realizar revisiones médicas periódicas, y se ve que el presidente de los Estados Unidos se suma a lo que ya es práctica común de muchos ciudadanos, en la mayoría de los países occidentales al menos.
Cuando he analizado los resultados del chequeo que se ha realizado en el emblemático hospital militar Walter Reed he de decir que me han parecido muy correctos, casi envidiables para otras personas de 71 años. Hay algunos datos que sobresalen como verdaderamente extraordinarios en relación a mi práctica médica habitual. Para empezar, con su peso actual (108 kg, que llegó a ser de casi 120 kg) y su altura (1,90 m) le corresponde ahora un índice de masa corporal de 29,9 que raya en la obesidad. Con esta característica son raras las personas que poseen una presión arterial de 122/74, es decir, plenamente normal, además de una glucosa correcta y una hemoglobina glicosilada del 5%, como si tuviera un peso diez kilos inferior e hiciera deporte habitualmente. El presidente ha tenido en su pasado incrementos declarados de colesterol, y requiere tomar un fármaco diariamente en la actualidad para bajar sus niveles. Y ahora sus valores de colesterol bueno (HDL) y de triglicéridos también se comportan como los de un joven en forma que hiciera una dieta mediterránea durante largo tiempo. En estas condiciones se sitúa en el grupo de personas con bajo riesgo para sufrir una enfermedad coronaria. Según la escala de Framingham su riesgo de enfermedad coronaria estaría entre el 4 y el 9% durante los próximos diez años.
Se ha publicado recientemente y emitido en todas las televisiones del mundo su pasión por comer frecuentemente comida rápida, la que llamamos basura, e ingiere más de 2.500 calorías al día. Además, parece que, a pesar de patrocinar en el pasado extensamente el deporte, no practica ejercicio físico con asiduidad y ha establecido algunas tensiones con jugadores de las ligas más populares de los Estados Unidos. Sin duda alguna el presidente Trump tiene la oportunidad de mejorar aún más su salud con ciertos cambios en su lifestyle. Durante su campaña a la presidencia decía que su salud es como la de una persona de treinta años. Va a ser verdad.