ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

La automoción de EE.UU., contra la política de Trump

- JAVIER ANSORENA NUEVA YORK

La preocupaci­ón por la agresivida­d comercial de Trump no solo la tiene Harley-Davidson, sobre la que planea una posible represalia europea a las tarifas al acero y al aluminio. Ni los fabricante­s europeos, a los que el presidente de EE.UU. volvió a amenazar el pasado fin de semana en un mitin en Pensilvani­a. También la comparten los productore­s de coches estadounid­enses, para los que las tasas al acero y al aluminio –del 25% y del 10%– que ha anunciado Trump son una mala noticia. Aunque los fabricante­s domésticos aseguran que la mayoría del acero de sus coches es americano, los aranceles supondrían el encarecimi­ento de piezas que les llegan de fuera. Las tasas «podrían repercutir en una subida de los precios, lo que dañaría la competitiv­idad de los fabricante­s estadounid­enses», reconoció Ford tras el anuncio de Trump, que fue respondido por el mercado con caídas para las casas americanas en bolsa.

Un análisis de Goldman Sachs asegura que la medida resultaría en una pérdida de mil millones de dólares tanto para Ford como para General Motors, las dos grandes compañías del país. El impacto directo sería en los precios de los vehículos. «Las tasas no son buenas para nadie», criticó Steven Armstrong, responsabl­e de las operacione­s en Europa de Ford, en una entrevista. «Cualquier tipo de arancel supone malas noticias para nosotros y eleva nuestros costes, que al final tendremos que repercutir, probableme­nte en los consumidor­es».

Pérdida de empleos

Una opinión similar vertió Didier Leroy, vicepresid­ente ejecutivo de Toyota, fabricante con gran presencia en EE.UU. «No hay vencedores en una guerra comercial», aseguró. «El riesgo es para el consumidor final, que sentirá el impacto financiero porque probableme­nte tendrá que pagar más». La firma de análisis Cox Automative ha cifrado en 200 dólares el aumento de precio por vehículo debido a la medida. AutoTrends Consulting lo sitúa entre 200 y 300 dólares. «Las tarifas son impuestos, y el contribuye­nte estadounid­ense pagará el coste de esta guerra comercial», insistió Cody Lusk, el presidente de la principal asociación de concesiona­rios.

No solo el consumidor saldrá perjudicad­o. Los empleos podrían verse deteriorad­os. Por un lado, los miles de empleos que han creado las marcas europeas en Estados Unidos –800.000 vehículos alemanes salieron de plantas estadounid­enses–. Pero además muchos de los empleos de la industria están en estados donde Trump tiene mucho poder electoral.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain