ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Nueva vida para conventos y cuarteles en Portugal
El país vecino reconvierte antiguos edificios religiosos y militares en hoteles de calidad para hacer frente al boom turístico
El santuario de Cabo Espichel, el convento de Santa Clara, el fuerte de San Roque, el cuartel de Graça… Portugal se lanza a renovar conventos y cuarteles para darles una nueva vida como hoteles de calidad y, de paso, aprovechar la explosión turística.
Instalaciones religiosas y militares cobran así un impulso contemporáneo, con la premisa respetuosa de proteger el patrimonio histórico y artístico de norte a sur: desde la ciudad amurallada de Elvas hasta el Algarve, pasando por la propia Lisboa. Se trata de la segunda fase del programa denominado Revive, que arrancó el año pasado centrándose en castillos y monasterios. Ahora, como entonces, la apelación a las inversiones privadas resulta clave para el éxito de la iniciativa, que busca adaptarse a los nuevos tiempos manteniendo la identidad autóctona.
El turismo se ha convertido en el verdadero motor económico del país vecino, de modo que todo este plan representa una atractiva estrategia para atraer visitantes e incrementar las pernoctaciones.
¿Alojarse en un hotel de lujo que era un antiguo tribunal militar del siglo XVII? Sí, eso va a ser posible en Elvas, a solo 20 kilómetros de Badajoz. En este y en todos los casos, con la seña del estilo y la elegancia por montera. También se encuentran en marcha ampliaciones de otros establecimientos similares, tal cual ejemplifican el convento de Belmonte o el castillo de Óbidos.
Revive, que focaliza sus esfuerzos en 33 enclaves a lo largo de esta segunda fase, transfiere la gestión de los edificios a grupos empresariales, con una permanente condición: que se comprometan a preservar la estética original y garanticen su labor durante un plazo de 50 años. La tanda correspondiente a 2017 logró rescatar lugares mágicos como el Monasterio de Alcobaça y otros muchos ubicados en Portalegre, Coimbra, Peniche, Amarante, Lagos, Arouca, Évora o Caldas da Rainha.
«El patrimonio inmobiliario público constituye un componente muy relevante de la identidad histórica, cultural y social del país, así como un elemento rico y diferenciador para incrementar el atractivo de las regiones y el desarrollo del turismo», proclama la Dirección General del Patrimonio Cultural antes de proseguir: «Este programa tiene la vista puesta en la recuperación del patrimonio cultural e histórico y su transformación en un activo económico para el país».
La Dirección General del Tesoro y de las Finanzas se une a Turismo de Portugal para que el resultado sea satisfactorio. Atrás parece haber quedado la desidia institucional que hizo saltar las alarmas por la degradación de los palacios abandonados en la capital, algo que llevó al Fórum Ciudadanía a enviar numerosas cartas de protesta al Gobierno. Ya lo enfatizó en su día Paulo Ferrero, portavoz del colectivo, al denunciar sin tapujos: «El caso más escandaloso es el del Palacio Almada Carvalhais, de gran belleza y en pie desde el siglo XVII».