ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Ragú para el preso Puigdemont
El expresidente catalán se integra con normalidad en la prisión alemana a la espera de resolver su futuro judicial
El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, tendrá un menú especial de Semana Santa en la prisión de Neumünster, en el norte de Alemania, en la que permanece recluido tras su detención el pasado domingo. Entre otras comidas, Puigdemont tomará ragú de ternera y arroz con leche, en un menú que las autoridades alemanas insisten en que está formado por «comida normal».
Fuentes del Ministerio de Justicia de Kiel informaron a la agencia DPA, que el expresidente comió ayer filete de solla, un pescado típico del mar Báltico, con mostaza de Dijon y patatas. Para hoy está previsto que los reclusos tengan de postre arroz con leche con azúcar y canela. Mañana disfrutará de un filete de carne picada a la pimienta con judías y patatas, y para el lunes de Pascua, el plato estrella será un ragú de carne de ternera con verduras y pasta.
El líder independentista fue interceptado el domingo en el norte de Alemania, pocos kilómetros después de ingresar desde Dinamarca al estado germano de Schleswig-Holstein. La policía alemana dio así respuesta a la orden de captura europea activada por el Tribunal Supremo español dos días antes.
Desde entonces se encuentra recluido de manera preventiva en la prisión de Neumünster, en el norte del país, donde, según la autoridades penitenciarias, se ha integrado con normalidad. «El señor Puigdemont no recibe ningún trato especial. Está en un edificio de la prisión completamente normal», declaró la directora de la institución penitenciaria, Yvonne Radetzki.
Tras la detención del expresidente, ahora la pelota está sobre el tejado de la Fiscalía General de Schleswig-Holstein, que deberá decidir si abrir el proceso de extradición ante el Tribunal Superior Regional de ese estado federado. La solicitud de la Fiscalía no se espera hasta después de Semana Santa, es decir, como pronto el martes, ya que el lunes es festivo en Alemania.
Hasta entonces Puigdemont permanecerá en Neumünster. «Al principio miramos un poco, naturalmente, si podíamos permitir que el señor Puigdemont participara directamente en el día a día de la cárcel. Pero no demasiado, porque Puigdemont llama la atención», indicó Radetzki. Sin embargo, las preocupaciones de cómo podrían reaccionar los otros reclusos ante un invitado tan famoso pronto se desvanecieron. «Se preocupan por él, lo cuidan, ven si tiene suficiente café e incluso también dicen: ‘Hombre, pero si no es para nada como nosotros, él no debería estar aquí en realidad’». Su arresto desató una gran expectación en los alrededores de la cárcel, a donde se desplazaron especialmente numerosos equipos de televisiones españolas, que se instalaron a las puertas del centro para informar sobre el caso.
«Reservado»
El político catalán fue llevado a una celda normal en el edificio de prisión preventiva. El habitáculo mide menos de diez metros cuadrados y cuenta con los objetos «habituales», según Radetzki: una cama, un lavabo, un armario, una estantería y una televisión.
«El señor Puigdemont es muy agradable en el trato, relativamente reservado y se integra bien aquí», declaró la funcionaria alemana que dirige la prisión desde hace cuatro años. «Se podría suponer que, como es un político y cuenta con un cierto grado de notoriedad, que esto se note también aquí. Pero no es para nada así». «Todo lo contrario, se muestra muy modesto y no ha tenido deseos especiales», agregó. El régimen de visitas es el habitual. Puigdemont solo cuenta con dos horas de visita al mes, a excepción de sus abogados, que pueden visitarlo todas las veces que quieran. «De otro modo sería injusto. Queremos tratar a todos los reclusos aquí de la misma manera», dijo sin querer avanzar cuándo irán la mujer de Puigdemont y sus dos hijas a visitarlo a la cárcel.
Como cualquier otro recluso, Puigdemont puede llamar por teléfono, pero no recibir llamadas. No puede usar Internet, pero está permitido el uso de Skype tras la mediación del personal de la cárcel.
El día a día de Neumünster apenas cambia en Semana Santa, a excepción de una misa que se celebrará en la iglesia de la prisión y a la que se pueden registrar los reclusos, algo que, de acuerdo con Radetzki, no ha hecho Puigdemont. «No puedo decirlo con plena seguridad, pero no creo».
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