ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Lindano, un tóxico bajo los pies
O Porriño aguarda un nuevo plan de descontaminación tras el afloramiento de restos del plaguicida cancerígeno en unas obras de saneamiento en O Contrasto
El pozo del colegio Antonio Palacios fue uno de los clausurados en 1999 por el plan de descontaminación de lindano acometido por la Consellería de Medio Ambiente en la parroquia de Torneiros, O Porriño. «Bebimos de él durante los ocho años de la EGB», dice Abrahán Castro, miembro de la Plataforma Antilindano de la comarca de A Louriña y vecino de la fase 1 del polígono de viviendas, levantado desde finales de los 70 en los terrenos aledaños a la fábrica en la que hasta 1964 se fabricó este plaguicida de amplio espectro. Allí, Zeltia depositó buena parte de los residuos de producción de este compuesto químico, vetado cuatro décadas después por su elevada toxicidad y catalogado desde 2015 por la OMS como cancerígeno para el ser humano. «El antiguo edificio del colegio estaba un poco más abajo que el actual. Decíamos que olía a ZZ», recuerda también Noelia Moreira, vecina de la fase 4 y, también, exalumna del Antonio Palacios e integrante de la plataforma. «En 2001 se inauguró el Parque del Lindano, y se asentó la idea de que quedaba solucionado», dice, recordando la obra definitiva de aquel plan de remediación de finales de los 90.
Las investigaciones realizadas entre 1998 y 1999 detectaron concentraciones de HCH (el lindano es una de las ocho formas del hexaclorociclohexano) por encima de los 2mg/kg en 135.000 m3 de suelo, sólo en el foco principal, y niveles «muy por encima de los límites establecidos» en las aguas subterráneas, que se extendían «más allá del foco detectado en los suelos» y alcanzaban al río Louro. Se optó por la construcción de una celda de seguridad, encapsulando con paneles verticales los suelos del foco principal y trasladando a gestores de residuos peligrosos las masas de tierra secundarias.
El lindano durmió bajó tierra hasta que, a finales del pasado año, la apertura de zanjas para una obra de saneamiento en O Contrasto devolvió el tóxico a la superficie y reactivó una preocupación olvidada. En este barrio de O Porriño media treintena de casas se alinean a ambos lados de una carretera en la que parches salpicados a cada poco sobre el asfalto dan cuenta de las prospecciones realizadas por Medio Ambiente para articular un plan de descontaminación para la zona. Los vecinos se detienen para señalar piezas de lindano diseminadas por los arcenes. Los resultados de las 96 muestras obtenidas en 42 catas, que el Ayuntamiento esperaba a finales de marzo, no han llegado aún. «Estamos en plazo, imagino que
puede extenderse hasta principios de abril, por el tema de la Semana Santa», afirma la regidora, Eva García, quien, en todo caso, pide tranquilidad. «En estos momentos no existe exposición directa al lindano. No hablamos de un producto radiactivo. Si tú no te expones al lindano porque no lo ingieres, no lo manipulas, no lo respiras, aunque esté enterrado debajo de tu casa no te va a hacer daño», sostiene.
La Plataforma Antilindano reclama un plan de intervención ambicioso, que no se circunscriba al afloramiento actual y rastree los distintos acúmulos de la sustancia diseminados por la comarca. «La fábrica hizo sus vertidos oficiales, pero a mayores incentivó, y la propia plantilla lo demandaba, que el personal se lo llevara para uso particular; el residuo compactaba muy bien y se destinaba a la pavimentación de caminos y entradas de fincas», señala Patricia Sío, portavoz de la plataforma.
Pozos clausurados
El camino de O Contrasto es un ejemplo. Jesús Otero, uno de los vecinos de más edad, recuerda cómo su padre guardaba la Montesa en un cobertizo próximo porque el camino de tierra era impracticable para la moto, y cómo después, siendo él adolescente, llegaron los camiones para pavimentar la vía utilizando residuos del HCH. Durante más de 40 años ha bebido el agua de su pozo. El pasado octubre, tras los análisis de aguas practicados por la Consellería de
Sanidade después del afloramiento de lindano en la zanja, la Policía Local le comunicó que no podían utilizarlo. Desde entonces, y mientras no se acomete la ampliación del abastecimiento municipal, en unas catorce casas de la zona sin conexión a la traída municipal ni a traídas vecinales —aptas para el consumo según las analíticas practicadas— se cocina con agua embotellada servida por el Ayuntamiento y se lava con la surtida por los Bomberos a los depósitos instalados en sus fincas.
Al otro lado de la carretera viven Carlos y Eva con sus dos hijas. Ella no sale de casa más que lo imprescindible, y siempre en coche, desde que la apertura de la zanja en la que afloró el lindano le provocó una sucesión de inflamaciones que la llevaron cuatro veces a urgencias. Le aconsejaron eliminar la lactosa de su dieta, el gluten... Hasta que la última vez los facultativos del hospital Álvaro Cunqueiro identificaron la inflamación de su boca y garganta como una reacción a un agente químico. «Habíamos salido a pasear con los perros y paramos unos 15 minutos junto a la zanja para comentar la obra con los operarios», cuenta Carlos, su marido.
Y el de Eva Duarte no es el único caso. La hija de Placeres se ha llevado a su niña de dos años del barrio para cortar con las sucesivas erupciones que afectaban a la pequeña desde la apertura de la zanja, y su otro hijo sufre repetidos sarpullidos y problemas hepáticos. Casi todos los vecinos de O Contrasto dicen haber notado algo: cansancio, irritaciones, dolor de cabeza. Son síntomas compatibles con una exposición puntal, pero también les intranquilizan los posibles efectos acumulados: «¿Cuatro personas con problemas del sistema inmunitario en catorce casas? No podemos decir que se deba al lindano, pero desde luego nos intranquiliza», afirman.
Piden un mapeo exhaustivo
La misma idea se repite entre los miembros de la Plataforma. «Sabemos que el lindano es bioacumulable, sabemos que afecta al sistema nervioso y endocrino, que es cancerígeno... Pedimos una actuación completa, que no se circunscriba a la zona de O Contrasto, que complete la remediación en Torneiros, que averigüe en qué otros puntos existen acúmulos de lindano y que actúe sobre cada uno de ellos», apunta Patricia Sío.
Los vecinos de O Contrasto fueron invitados este mes a realizar una prueba para determinar los niveles de lindano en sangre y ahora aguardan los resultados. El Sergas, informa la Xunta, ha habilitado un procedimiento para la gestión de posibles casos de exposición crónica al lindano.
Eva no sale más que lo imprescindible. La hija de Placeres se ha llevado a su niña lejos del barrio