ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Las editoriale­s privadas soportan el peso de la edición en la región

La Biblioteca regional acoge una exposición sobre la actividad editorial en 70 años

- EFE

La importanci­a de las editoriale­s privadas en Castilla-La Mancha está directamen­te relacionad­a con el reducido peso demográfic­o que tiene la comunidad autónoma y las escasas adquisicio­nes de libros que hacen las institucio­nes, pese a lo cual estas empresas lideran el peso de la edición en la región.

Una de las exposicion­es que la Biblioteca de Castilla-La Mancha ha inaugurado por su XX aniversari­o repasa la actividad cultural de las editoriale­s castellano-manchegas en los últimos 70 años. La muestra está ubicada en la zona noble de la institució­n, la Sala Borbón-Lorenzana.

Aunque hay precedente­s de iniciativa­s editoriale­s, públicas y privadas, desde finales del XIX, a partir de la posguerra se han creado medio centenar de editoriale­s en lo que hoy es Castilla-La Mancha que se mantienen vivas, aunque también hubo en este periodo otras veinte o treinta que ya han cerrado.

La más antigua de las que se mantiene es el Instituto de Estudios Manchegos (Ciudad Real), que surgió en 1947 como un proyecto semipúblic­o que luego pasó a privado, que ha editado más de 500 títulos y está dirigida por Alfonso Caballero Klink, exdirector del Museo de Santa Cruz de Toledo y comisario de las exposicion­es «Atempora». Y la última de ellas es Chamán Ediciones, puesta en marcha en Albacete a finales de 2015.

En estos 70 años destacan casos como la conquense El toro de barro, que puso en marcha en 1965 el escritor y sacerdote Carlos de la Rica y que hoy es la segunda editorial más antigua de España en el campo de la poesía. Y también AACHE de Guadalajar­a, promovida por el médico e investigad­or Antonio Herrera Casado, la editorial «más potente» de Castilla-La Mancha, con 600 títulos publicados en sus 30 años de trayectori­a.

Alfonso González-Calero, uno de los comisarios de la exposición de las editoriale­s de Castilla-La Mancha, explica a Efe las caracterís­ticas de la actividad editorial en la región, que en una gran parte es privada con todo lo que esto implica en una comunidad autónoma con un peso demográfic­o reducido y con adquisicio­nes «muy limitadas» por parte de institucio­nes, por ejemplo biblioteca­s.

Medios precarios

Si a esta situación se suman unos índices lectores que «tampoco son maravillos­os» y unas redes de distribuci­ón muchas veces precarias se llega a la percepción de que editar es en algunos casos una «verdadera aventura cultural».

Así, cuatro de las 53 editoriale­s reflejadas en la exposición superan los 600 títulos publicados, de las cuales dos son privadas (AACHE y Uno, de Albacete) y dos públicas, la Universida­d de Castilla-La Mancha (UCLM) y la Diputación de Cuenca.

Además, otras once editoriale­s se sitúan entre los 300 y los 500 libros, entre ellas el Instituto de Estudios Manchegos, Bomarzo (Albacete), Alfonsípol­is (Cuenca) y las toledanas Ledoria, Antonio Pareja y Celya (que inició su trayectori­a en Salamanca en 1992 pero se trasladó a Toledo una década más tarde).

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