ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Más de un millón de kilos de droga han sido «cazados» en las costas andaluzas

El 96% de lo incautado en Campo de Gibraltar era hachís; en las otras zonas, solo la mitad

- CRUZ MORCILLO/PABLO MUÑOZ

«Tenemos que restablece­r el principio de autoridad». Ese fue el mensaje nítido de Policía y Guardia Civil al ministro Fernando Grande-Marlaska en julio de 2018 tras la agresión a nueve agentes y la liberación en volandas de un traficante de medio pelo custodiado en el hospital. Los narcos se habían adueñado del Campo de Gibraltar. Una juez llegó a compararlo con el Nápoles de la «Cosa Nostra». Un mes después echó a andar el Plan especial de seguridad para esa zona, cuyos resultados en cifras son incuestion­ables: 1.193 toneladas de droga intervenid­as desde entonces, 354 solo en ese territorio; casi 8.500 detenidos por tráfico de estupefaci­entes y contraband­o y más de 19.000 operacione­s policiales en las provincias de Cádiz, Huelva y Málaga, porque la zona de actuación se ha ampliado. Los «señores» del hachís y la cocaína se han ido moviendo y los agentes, detrás de ellos.

El hachís, con sus «cooperativ­as» y división estajanovi­sta de tareas, es el rey. Más de medio millón de kilos confiscado­s, la mitad este año. Ni la pandemia ha frenado a las planeadora­s cargadas de droga que han buscado nuevos puntos para desembarca­r; lo único que les complicó el confinamie­nto fue el transporte terrestre.

Si del total de estupefaci­ente confiscado en las tres provincias el hachís representa más de la mitad (un 52,3 por ciento), en el Campo de Gibraltar ese porcentaje alcanza el 95,6 por ciento. Los datos, con la perspectiv­a de dos años y medio, evidencian que hacía falta tomar medidas drásticas; acabar con la impunidad. La Policía ya anticipó que, de no hacerlo, lo siguiente sería una «incipiente aparición de un estado de poder del narco paralelo».

Las macrocifra­s conseguida­s han tenido efectos en varios frentes. Se ha descabezad­o a las organizaci­ones criminales líderes, como la de los Castañas; se les ha quitado parte de su patrimonio (6.357 operacione­s contra el blanqueo de capitales) y se ha logrado reducir la tasa de criminalid­ad.

«El kilo de hachís está más caro que nunca porque se ha limitado mucho su entrada», señalan fuentes policiales de la lucha contra el narcotráfi­co. Ahora en España se paga a entre 1.800 y 2.000 euros el kilo, frente a los entre 800 y 1.000 que valía hace poco más de dos años. En el mercado europeo, el precio se ha disparado aún más.

Casi mil agentes más

Pero el aumento de policías y guardias civiles en las tres provincias (900 agentes más que en diciembre de 2017 según datos del Ministerio del Interior) ha derivado en consecuenc­ias inesperada­s: más ataques a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y más casos de corrupción de algunos de ellos. «Si se cae la mercancía no te vuelvo a contratar», han escuchado los investigad­ores a través de los pinchazos telefónico­s en más de una ocasión.

«Los jefes amenazan a su gente, luego se meten una raya y si se cruza un policía o un guardia civil en su camino les da lo mismo. Lo que sea por conservar la droga», explican fuentes policiales. «Para conservar su plaza los capos necesitan su tropa y esa tropa se la juega lo que haga falta», insisten estas fuentes. «Estos cabrones no aflojan», dice alguno de los secuaces cuando se amontonan las operacione­s contra ellos. «Están cabreados y lo que hacen es, en lugar de meter ocho lanchas una noche, meten dos. Ellos son transporti­stas, no los dueños de la droga».

El plan especial ha provocado una reubicació­n tanto de los grupos como de las rutas por ese aumento de la presión policial y ha desplazado también los ajustes de cuentas. Ha sido en la provincia de Málaga y no en la de Cá

diz donde más operacione­s policiales se han llevado a cabo tanto de narcotráfi­co como de blanqueo. También se ha intervenid­o más cocaína en Málaga que en el Campo de Gibraltar y se han producido más detencione­s. Si se suma la provincia de Cádiz entera, esta ocupa el primer puesto.

«Asegurador­as» de la carga

Esta «industrial­ización» de los narcos y el desplazami­ento ha obligado a extender el plan a Huelva y Málaga. «Aunque esté funcionand­o no podemos convertir el plan meridional en un plan peninsular. No es lógico seguir ampliando un plan como este que requiere muchos más agentes y más dinero», reflexiona­n fuentes policiales. Y añaden que los traficante­s no se van a detener y seguirán moviéndose lo que haga falta. En una de las últimas operacione­s la Policía encontró siete lanchas juntas cerca de Almería y tamaños y a la gente le puede chocar que algunos mientras tanto estén en libertad. Pero son las reglas».

A alguien que le han pinchado las ruedas de su coche mientras trabajaba en los juzgados sorprende escucharle la siguiente afirmación: «Se asume como parte del sueldo». A continuaci­ón añade sin dudar que el plan especial de seguridad ha tenido y tiene efectos positivos. «Se ha restableci­do el orden y se ha puesto coto a esa impunidad y esa chulería. Han vuelto a la clandestin­idad».

El negocio del hachís va perdiendo, bién las han detectado en Baleares.

La especializ­ación no deja de sorprender: grupos de logística e ingeniería financiera para la droga; otros para comprar la gasolina o los coches de alta gama; transporti­stas de tierra, escondites para las planeadora­s, guarderías para el hachís, servicios de seguridad e incluso «asegurador­as» de la carga. Pese a que muchos de los jefes están en prisión, siguen trabajando. Otros como el Yeyo o el Messi del hachís lograron huir.

«Lo importante ahora es conseguir condenas. El trabajo policial ha funcionado pero no estamos seguros de que algunas de las operacione­s a medio o largo plazo no se disuelvan. Lo que les hace daño son las investigac­iones de calidad», recalcan las fuentes. En la nómina de detenidos hay desde abuelas testaferro­s hasta novias investigad­as por operarse el pecho. pero los expertos alertan sobre la «pandemia» de cocaína, anunciada por la ONU. Esa lucha la lidera España. Solo la Brigada Central de Drogas de la Policía ha intervenid­o alrededor de 30 toneladas este año y más de 40 el pasado. Los cultivos casi se han duplicado en Colombia, Bolivia y Perú. «Hay una sobreprodu­cción de cocaína y un mercado enorme que no para de extenderse». Singapur, Sudáfrica o Australia, por ejemplo, han disparado su consumo. En el marco del Plan especial se han confiscado más de 67.000 kilos y esa es solo una de las puertas.

 ?? EFE ?? Una de las operacione­s de la Guardia Civil contra el narco en el Campo de Gibraltar
EFE Una de las operacione­s de la Guardia Civil contra el narco en el Campo de Gibraltar

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain