ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
El retornado detenido en Barcelona quería atentar como en Viena
El ataque sería en Francia y llegó a España con otro yihadista en patera
«Creemos que ha entrado en vuestro país un retornado argelino y otro yihadista, compatriota suyo, y pensamos que su objetivo es perpetrar un atentado similar al de noviembre pasado en Viena», en el que hubo cinco muertos. Era 31 de diciembre, y aunque en la Comisaría General de Información de la Policía siempre se trabaja con enorme tensión, esa comunicación hizo saltar todas las alarmas. La hipótesis era que ese ataque se produciría en Francia –ese era su destino final–, pero el riesgo de que cambiaran de idea y su enorme peligrosidad no invitaban precisamente al optimismo.
Lo primero era saber cómo y por dónde habían llegado a España. Estaba el antecedente del también retornado Abdel-Majed Abdel Bary, el más buscado de Europa, que salió de Argelia a bordo de una semirrígida y llegó a Almería en abril del año pasado, donde fue detenido por la Policía junto a otro «foreing fighter».
Pronto se comprobó que este individuo, de 28 años y con experiencia en combate en la zona sirio-iraquí con Daesh, había llegado en patera, también a Almería, entre el 22 y 23 de diciembre, vísperas de Navidad, otro dato inquietante porque es un periodo en el que estos terroristas suelen perpetrar atentados. Le acompañaba otro compatriota, nacido a finales de los 90, que estaba en el foco de los servicios antiterroristas de su país desde 2015 por su intensa actividad en redes sociales a favor de la yihad.
Los sospechosos llegaron a Barcelona, donde conocían a un compatriota procedente de su misma región de Argelia. Algo mayor que ellos, era un delincuente común, con actividades en tráfico de drogas y robos con fuerza... También disponía de cuatro o cinco chicos que robaban para él.
Las vigilancias sobre la vivienda de este último sujeto dieron resultado de inmediato, ya que los había acogido en una bajera okupada del barrio de la Barceloneta. Los sospechosos mantenían estrictas medidas de seguridad.
Por ejemplo, cuando salían a comprar víveres a un comercio cercano regentado por pakistaníes, hacían continuos cambios de sentido o daban vueltas a la manzana para detectar a la Policía.
La pasada semana se decidió actuar, por el perfil de los yihadistas, extremadamente peligroso, y porque se avecinaba un temporal que eventualmente podía complicar los seguimientos. La madrugada del viernes fue el momento elegido para que los geos entraran a ponerles las esposas.
Ese día solo se pudo arrestar al «foreing fighter» y a su acólito; para hacer la tercera detención hubo que esperar al día siguiente, sábado, ya que el tercer individuo había salido el jueves sin regresar a su vivienda hasta entonces. En la casa había un cuarto individuo, un libanés, sin relación con ellos. Quedó, por tanto, en libertad.
Del retornado se sabe que se unió a las filas de Daesh en 2016, y que en 2018 llegó a Turquía, donde fue detectado por los servicios antiterroristas turcos, que lo expulsaron del país, recaló en Senegal, donde continuó con sus actividades terroristas, eso sí adaptándose el terreno y relacionándose con la franquicia de Al Qaeda en la zona, llamada Jund al-Khilafah. Aun hoy parece más vinculado a esta franquicia terrorista que a Daesh. También se conoce que entró y salió de Mauritania en varias ocasiones antes de regresar a su país, Argelia.