ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Juan Antonio Richart Chacón (1946-2021)
Fue un verdadero maestro de administradores civiles
La gestión de lo público en todas sus facetas y a la altura de los tiempos, requiere de profesionales que reúnan dos condiciones fundamentales. Una, la preparación para desempeñar sus funciones con eficacia, pues la gestión de recursos humanos y económicos que las administraciones manejan al servicio de los ciudadanos, no merece menos. Otra, la honradez y ética profesional para administrar procedimientos y recursos con arreglo a lo que establece el marco legal. En los estados democráticos los gobernantes se alternan en función del apoyo del electorado, pero son los funcionarios profesionales quienes han de asegurar la continuidad de una gestión eficaz.
Juan Antonio Richart Chacón, destacado funcionario del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado, encarnaba como nadie esas virtudes. Desde que ganó su oposición en 1972 ha prestado servicios en numerosos departamentos ministeriales y con distintos niveles de responsabilidad. Se inició en los ministerios de Agricultura y Trabajo para recalar en Sanidad y Seguridad Social, en la época de la creación de este departamento, en el que dejó su impronta tras muchos años como oficial mayor. Igualmente fructífera fue su labor como subdirector de Formación en el INAP, precisamente planificando la formación y la selección de futuros integrantes del cuerpo funcionarial al que pertenecía. Fue un verdadero maestro de administradores civiles.
La misma competencia y profesionalidad desplegó en 1994 como director general de Personal y Servicios de lo que entonces era el Ministerio de Justicia e Interior. Tiempos delicados para ese departamento, cuando se perfilaba un próximo relevo en la orientación política del gobierno que finalmente llegaría en 1996.
Quien esto escribe accedió a la presidencia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en junio de 1996, teniendo la suerte de poder incorporar a Juan Antonio Richart como gerente de la institución. Durante cuatro años hizo posible con profesionalidad e inteligencia, el acercamiento progresivo de una gestión administrativa y económica exigente, imprescindible cuando se administran recursos públicos, con la flexibilidad y la eficacia que la investigación científica requiere. La mayor parte de los directores de más de cien centros que componen el CSIC lo recuerdan con afecto. En su fructífera trayectoria de administrador público le esperaban otros destinos, desde una dirección general en el Ministerio de Presidencia hasta un destino en una empresa pública.
Los compañeros de la asociación funcionarial a la que perteneció, sus pares, le otorgaron en 2016 el premio Gabriel Cisneros por su destacada trayectoria de servicio público. Así lo reflejó entonces ABC. Fue un destacado profesional y una gran persona. Descanse en paz.