ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
La nueva fecha alteraría el plan sobre los indultos y el CGPJ
El posible aplazamiento de las elecciones catalanas previstas para el 14 de febrero constituye una alteración mayúscula sobre los planes del PSC, el PSOE y el Gobierno, que son todo uno en su estrategia electoral y política a medio plazo.
Los socialistas defienden desde hace días que solo un confinamiento domiciliario, que vienen rechazando desde el otoño, sería causa justificada para proceder a un aplazamiento de los comicios. Aunque no restan gravedad a la situación de los contagios –«queda un enero por delante muy duro»–, en las filas socialistas se muestran convencidos de que la maniobra de retrasar las elecciones pretende lastrar la operación de impulsar al ministro de Sanidad, Salvador Illa, como candidato. « Es evidente que ahora no les viene bien», cuentan en el PSOE basándose en las últimas encuestas que otorgan crecimiento al PSC. En el entorno socialista creen que, pese a que creen que el momento actual les es propicio, «tampoco pasaría nada» si se produce un aplazamiento electoral que, otras fuentes, creen que solo sirve para «alargar la agonía».
Pero ayer en La Moncloa sí se reconocía incertidumbre por este escenario, aunque hasta cierto punto ya se contemplaba como la opción más factible. En el Ejecutivo se le quiere quitar trascendencia a un posible aplazamiento, pese a que la consumación del mismo hipoteca la legislatura a corto plazo. Para empezar, y en clave estrictamente catalana, el Gobierno se encontraba muy cómodo tenien