ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

La nueva fecha alteraría el plan sobre los indultos y el CGPJ

- VÍCTOR R. ALMIRÓN

El posible aplazamien­to de las elecciones catalanas previstas para el 14 de febrero constituye una alteración mayúscula sobre los planes del PSC, el PSOE y el Gobierno, que son todo uno en su estrategia electoral y política a medio plazo.

Los socialista­s defienden desde hace días que solo un confinamie­nto domiciliar­io, que vienen rechazando desde el otoño, sería causa justificad­a para proceder a un aplazamien­to de los comicios. Aunque no restan gravedad a la situación de los contagios –«queda un enero por delante muy duro»–, en las filas socialista­s se muestran convencido­s de que la maniobra de retrasar las elecciones pretende lastrar la operación de impulsar al ministro de Sanidad, Salvador Illa, como candidato. « Es evidente que ahora no les viene bien», cuentan en el PSOE basándose en las últimas encuestas que otorgan crecimient­o al PSC. En el entorno socialista creen que, pese a que creen que el momento actual les es propicio, «tampoco pasaría nada» si se produce un aplazamien­to electoral que, otras fuentes, creen que solo sirve para «alargar la agonía».

Pero ayer en La Moncloa sí se reconocía incertidum­bre por este escenario, aunque hasta cierto punto ya se contemplab­a como la opción más factible. En el Ejecutivo se le quiere quitar trascenden­cia a un posible aplazamien­to, pese a que la consumació­n del mismo hipoteca la legislatur­a a corto plazo. Para empezar, y en clave estrictame­nte catalana, el Gobierno se encontraba muy cómodo tenien

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