ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Tener sal, pala y limpiar los accesos es obligatori­o en países nevados

España carece de una ley que exija al ciudadano paliar el caos que dejó Filomena

- ÉRIKA MONTAÑÉS/ CORRESPONS­ALES

Filomena desestabil­izó a millones de españoles, cuatro de ellos bloqueados forzosamen­te dentro del área metropolit­ana de la capital. En una entrevista con ABC, Leonardo Marcos, director general de Protección Civil, encargado de gestionar las peores emergencia­s, comparaba la poca capacidad de reacción ciudadana que a veces se tiene en España con las exigencias que hay en Estados Unidos, donde hasta por norma tienes que tener pala y sal o gravilla en casa. Esa «factura» no es del Estado, la región o el municipio, sino que corre a cuenta del residente. En nuestro país casi todo queda al albur de la naturaleza. No hay normas previas para mitigar parte de los efectos que deja un temporal como Filomena. En una ronda comparativ­a por el mundo, se comprueba que las obligacion­es civiles son muy dispares, así como las legislacio­nes y medidas municipale­s.

Incluso se distancian las indemnizac­iones, porque en Estados Unidos o Alemania si alguien se cae en la acera por culpa de la poca disciplina del dueño, pueden demandarlo y ser indemnizad­os por lesión. En EE.UU., sumergido bajo cero gran parte del invierno en algunos estados, está prohibido aparcar en lugares señalizado­s en cada ciudad como «ruta de escape o evacuación» en caso de nevada. La alerta por temporal supone cierre de colegios, empresas e imposición del teletrabaj­o como algo natural, como relata Marcos, que trabajó en aquel país. Por norma, el norteameri­cano limpia la entrada de su casa y despeja la parte de acera correspond­iente porque, en caso de accidente (pongamos de un cartero municipal o un repartidor) paga el ciudadano que ha quebrantad­o la ley y no ha cumplido con su «deber». Además, son los ciudadanos los que se encargan de despejar el hielo instantes después de la nieve. Porque ya se sabe, como demuestra el paso de Filomena, que «tras la gran nevada, llega la gran helada».

Francia y Alemania son otros dos países donde impera la limpieza de cada parcela de fachada, acera y acceso al domicilio. En el país galo, una ley de 1937 obliga a los propietari­os e inquilinos de inmuebles a despejar un área de cuatro metros en la entrada del domicilio. En Alemania, las alertas por meteorolog­ía llegan a los móviles con rapidez para informar de la hora a la que empieza la nevada, informa Rosalía Sánchez. Si una calle o carretera no está operativa, la administra­ción responsabl­e se expone a una demanda. Las aceras, sin embargo, dependen de los edificios. Cada casa o comunidad de vecinos suele disponer de un seguro que cubre los gastos de cualquier accidente que ocurra en su tramo de acera, de los que es responsabl­e por ley. Y aunque cada alemán suele tener una pala, el cuidado de la acera suele estar también subcontrat­ado a empresas de quitanieve­s a las que se paga anualmente. Las aceras deben estar limpias de nieve desde las 7.00 horas con un pasillo de un metro de anchura, de lo contrario el edificio responsabl­e se expone a una multa de 10.000 euros. El Ministerio de Interior de Baviera calcula que cada día de nieve le cuesta a las arcas estatales unos dos millones de euros.

Lugares siempre blancos

Las legislacio­nes son avanzadas en países que combaten a menudo la nieve, como Finlandia y Rusia. El país escandinav­o rara vez suspende servicios ferroviari­os o clases escolares. Tampoco se sufren desabastec­imientos, porque se conviven con los temporales cada poco durante los cuatro largos meses de invierno. Los neumáticos de invierno son obligatori­os en los coches, y también despejar los accesos, entradas y garajes. Las zonas comunes ya son cosa de cada municipio.

En Rusia, la última gran nevada fue en Navidad, y, como de costumbre, salieron a las calles centenares de máquinas quitanieve­s y camiones cisterna regando la calzada de líquido anticongel­ante. La sal se utiliza solamente en las aceras, en donde son los operarios del ayuntamien­to los que retiran la nieve. En los patios interiores de las viviendas son los vecinos o los «servicios comunales», contratado­s por ellos, los que salen a limpiar. Puesto que los servicios municipale­s son los encargados de solucionar las situacione­s extremas relacionad­as con el clima, no existen las sanciones para quienes no colaboren en las labores de limpieza, pero sí en el caso de que arrojen la nieve de su terreno o finca en lugares no adecuados o en las vías despejadas. Si alguien se lesiona y se demuestra que fue negligenci­a del ayuntamien­to se le indemniza. Si el responsabl­e fue un particular, deberá afrontar una demanda, informa Rafael M. Mañueco.

En Reino Unido, donde pocas veces se ve el manto blanco, la norma que penaliza al ciudadano es para aquel que se deslice, patine o esquíe en la nieve por calles transitada­s.

En Bruselas la ley dice que en caso de grandes nevadas cada propietari­o es responsabl­e de los accidentes que pudieran tener lugar en la acera que se encuentra frente a su casa. Eso significa que cada uno está obligado a limpiar el tramo que le correspond­e o en su defecto esparcir un poco de sal para derretirla. En comunidade­s de propietari­os, le correspond­e siempre al propietari­o o el inquilino del primer piso y en caso de que se encontrase ausente, sería el del segundo y así sucesivame­nte, informa Enrique Serbeto.

 ?? JAIME GARCÍA ?? Trabajos de limpieza en las calles de Madrid, convertida­s en una pista de hielo por las bajas temperatur­as tras las nevadas
JAIME GARCÍA Trabajos de limpieza en las calles de Madrid, convertida­s en una pista de hielo por las bajas temperatur­as tras las nevadas

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain