ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Tener sal, pala y limpiar los accesos es obligatorio en países nevados
España carece de una ley que exija al ciudadano paliar el caos que dejó Filomena
Filomena desestabilizó a millones de españoles, cuatro de ellos bloqueados forzosamente dentro del área metropolitana de la capital. En una entrevista con ABC, Leonardo Marcos, director general de Protección Civil, encargado de gestionar las peores emergencias, comparaba la poca capacidad de reacción ciudadana que a veces se tiene en España con las exigencias que hay en Estados Unidos, donde hasta por norma tienes que tener pala y sal o gravilla en casa. Esa «factura» no es del Estado, la región o el municipio, sino que corre a cuenta del residente. En nuestro país casi todo queda al albur de la naturaleza. No hay normas previas para mitigar parte de los efectos que deja un temporal como Filomena. En una ronda comparativa por el mundo, se comprueba que las obligaciones civiles son muy dispares, así como las legislaciones y medidas municipales.
Incluso se distancian las indemnizaciones, porque en Estados Unidos o Alemania si alguien se cae en la acera por culpa de la poca disciplina del dueño, pueden demandarlo y ser indemnizados por lesión. En EE.UU., sumergido bajo cero gran parte del invierno en algunos estados, está prohibido aparcar en lugares señalizados en cada ciudad como «ruta de escape o evacuación» en caso de nevada. La alerta por temporal supone cierre de colegios, empresas e imposición del teletrabajo como algo natural, como relata Marcos, que trabajó en aquel país. Por norma, el norteamericano limpia la entrada de su casa y despeja la parte de acera correspondiente porque, en caso de accidente (pongamos de un cartero municipal o un repartidor) paga el ciudadano que ha quebrantado la ley y no ha cumplido con su «deber». Además, son los ciudadanos los que se encargan de despejar el hielo instantes después de la nieve. Porque ya se sabe, como demuestra el paso de Filomena, que «tras la gran nevada, llega la gran helada».
Francia y Alemania son otros dos países donde impera la limpieza de cada parcela de fachada, acera y acceso al domicilio. En el país galo, una ley de 1937 obliga a los propietarios e inquilinos de inmuebles a despejar un área de cuatro metros en la entrada del domicilio. En Alemania, las alertas por meteorología llegan a los móviles con rapidez para informar de la hora a la que empieza la nevada, informa Rosalía Sánchez. Si una calle o carretera no está operativa, la administración responsable se expone a una demanda. Las aceras, sin embargo, dependen de los edificios. Cada casa o comunidad de vecinos suele disponer de un seguro que cubre los gastos de cualquier accidente que ocurra en su tramo de acera, de los que es responsable por ley. Y aunque cada alemán suele tener una pala, el cuidado de la acera suele estar también subcontratado a empresas de quitanieves a las que se paga anualmente. Las aceras deben estar limpias de nieve desde las 7.00 horas con un pasillo de un metro de anchura, de lo contrario el edificio responsable se expone a una multa de 10.000 euros. El Ministerio de Interior de Baviera calcula que cada día de nieve le cuesta a las arcas estatales unos dos millones de euros.
Lugares siempre blancos
Las legislaciones son avanzadas en países que combaten a menudo la nieve, como Finlandia y Rusia. El país escandinavo rara vez suspende servicios ferroviarios o clases escolares. Tampoco se sufren desabastecimientos, porque se conviven con los temporales cada poco durante los cuatro largos meses de invierno. Los neumáticos de invierno son obligatorios en los coches, y también despejar los accesos, entradas y garajes. Las zonas comunes ya son cosa de cada municipio.
En Rusia, la última gran nevada fue en Navidad, y, como de costumbre, salieron a las calles centenares de máquinas quitanieves y camiones cisterna regando la calzada de líquido anticongelante. La sal se utiliza solamente en las aceras, en donde son los operarios del ayuntamiento los que retiran la nieve. En los patios interiores de las viviendas son los vecinos o los «servicios comunales», contratados por ellos, los que salen a limpiar. Puesto que los servicios municipales son los encargados de solucionar las situaciones extremas relacionadas con el clima, no existen las sanciones para quienes no colaboren en las labores de limpieza, pero sí en el caso de que arrojen la nieve de su terreno o finca en lugares no adecuados o en las vías despejadas. Si alguien se lesiona y se demuestra que fue negligencia del ayuntamiento se le indemniza. Si el responsable fue un particular, deberá afrontar una demanda, informa Rafael M. Mañueco.
En Reino Unido, donde pocas veces se ve el manto blanco, la norma que penaliza al ciudadano es para aquel que se deslice, patine o esquíe en la nieve por calles transitadas.
En Bruselas la ley dice que en caso de grandes nevadas cada propietario es responsable de los accidentes que pudieran tener lugar en la acera que se encuentra frente a su casa. Eso significa que cada uno está obligado a limpiar el tramo que le corresponde o en su defecto esparcir un poco de sal para derretirla. En comunidades de propietarios, le corresponde siempre al propietario o el inquilino del primer piso y en caso de que se encontrase ausente, sería el del segundo y así sucesivamente, informa Enrique Serbeto.