ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Gran apoyo
El 38 por ciento de los votantes de entre 18 y 21 años apostaron por Angela Merkel en 2017
Casi la mitad de los jóvenes alemanes no saben decir el nombre de otro candidato
embargo, AfD cosechó un 21% y un 27% del voto joven respectivamente. La explicación de Klaus Hurrelmann, experto en juventud de Hertie School of Governance, es que en la Alemania oriental hay un sentimiento firmemente anclado en la tradición familiar de reproche y queja, la idea de que la reunificación los redujo a ciudadanos de segunda clase, que los jóvenes aprenden en casa y que es alimentada por el discurso populista de AfD. «Dependiendo de los filtros de base con los que te muevas, los liberales celebran las maneras racionales, consideradas y equilibradas de Merkel, el contrapunto de Donald Trump. A los círculos más a la derecha les molestan los cierres Covid y su política de refugiados y desde la izquierda la acusan de no haber hecho suficiente para reducir la desigualdad social», resume Laurenz Gehrke, joven periodista, la valoración de las legislaturas Merkel en las redes sociales. Los jóvenes votantes juzgan a la canciller fundamentalmente por su política verde. «Bajo el gobierno de Merkel, Alemania eliminó la energía nuclear, pero eso no es suficiente, especialmente en nuestra época, en la que la protección del medio ambiente desempeña un papel cada vez más importante», señala Emre Uysal, universitario de 20 años.
Brecha digital
El principal cambio del voto joven a lo largo de esta última legislatura, de hecho, es el significativo aumento de apoyo a Los Verdes. En las europeas de 2019, ya uno de cada tres menores de 30 años y el 36% de los que acudían por primera vez a las urnas votó a Los Verdes. La CDU obtuvo el 13% del voto joven y el SPD el 10%. Las encuestas de Infratest dimap dicen que en septiembre el 48% de ellos decidirá su voto con criterio climático, un 28% más que en 2014. El movimiento Fridays for Future ha calado hondo en esta generación de alemanes y cuenta con la bendición de la canciller, que ha recibido dos veces en la Cancillería de Berlín a Greta Thunberg.
La pandemia, además, ha enfrentado a este grupo de edad a una experiencia inédita para generaciones anteriores. «Se sienten frustrados, se han ido al traste todos sus planes de conocer gente, fiestas de cumpleaños, bailes de graduación, salidas en grupo, vida de pandilla», describe el sociólogo Michael Corsten, que ha realizado entrevistas cualitativas para su estudio «Generación Coronavirus» en la Universidad de Hildesheim. «Hasta ahora se hablaba de la generación Merkel por su desafección por la política, o eran etiquetados como la primera generación que ha crecido con internet, pero la pandemia ha puesto por primera vez su garantizado futuro entre un paréntesis de incertidumbre y ha abierto una brecha de desigualdad entre quienes disponen de medios para seguir cómodamente el colegio online y quienes no disponen del hogar adecuado o de buenas condiciones de conexión».
Idea de libertad
Los jóvenes que leyeron en el «New York Times» que la canciller alemana era la «líder del mundo libre», se han visto ahora privados de su libertad de movimientos y se han dado de bruces con unas restricciones que les han obligado a reinterpretar su idea de libertad y de responsabilidad social. Estas vivencias marcarán sin duda sus ideas y decisiones en el futuro, su visión del mundo e incluso su identidad, ligada también hasta ahora a la figura de la canciller. «Creo que será recordada durante mucho tiempo por el mundo, especialmente por muchos jóvenes, como el rostro de Alemania y de Europa», apunta Ben Rüssmann, bávaro de 19 años, sugiriendo casi sin darse cuenta que el continente entero está en proceso de cambio de identidad a causa de la marcha de Merkel. Después de décadas en las que el mundo no sabía qué teléfono marcar cuando quería hablar con Europa, según palabras de Henry Kissinger, el que fuera secretario de Estado de Richard Nixon, hemos vivido 16 años en los que quien quería hablar con Europa marcaba el número de la Cancillería de Berlín. «Hoy Alemania es un país mucho más conectado con todo el mundo, con más voz y más presencia. Nos presentamos ante el resto de países con más confianza y nos consideramos amigos del resto de los europeos».