DERECHO DE JUERGA

Los irresponsables están convencidos de que todos los españoles tienen derecho a la juerga

ES como cuando el profesor castiga a la clase entera porque en los últimos pupitres del fondo unos alumnos gamberros y osados le están tirando bolitas de papel y armando la escandalera. Así, como los alumnos aplicados de la clase castigada, todos los amedrentados cumplidores de las normas anti-Covid estamos sufriendo el endurecimiento de las restricciones por culpa de unos irresponsables insolidarios que en las Pascuas de Navidad y en Nochevieja se saltaron todas las recomendaciones y se dedicaron, sin mascarilla y sin espacio de protección, a hacer de su capa el peligroso sayo que, a la larga, nos ha traído esta disparada tercera ola de contagios y de colapsos en las UCI. Es como si no existieran los confinamientos, ni los toques de queda, ni los cierres perimetrales para esos irresponsables de las fiestas ilegales, de las aglomeraciones suicidas en torno a unas botellas de alcohol, del alquiler de un local para dar un festolín ilegal y bailar y beber hasta que llega la Policía avisada por unos vecinos que ven el peligro.

Para mí que los irresponsables están convencidos de que por encima de salud y de la economía, todos los españoles tienen derecho a la juerga. No se privan de ella, truene o ventee, sin reparar en el reguero de dolor y de muerte que han dejado y que tenemos que sufrir todos, que veremos a ver si por culpa de estos incívicos no nos encierran otra vez en casa en confinamiento total, como el de marzo que nos robó la primavera, y que piden muchas comunidades autónomas y hasta muchos colegios médicos que saben más que Fernando Simón y su rebequita. Por cierto, en ese presupuesto que ha aprobado el Gobierno para maquillaje de los caretos ministeriales y gubernativos en las ruedas de prensa en La Moncloa o donde se tercie, igual que hay un rubro para que Sánchez salga guapo y maquillado y maqueado y le tapen los cráteres lunares de su rostro, ¿no podían destinar una partida para comprarle una chaqueta y una corbata en condiciones al Tío de la Rebequita, que va a tener hasta las coderas rotas sin que dimita, como debía haber hecho hace mucho tiempo este portavoz de mentiras?

Pero íbamos por los irresponsables, antes de entrar en la sala de maquillaje de presidentes, vicepresidentes y ministros. ¿Es que no pueden renunciar a sus ganas de juerga? Parece que se han inventado un tercer párrafo del artículo 28 de la Constitución, el que «reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para la defensa de sus intereses». Un párrafo que para ellos dice: «Por encima de restricciones y toques de queda, se reconoce el derecho a la juerga en botellones y fiestas de todos los irresponsables que nos traen con su insolidaridad la enfermedad, la saturación hospitalaria, la muerte y el ahondamiento en la crisis económica, cómplices del “Delenda est Hostelería” que ha llevado a tantísimos negocios a la ruina».