ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
EN LA MUERTE DE MANUEL SANTOLAYA
Estas líneas por el abandono de un amigo quieren ser también de homenaje a un profesional que tan activamente ha contribuido a la recuperación de nuestro patrimonio a lo largo de 13 años
Con todo respeto, quiero expresar mi más profundo sentimiento por el fallecimiento del arquitecto Manuel Santolaya Heredero. Nos conocimos a principios de los años 80, cuando me invitó a colaborar en un proyecto de rehabilitación del Corral de Diego. Eran los años en los que muchos creíamos que el Casco Histórico de Toledo todavía era un espacio urbano vivo pero que avanzaba irremisiblemente hacia un vaciamiento demográfico progresivo, hacia una pérdida de vitalidad funcional y un deterioro material que lamentablemente se ha ido produciendo con el paso del tiempo.
Manolo Santolaya era de los que pensaban entonces que ese deterioro se podía frenar, al menos en lo material y morfológico, mucho antes de que llegara el PECH de 1997. Con el paso de los años, ya desde la gerencia del Consorcio de Toledo, tuvo la suerte de poder contribuir a la práctica de muchas de esas ideas, especialmente en lo referente a la conservación del patrimonio histórico y artístico heredado.
Hoy, gracias a su participación en la recuperación del pasado, el conjunto de los ciudadanos, los de dentro y los de fuera, los que recorren a diario las calles del Casco Histórico y los que lo hacen ocasionalmente, podemos contemplar en pie y en magnifico estado de consolidación muchos vestigios del ayer que de otro modo habrían desaparecido, y otros que han sido sacados a la luz desde el más profundo desconocimiento o simplemente del olvido.
Las rutas del patrimonio desconocido, exposiciones y otras actividades que se han organizado y gestionado desde el Consorcio de Toledo deben mucho al impulso de estas tareas por Manolo Santolaya. Hoy su trabajo, materializado en la piedra y ladrillo de muchos monumentos, con la colaboración y ayuda de otras muchas personas, permanecen y contribuyen a incrementar los valores patrimoniales de nuestra ciudad. Por eso, su memoria quedará para siempre entre nosotros, y estas líneas, de pena por el abandono de un amigo, quieren ser también de homenaje y honor a un profesional que tan activamente ha contribuido a la conservación y recuperación de nuestro patrimonio a lo largo de 13 años.