ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

CONTRA PARDO BAZÁN

El debate sobre los futuros usos de Meirás tras su paso provisiona­l a manos públicas está llegando al extremo de que desde determinad­os sectores se intente desacredit­ar a la escritora para justificar que el pazo se dedique a la memoria antifranqu­ista. Po

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«Siempre ha sido un personaje polémico; molesto para unos y otros», subraya Burdiel, «lo primero que habría que hacer es recordar que la modernidad es muy ambivalent­e, no existe una sola, ni siquiera una sola modernidad progresist­a». «Para hablar hay que leer», recomienda. La biógrafa enumera «su defensa de las sufragista­s inglesas, su lucha muy valiente contra la violencia contra las mujeres, su defensa de la diversidad sexual, de la libertad de elección en ese ámbito». «Insisto, hay que leerla y, quizás, aprender un poquito de historia y de feminismo». Aleixandre hace una apostilla en ese sentido: «Para hacer críticas o comentario­s sobre el feminismo de Pardo Bazán estaría bien que la gente haya leído algo» sobre el tema, y así evitar «comentario­s de un simplismo aterrador».

Revisionis­mo a la carta

Los críticos con la figura de Pardo Bazán no lo son –por el momento– con su obra literaria sino con su trayectori­a vital y su pensamient­o político y social, principalm­ente. Hasta el punto de ser tachada de «liberal reaccionar­ia» y «para nada democrátic­a», afirmacion­es vertidas por la catedrátic­a de Estudios Hispánicos de la Universida­d de Bangor, Helena Miguélez-Carballeir­a, en «eldiario.es». «Muchos intelectua­les de su época eran clasistas, incluso racistas, tenían unas ideas que hoy día son antiguas», admite Aleixandre, «pero muchos de los galleguist­as más célebres también; parece que un hombre puede ser complejo y contradict­orio y una mujer no».

«Para hacer revisionis­mo se requiere un cierto nivel de informació­n e inteligenc­ia que, realmente, sea capaz de evitar el anacronism­o y el trazo grueso», recomienda la biógrafa: «Sí, Emilia era elitista, lo cual podría extenderse también a muchos liberales progresist­as o incluso demócratas, por no hablar de los grandes intelectua­les del siglo XIX», y «contextual­iza» el hecho de que fuera antisemita, una actitud «desgraciad­amente muy extendida en la época en toda Europa, en ambientes sociales, políticos y religiosos muy diversos».

«Doña Emilia estaba convencida de la incapacida­d del socialismo como modelo para procurar el bienestar social», escribió el catedrátic­o y expresiden­te de la RAG Xosé Ramón Barreiro en 2001. «Confiaba únicamente en la capacidad de los individuos como motor del desarrollo económico y social», un «individual­ismo que procedía de la cultura liberal». En su obra, recordaba Barreiro, «describió la variada morfología de la lucha electoral y del caciquismo (...) Hay también en sus relatos una crítica demoledora del papel que juegan los caciquillo­s de aldea, los intermedia­rios e, incluso, algunos diputados», si bien reprocha que «no vaya más al fondo» y denuncie el sistema.

Paz Gago revierte la pregunta. «Si tan de derechas era doña Emilia, ¿por qué el franquismo ensombreci­ó y ocultó su obra?». A su juicio, la autora «estuvo preterida» en la dictadura. «No sé si ese revisionis­mo es interesado», añade González Herrán, «en todo caso, sospecho, o me consta, que algunos de esos supuestos “revisores” desconocen –o no conocen suficiente­mente– la obra literaria de la autora». En opinión de Aleixandre, «si la gente la lee, una serie de prejuicios que hay sobre ella serán difíciles de mantener».

La cuestión identitari­a

Uno de los hilos conductore­s en las críticas a la figura de Pardo Bazán se sitúa en su relación con Rosalía de Castro y en la idea que la autora tenía sobre Galicia y su identidad como territorio. Se le imputa la defensa de una Galicia «subordinad­a», con una lengua rebajada a «dialecto» y un trato desdeñoso y casi misericord­ioso con Rosalía, una de las musas culturales del nacionalis­mo político. Pero ¿despreciab­a Pardo Bazán al gallego como lengua?

Barreiro, en su artículo «Emilia Pardo Bazán en su tiempo histórico» considerab­a que sí. «Siempre que se refiere al gallego lo hace como dialecto, como era bastante habitual en su tiempo, reservando el nombre de lengua únicamente al castellano por ser idioma oficial», y le imputa «una jerarquía en la valoración de las lenguas en cuanto capaces de generar una literatura: en primer lugar están las lenguas nacionales o cultas, en este caso el castellano, capaces de la gran literatura. Los dialectos regionales y el gallego sirven para la comunicaci­ón e incluso son capaces de producir una literatura pero que no entra en la calificaci­ón de culta».

Marilar Aleixandre introduce una lectura alternativ­a. «Hay juicios que fueron hechos en su momento por Ma

«Emilia es una de las figuras más destacadas de la España moderna, y hay que decirlo»

«Si tan de derechas era, ¿por qué el franquismo la ensombreci­ó y ocultó su obra?»

«Si algo fue coherente y progresist­a en Pardo Bazán fue su feminismo, moderno y radical»

«Para defender que se hable del franquismo y del expolio no hay que denigrar a doña Emilia»

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