ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

El Madrid y Zidane se desconecta­n

El técnico, que ayer habló a su plantilla, continúa en el cargo, pero su situación en el banquillo se deteriora ante la mala gestión con las jóvenes promesas, el bastión de la política del club

- TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN LAS CLAVES DE UNA CRISIS QUE SE REPITE

El enfado compite con la resignació­n, la indignació­n tutea a la impotencia, la falta de reacción vence a la falta de confianza de muchos futbolista­s. El análisis de la cúpula de la entidad es frío, más allá del enfado caliente del desastre vivido en Alcoy. La crisis del Real Madrid es dura porque permanece en el tiempo, es un Guadiana intermiten­te que cada mes inunda al madridismo con un torrente de fiascos en cuanto los jugadores consagrado­s, los veteranos de mil lides y veinte títulos, no responden porque su físico ya no es el mismo de hace cuatro años. En la empresa se reflexiona que Zidane ha cometido el error de confiar su futuro en figuras inmersas en la treintena que ya no pueden rendir cada tres días. Y el colmo de esa posición es querer dar partidos a hombres como Isco y Marcelo, en un intento de recuperar a viejas glorias mientras no concedía minutos a muchas promesas fichadas a buen precio. Las risas de Isco y Marcelo en Alcoy en plena prórroga, cuando se vislumbrab­a el hundimient­o, han supuesto el remate de un fin de ciclo que ambos vivirán en junio.

El segundo fallo de Zizou, reconocido por el club, es haber dejado fuera de juego a un plan B que hace dos años era fundamenta­l y que ahora se ha sentido desconecta­do ante la omnipotenc­ia que el entrenador ha otorgado a las estrellas de las tres Champions consecutiv­as. En este sentido es especialme­nte doloroso que hombres como Valverde y Vinicius, que salvaron el cuello al francés en diciembre con cinco victorias consecutiv­as y la clasificac­ión para la Champions, cayeran en la suplencia cuando se habían ganado el crédito. Ellos dos son la cabeza de puente de un grupo de jóvenes que se perdieron en el anonimato, empezando por Odegaard, que ha pedido su cesión, y acabando por Militao, Odriozola, Mariano y Jovic, derrotados por la situación.

Ya no valen lamentos

Zizou se reunió ayer con la plantilla y habló con crudeza durante seis minutos que fueron intensos. No le gusta extenderse en palabras, sino ser directo, duro, escueto. No es cierto que no dijera nada relevante. Les pidió explicacio­nes por el fracaso. Los jugadores asumieron que están en la diana y ya no valen lamentos. Deben reaccionar y el Alavés, mañana, se ha convertido en otro examen final.

El Real Madrid no está de acuerdo con esta mala gestión del técnico, otro

No hace la revolución

El Real Madrid fichó a Valverde, Vinicius, Rodrygo, Odegaard, Jovic, Odriozola y

Militao para contar con jóvenes talentos desde que eran promesas y no gastar cientos y cientos de millones en estrellas. Pero Zidane no cuenta con ellos, no los aprovecha.

Jugadores sin confianza

Esos hombres del futuro, con Valverde y Vinicius como primeros espadas, titulares en muchas fases de estas temporadas, se han sentido infravalor­ados en tal medida que han perdido la confianza, relegados a una suplencia constante.

Un ambiente extraño

La crisis con ese plan B se ha encontrado con un equipo que, además de Ramos, no tiene otros líderes que manden y griten cuando hace falta, tanto en el vestuario como en el césped. Además, el sevillano se encuentra inmerso en una negociació­n de su futuro que es agotadora y que afecta a la plantilla. En esta tesitura, el capitán pide a sus compañeros otra vuelta de tuerca.

Los amortizado­s

Zidane insiste en recuperar a veteranos como Marcelo e Isco, que han ganado títulos con él pero que ya no están para jugar en el Real Madrid, en detrimento de jóvenes que merecen muchos más partidos. Militao no jugaba desde octubre. Odriozola, desde septiembre.

Nadie hace gol

La impotencia rematadora señala a Mariano y Jovic como dos arietes que debían jugar más y no lo han hecho. El serbio ya se ha ido, cedido.

Dos grupos

La desconexió­n es evidente porque están claros los dos sectores del vestuario: los que juegan siempre y los que no juegan casi nada.

Zidane, cabizbajo durante un partido del

Real Madrid ra maestro en sacar rendimient­o de los reservas de lujo. Zizou ha fallado en su mayor virtud, la gobernanza del grupo. Nunca fue un preparador de tácticas ni de reacciones maestras como hacía Mourinho. Sí ha sido un buen director de egos y de la plantilla. Y si Zidane tropieza en lo mejor que ofrecía, las cosas irán mal, como así ha sucedido.

Sin dejarse llevar por el fragor del enojo, la dirección deportiva del Real Madrid no piensa echar al entrenador ahora, salvo que una hecatombe mayor de resultados exigiera un cambio de timón. La empresa conoce bien lo mejor y peor de Zinedine y le da un margen. El primer plazo es la Champions, febrero, el Atalanta. El segundo plazo es el final de la temporada. Entonces, en consecuenc­ia con los hechos, se decidirá si el marsellés continúa o si conviene hacer una revolución en el banquillo con un nuevo técnico que sí ejecute el cambio que el equipo necesita.

La entidad requiere un responsabl­e deportivo que aplique en el campo la política de futuro que la institució­n ha realizado desde hace una década. La casa blanca fichó a Vinicius, Valverde, Rodrygo, Odegaard, Jovic, Militao y Odriozola para formarlos en casa. Casemiro fue el primer ejemplo de esa filosofía. La dirección deportiva quería que esos futbolista­s jugaran progresiva­mente y se hicieran un hueco en el equipo en una rotación con los consagrado­s. Zidane lo hizo así durante un trienio. Fue quien elevó a Casemiro a la categoría de indispensa­ble. Pero desde el año pasado acabó con la importanci­a de los suplentes de oro para convertirl­os en reservas sin lustre. Lo negativo de esta desconexió­n es que muchos de esos chicos se han sentido desasistid­os. Odriozola no jugaba desde septiembre. Militao no lo hacía desde octubre. Y Odegaard ha solicitado marcharse.

El silencio del técnico en Alcoy, sin hablar con los futbolista­s al final de los noventa minutos ni en la prórroga, fue otra imagen que no gustó a sus jefes. Expuestas las verdades de Zinedine, hay otra realidad suprema: esos futbolista­s tenían que haber ganado al Alcoyano sin necesidad de nadie que les mande. Y se mostraron impotentes.

Zinedine sigue. De momento. El Alavés es, mañana, su siguiente examen. Ramos, que no ha renovado, tendrá que liderar otra revolución interna. Ya comenzó ayer. Es el primero que sabe que ellos también se la juegan. El escudo del entrenador ya se ha acabado.

El límite

El duelo de Champions ante el Atalanta, en febrero, marcará el futuro a corto plazo del técnico

 ?? IGNACIO GIL ??
IGNACIO GIL
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain