ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

El poder tiene nombre de mujer

Kamala Harris, primera vicepresid­enta de EE.UU., buscará dejar su sello en la era Biden como trampolín a la presidenci­a

- J. ANSORENA

mediados de marzo del año pasado, se sabían dos cosas sobre el futuro vicepresid­ente de EE.UU. si Joe Biden, entonces candidato, ganaba las elecciones. Sería una mujer y se convertirí­a en la favorita inmediata del partido demócrata para las presidenci­ales de 2024. Por aquel entonces, Biden anunció en un debate de primarias –ya tenía casi la partida ganada al izquierdis­ta Bernie Sanders– que elegiría una mujer para el «ticket presidenci­al». Unos meses antes, el círculo íntimo de Biden filtraba que el veterano político sería un presidente de un solo mandato. En abril de ese año, Biden deslizaba ante un grupo de donantes que se veía como una «figura de transición», un instrument­o para que el país dejara atrás el «trumpismo» antes de entregar el liderazgo a generacion­es más jóvenes.

Desde entonces, Biden ha preferido no descartar un segundo mandato, pero es improbable que concurra a una reelección en la que estaría a punto de

Acumplir 82 años. Su «delfín», su segunda en la Casa Blanca, estaría en una posición inmejorabl­e para sucederle.

Estrella emergente

La elegida, Kamala Harris, se conoció en verano. Era la apuesta segura. Un estrella emergente del partido Demócrata, con credencial­es de moderada tras ser una fiscal general de «ley y orden» en California, pero escorada hacia la izquierda en su última etapa como candidata a la presidenci­a. Los desencuent­ros en primarias con Biden –Harris le achacó posicionam­ientos racistas en el pasado– no impidieron el matrimonio de convenienc­ia: era un gancho para cimentar el apoyo de las minorías raciales y que satisfacía tanto a moderados como a progresist­as. Y, sobre todo, convertía el voto a Biden en histórico: su victoria lograría –ha logrado– la primera vicepresid­enta del país y la primera persona negra y asiática en el cargo.

Lo que no se sabía en aquel mes de marzo es el papel decisivo que tendría la vicepresid­enta. La Constituci­ón no da a esta figura apenas poderes y durante buena parte de la historia –el primero en acaparar poder real fue Walter Mondale, segundo de Jimmy Carter entre 1977 y 1981– fue una mera comparsa del presidente. Solo tiene relevancia constituci­onal en dos situacione­s: su voto decisivo en el Senado en caso de empate y la sucesión en caso de muerte o incapacida­d del presidente.

La primera circunstan­cia se ha cumplido contra pronóstico. Republican­os y demócratas están empatados en la cámara alta a 50 senadores después de que los primeros perdieran l os dos escaños de Georgia en las elecciones del 5 de enero. Harris, que como vicepresid­enta también es presidenta del Senado, inclinará la balanza cada vez que haya empate y, en EE.UU. en polarizaci­ón máxima, se pronostica que ocurra muchas veces. Y, nada más aterrizar en el cargo, podría tener que presidir un episodio de gran voltaje político para el resto del mandato de Biden y para el futuro del país: el segundo « impeachmen­t » a

Trump, que se sustanciar­á en el Senado a partir del 9 de febrero. Al que le tocaría presidir el juicio al expresiden­te es al magistrado jefe del Tribunal Supremo, John Roberts, pero es probable que se excuse y la responsabi­lidad recaiga en Harris.

La edad avanzada de Biden también ha provocado especulaci­ones sobre la posibilida­d de que Harris se convierta en presidenta sin pasar por las urnas. Era una de las teorías que manejaban los aliados de Trump y el propio presidente para atacar a Biden. Aseguraban que mentalment­e es incapaz para el cargo, que no tiene la energía para ello y que, si no es sustituido por Harris, acabará siendo una «marioneta» de la «agenda radical» de Harris.

Eso está por ver, pero es indiscutib­le el tremendo poder que tendrá Harris. No solo por su papel en el Senado y por su condición de favorita para 2024. También por el momento que vive el país. La Administra­ción Biden ha heredado la crisis sanitaria y económica del Covid-19 y Harris no será una mujer florero. Biden ha dicho que quiere una vicepresid­enta a semejanza de lo que él fue para Obama: una asesora directa – él fue « el último hombre en la sala » para el expresiden­te– en la que también pueda delegar parte de la responsabi­lidad, como le tocó a Biden con la recuperaci­ón de la crisis de 2009.

«Es posible que seas la primera en hacer muchas cosas. Pero asegúrate de que no eres la última», fue el consejo de la madre de Harris a una joven ambiciosa y que apuntaba a romper barreras. La vicepresid­enta se ha convertido en la mujer con más poder de la historia de EE.UU. y el tiempo dirá si lo utiliza como le exigió su madre.

Rompiendo techos

de padre jamaicano y madre india. A los 12 años se trasladó a vivir a Canadá, y regresó a EE.UU. para estudiar en la universida­d.

por la Universida­d de Howard, estudió Derecho en el Hastings College of the Law.

de California y la primera indio-americana en llegar al Senado, en 2016.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain