ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Victoria con demasiados fallos

El Barcelona, con goles de Messi y De Jong, tiene que remontar para llegar a cuartos

- SALVADOR SOSTRES

Tras su visita a Cornellá y a Elche, el Barça continuó ayer su gira por las grandes capitales europeas y le tocó Vallecas. Me escribió Enrique Yunta, jefe de Deportes, justo antes de que el partido comenzara pidiéndome que moderara mi entusiasmo por la metrópolis. Qué cosas piensa la gente de mí. El césped estaba peor de lo que se ve en las fotos, y eso tiene hasta mérito. Riqui Puig, titular. El Barça jugaba con una bonita camiseta rosa que por televisión se confundía con la vestimenta local. El Barça tiene esta temporada cinco equipacion­es, pero ni un sólo empleado que piense si se distingue bien su camiseta por la tele, que es, por cierto, su principal –y ahora casi única– fuente de ingresos. Somos unos genios.

El partido era de clase media baja, con el Rayo aguantando con dignidad lo que el Barcelona trataba de hacer sin demasiado acierto, aunque con algunas ocasiones. Irarola no renuncia nunca a su estilo, con su presión altísima y jugando un 65 por ciento en el campo del rival, pero se vuelve vulnerable cuando le buscan en profundida­d. ¿Dónde están hoy los espacios?, que preguntarí­a Luis Enrique. Estaban en las espaldas de los defensas del Rayo. El Barça trataba de que no se le durmiera el partido y lo conseguía pero sólo a latigazos. De Jong remató al larguero, buena llegada. Messi paseaba su larga decadencia con intentos de algo y limitacion­es en todo. Qué amargo sabor nostálgico, qué permanente expectativ­a frustrada. No se le puede reprochar que no trabaje, lo que sin duda es peor, porque es el final de cualquier esperanza.

Especulaci­ón

El Rayo arañaba, pero sin causar heridas de profundida­d, y el Barça, que no tenía el partido controlado y estaba manifiesta­mente incómodo, vivía demasiado lejos de la portería de Dimitrievs­ki. Contra el Rayo son siempre partidos duros, exigentes hasta el final. Y más si, como ayer el Barça, especulas más de lo que presionas y no estás fino en los detalles. Trincao tuvo el gol, tras una valiente cabalgada por la banda, pero Dimitrievs­ki le puso una mano mucho más brillante que su remate. El rebote fue a parar a Riqui Puig, que con el portero batido chutó al palo. No fue como fallar dos penaltis, pero fue desperdici­ar dos ocasiones demasiado claras. Es por lo que Koeman más se enfada. Si Riqui lo tenía ya difícil, lo tendrá ahora más complicado. A la jugada siguiente, Messi buscó bien el espacio, pero estuvo tan lento que no pudo ni acabar la jugada. Messi no lo tendrá difícil con Koeman, sino con su decadencia de vieja gloria.

Todos los equipos se atreven con la presión alta, menos el Barça, precisamen­te porque jugar con Messi es jugar con diez. Pero no es sólo Messi, ni sólo el miedo, cuando juegas contra el Madrid o el Bayern, a quedar demasiado descubiert­o. El Barça hace años que no es propositiv­o cuando no tiene el balón. Parece como si a sus jugadores les diera «palo» ir a buscar al rival más allá de los tres cuartos.

Messi inauguró la segunda mitad chutando una falta al larguero. Más negación del gol. El fantasma de la cuarta prórroga en 15 días se sentaba junto a Koeman al banquillo a ver qué pasaba.

El Barça generó lo suyo, pero el Rayo también, que se atrevía cada con vez más y mejor a inquietar a Neto, hasta que Fran García hizo con muy poco lo que el Barça con muchísimo no había sabido hacer: marcar un gol. No sé si el Rayo merecía ganar, pero desde luego el Barça merecía perder por todo lo que había desperdici­ado. No te puede costar tanto marcar un gol, y menos si eres el Barça. Griezmann falló a continuaci­ón un remate en la misma área pequeña. Riqui, Júnior y Trincao fueron los señalados por Koeman y los cambió por los titulares: Pedri, Alba y Dembélé. Los cambios encendiero­n al equipo y entre De Jong, Griezmann y Messi fabricaron el empate. En el 80, otra vez Messi y De Jong marcaron la diferencia. Sin los becarios el Barça se iluminó. Ni siquiera tuvieron que marcar los que entraron: simplement­e aclararles a los que ya estaban las ideas, la precisión y el espacio.

Ocasiones

El Barcelona dispuso de muchísimas opciones de gol, pero le costó un mundo marcar

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REUTERS El Barcelona comenzó la remontada con un gol del argentino Messi
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