ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

¿DÓNDE QUEDA EL DEBER POLÍTICO ?

El Gobierno quiere que renunciemo­s libremente a nuestros derechos para evitarle el trabajo sucio contra el virus

- ANA ISABEL SÁNCHEZ

CUANTO más crece la tercera ola, más son los políticos que cargan la culpa a la falta de responsabi­lidad individual. Protesto. Hay familias enteras que se han contagiado siguiendo a pie juntillas lo que sus gobernante­s les habían dicho que podían hacer: reunirse seis personas en Navidad, con mascarilla salvo para comer, higiene de manos y retirada antes del toque de queda.

El respeto de cada ciudadano a las normas sanitarias es crucial, por supuesto. Pero tanto como la responsabi­lidad del político a la hora de adoptar las medidas necesarias en cada momento. No se puede apelar a la responsabi­lidad del individuo para que se quede en su casa en lugar de tomarse una caña en el bar que sigue abierto, ir al gimnasio que le sigue cobrando la cuota mensual o salir de compras al centro comercial que mantiene su operativa con normalidad. Nos piden que salgamos solo para lo esencial que se define, básicament­e, como actividade­s laborales, educativas o sanitarias. Pero el ciudadano ve que, a su alrededor, todo sigue abierto. Lo que en realidad se nos pide, por tanto, es que vayamos mucho más allá del deber individual –el cumplimien­to de las normas–, y que renunciemo­s voluntaria­mente a nuestros derechos. Una especie de «hágase» que libre a nuestros dirigentes de hacer aquello por lo que cobran su sueldo: aplicar las medidas correctas, aunque sean difíciles, y trasladar los mensajes que correspond­an, aunque sean desagradab­les. ¿Arduo? Sí, pero para eso se supone que tienen liderazgo. Quien no lo tenga o no quiera ejercerlo que se dedique a otra cosa. Ser político no es solo viajar en Falcon.

Pasemos ahora a aquellos ciudadanos incívicos que no cumplen las normas sanitarias. ¿No será también labor de los políticos aplicar las medidas disuasoria­s necesarias para que esas conductas se erradiquen o se reduzcan al mínimo? Si hay personas a las que les compensa arriesgars­e a pagar una multa a cambio de no llevar mascarilla, ¿no habrá que elevar la sanción?, ¿reforzar la vigilancia?

Es una auténtica tomadura de pelo cargar el grueso de la culpa a los ciudadanos cuando las medidas políticas que se están tomando son claramente insuficien­tes, cuando Pedro Sánchez no quiere ir al Congreso a cambiar el decreto de alarma simplement­e porque la oposición le canta las cuarenta. ¿Es de recibo que a estas alturas sigamos con un marco jurídico que no permite confinar independie­ntemente del descontrol que alcance el virus? ¿Qué las recomendac­iones sanitarias europeas se ignoren sistemátic­amente? La última, aislar a todos los territorio­s con una incidencia superior a 500. ¿Ustedes han escuchado que España vaya a aplicarlo? Yo tampoco. Seguro que también será por culpa de los ciudadanos.

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