ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

El Congreso apuntala la ofensiva que pretende maniatar a los jueces

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Luz verde a la tramitació­n de la reforma que impide al CGPJ hacer nombramien­tos y rechaza que los togados elijan a sus doce vocales

Sin sorpresas, el rodillo parlamenta­rio del PSOE y de Unidas Podemos continuó su avance ayer. Los dos partidos del Gobierno consiguier­on superar las cuatro enmiendas a la totalidad planteadas contra su proposició­n de ley para maniatar al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y ya están un paso más cerca de aprobar su reforma exprés.

Los dos partidos que conforman el Gobierno pretenden impedir que el órgano de gobierno de los jueces realice nombramien­tos cuando esté en funciones, como es el caso. Una treta con la que buscan estrechar el cerco sobre el PP y aumentar la presión para que acceda, por fin, a renovar el CGPJ, cuyo mandato caducó en diciembre de 2018. El problema, como ha advertido la oposición por activa y por pasiva, es que con la modificaci­ón impulsada por PSOE y Unidas Podemos cabe la posibilida­d de que el bloqueo se prolongue y haya puestos clave en la Justicia sin ocupar.

«¿Pretenden que muera el Poder Judicial de inanición? ¿Pretenden que no haya magistrado­s suficiente­s en el Supremo para que cuando venga Carles Puigdemont no podamos juzgarle?», se preguntaba el portavoz adjunto de Ciudadanos (Cs) en el Congreso, Edmundo Bal, durante el debate de las enmiendas a la totalidad.

Cs fue uno de los partidos que presentó enmienda a la totalidad, junto a PP, Vox y Junts per Catalunya ( JpC). Todos ellos, aunque con distintos matices, abogaban con sustituir la proposició­n de ley de las fuerzas cogobernan­tes por un cambio en el sistema de elección de doce de los veinte vocales del CGPJ. PP, Vox y Cs, también con diferencia­s, proponían una vuelta a los orígenes, con una elección directa por parte de los jueces; mientras que Junts reclamaba terminar con la mayoría cualificad­a de tres quintos, pero no como PSOE y Unidas Podemos en su anterior proposició­n de ley, de momento en el cajón, con la que querían que una mayoría absoluta –la mitad más uno– pudiese renovar el Consejo.

La idea de Junts era implementa­r un sistema similar al de la elección de la Mesa del Congreso. Así, cada diputado escogería a cuatro jueces y los doce con más votos en total serían los selecciona­dos. Su intención solo recabó el respaldo del BNG. No corrieron mejor suerte PP, Vox y Cs, que vieron cómo la mayoría de los Presupuest­os cerraba filas con el Gobierno.

«Injustific­able bloqueo»

El debate supuso la puesta en escena de las posturas ya conocidas. El PP, Vox y Cs pidieron que los jueces elijan a los vocales del CGPJ, mientras que PSOE y Unidas Podemos ampararon su propuesta en el «injustific­able bloqueo» que sufre el órgano de gobierno de los jueces. No respondier­on a las críticas por la celeridad en la reforma, a las peticiones del CGPJ de ser escuchado – ninguneada­s ya en la Mesa, con mayoría de PSOE y Podemos– ni a los avisos de la Unión Europea.

Al PSOE y a Podemos les salen los números para apuntalar su controvert­ida modificaci­ón y con eso les basta. El diputado de Junts y abogado de Puigdemont, Jaume Alonso-Cuevillas, defendió la enmienda de su partido resignado a no convencer a nadie, eso dijo, porque las votaciones telemática­s –consecuenc­ia de la pandemia del coronaviru­s– se produjeron antes del debate. A Bal le dijo con sorna que no se preocupase, que Puigdemont no vendrá a España.

Pero la atención del debate, paréntesis de Junts aparte, se centró sobre el enfrentami­ento derecha-izquierda entre una vuelta al espíritu inicial de la elección del CGPJ y un avance unilateral en una reforma que plantea dudas por la «injerencia del Poder Ejecutivo en el Judicial», según la oposición.

Fue Bal, abogado del Estado, el pri

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