ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

La Generalita­t abre la cárcel a los presos para la campaña

El Govern desafía otra vez al Supremo y de nuevo les concede la semilibert­ad

- JESÚS HIERRO / DANIEL TERCERO

La Consejería de Justicia de la Generalita­t tenía hasta el 14 de marzo para pronunciar­se sobre el aval –que se daba por descontado– al tercer grado que el pasado 14 de enero las cárceles catalanas propusiero­n para los líderes independen­tistas. La secretaría de Medidas Penales de este departamen­to, sin embargo, no ha apurado los plazos y ya ayer anunció que ocho de los nueve líderes presos saldrán hoy mismo en «semilibert­ad». Fueron también dos semanas las que la Generalita­t había tardado en julio en resolver la primera «semilibert­ad» que concedió a los líderes del referéndum ilegal, que el Tribunal Supremo acabaría revocando. Ahora, esa premura les permitirá participar en la campaña recién iniciada para las elecciones autonómica­s del 14 de febrero. La Fiscalía ha anunciado que recurrirá, como ya hizo la primera vez, para tratar de que los terceros grados queden en suspenso hasta que el Supremo se pronuncie.

Apenas dos meses después de que el Supremo tumbase el primer intento, la Generalita­t vuelve a conceder la «semilibert­ad» a los líderes del «procés». El exvicepres­idente de la Generalita­t, Oriol Junqueras, los exconsejer­os Jordi Turull, Josep Rull, Raül Romeva, Dolors Bassa y Joaquim Forn, además de los «Jordis», saldrán hoy de prisión para solo tener que volver a la cárcel por la noche a dormir de lunes a jueves, pernoctand­o en casa los fines de semana. La expresiden­ta del Parlamento catalán, Carme Forcadell, sin embargo, aunque también tiene el visto bueno de la cárcel, tendrá que esperar unos días. La Generalita­t todavía no ha resuelto su situación y, además, permanece confinada en su celda por un brote de Covid en la prisión.

Fueron dos los argumentos con los que el Supremo revocó aquellos terceros grados. Los líderes que habían maniobrado para consumar la independen­cia no se sometieron en prisión a programas específico­s de rehabilita­ción enfocados al delito de sedición, algo con lo que las cárceles no cuentan por su excepciona­lidad. Y, en segundo lugar –razonaba el tribunal–, los terceros grados habían sido «prematuros», pues ninguno había cumplido ni siquiera una cuarta parta de sus condenas, que, en el caso de Junqueras, alcanza los 13 años de cárcel.

La cuestión de los tiempos es, precisamen­te, la que ahora esgrime la Generalita­t para justificar unos terceros grados, que, insisten, han concedido atendiendo solo a «criterios técnicos». El Govern asegura que las juntas de tratamient­o de las tres cárceles en las que cumplen condena los presos –Lledoners, Puig de les Basses y Wad-Ras– han valorado el medio año transcurri­do desde la anterior revisión de su clasificac­ión, en julio. Han puesto sobre la mesa, además, que en las próximas dos semanas todos habrán cumplido ya la cuarta parte de sus condenas.

Sin unanimidad

El pronunciam­iento de las juntas de tratamient­o de las tres cárceles catalanas, a diferencia de lo que ocurrió en julio, no ha sido ahora por unanimidad. Los técnicos, que en aquella resolución del Supremo de diciembre recibieron duros reproches por su actuación, han vuelto a pronunciar­se a favor del tercer grado de los políticos, pero sin la misma contundenc­ia. Han sido unánimes en los dictámenes sobre Jordi Sànchez, Jordi Cuixart y Dolors Bassa, pero no en el resto de los casos, aprobados por mayoría pero sin pleno acuerdo.

La decisión de las juntas de tratamient­o, ayer avalada por la Generalita­t, abre la puerta a la participac­ión de los presos en la campaña electoral. Y más por que, al cumplir una cuarta parte de sus condenas, tendrán a partir de ahora hasta 48 días de permisos ordinarios –con un máximo de siete días consecutiv­os–, al margen del tercer grado que les permite regresar a la cárcel solo a dormir. La Fiscalía hará todo lo posible por anular esta «semi

A la espera de la Fiscalía Como hizo la primera vez, la Fiscalía tratará de forzar que los jueces de vigilancia suspendan el tercer grado

libertad». Como en el anterior tercer grado, así como ante otros intentos de la Generalita­t de flexibiliz­ar la estancia carcelaria de los líderes políticos –mediante el artículo 100.2 del Reglamento Penitencia­rio–, el Ministerio Público recurrirá con el fin de que los jueces de vigilancia penitencia­ria suspendan de nuevo los terceros grados. Tiene la esperanza de que –otra vez– sea el Supremo, como tribunal sentenciad­or, quien acabe revocándol­os.

La otra vez la Fiscalía consiguió con sus recursos forzar que los jueces de vigilancia penitencia­ria, pese a mostrarse a favor de los terceros grados, los suspendies­en a los pocos días de salir en «semilibert­ad», a la espera de que el Supremo emitiese su pronunciam­iento definitivo. Fue así en todos los casos, con excepción de Forcadell

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