ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Nueve horas después los expertos de la OMS no dan la cara en China
Comienza la misión de los 14 investigadores tras más de medio año y la cuarentena
El planeta entero llevaba más de medio año esperando la misión de los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para investigar el origen del coronavirus en Wuhan. Aguardar dos semanas más por la cuarentena obligatoria al llegar a China no era un esfuerzo. Y montar guardia desde las seis de la mañana hasta las tres de la tarde a las puertas de su hotel, como hizo ayer la Prensa internacional desplazada a Wuhan, también se podía sobrellevar porque había mucha expectación sobre su viaje.
Pero, contagiándose de la opacidad del régimen de Pekín, los 14 virólogos, epidemiólogos, médicos y veterinarios de la OMS no explicaron cuál iba a ser su agenda para las dos próximas semanas ni qué van a inspeccionar. Saludando desde su autobús, cuyo conductor iba pertrechado con un traje especial, se perdieron a toda velocidad por las calles de Wuhan para dirigirse a un «resort» de lujo en las afueras especializado en convenciones. Allí serán informados por sus colegas chinos, pese a que supuestamente ya habían aprovechado la cuarentena para entrevistarse por videoconferencia.
Se espera que visiten el clausurado mercado de Huanan, donde se vendían animales salvajes y se sospecha que se originó o propagó el coronavirus, y vayan a los hospitales para conocer a los médicos que trataron los primeros contagios con el fin de localizar al «paciente cero». Pero no se sabe si podrán entrar en el polémico superlaboratorio P4 de Wuhan, al que Trump señaló como origen del coronavirus. Aunque la mayoría de los científicos piensan que es natural, el coronavirus se ha convertido en una cuestión política que añade más presión a la investigación de la OMS.
Sus expertos se dejaron ayer llevar por el hermetismo del régimen chino en lugar de mostrar la transparencia de la que hacen gala en Twitter, donde cuelgan fotos de sus comidas, pruebas PCR y primeros atardeceres tras salir de la cuarentena, en la que aseguran haber estado tan ocupados que no han podido ni leer un libro. Como en aquel clásico del «teatro del absurdo», el mundo sigue esperando a GodOMS en Wuhan.