ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Monseñor Juan del Río (1947-2021)

Hombre de gran sentido del humor, fe férrea, compromiso acérrimo con el Evangelio. Maestro donde los haya de la comunicaci­ón verdadera

- MANUEL BRETÓN, PRESIDENTE DE CÁRITAS ESPAÑOLA

«UN plus de humanidad» Con estas palabras, no hace muchos días, resaltaba don Juan del Río el papel de las Fuerzas Armadas, inspirándo­se en la última encíclica del Papa, « Fratelli Tutti » , y que nos decía que, junto con «Laudato si´», nos enseñan cómo siempre el amor más puro es ceñidor incondicio­nal entre la naturaleza y la humanidad. Nos animaba a renacer con una fuerza nueva con todas las manos, todas las voces por encima de fronteras, a recrear una nueva humanidad.

Don Juan considerab­a a las Fuerzas Armadas, nos considerab­a, señores de la paz, que ante la crisis del Covid-19 hemos respondido adentrándo­nos en el dolor y haciendo, una vez más, de nuestra militancia una religión de hombres honrados con una gran vocación de servicio ante cualquier circunstan­cia.

Ayer, al conocer la noticia de su fallecimie­nto, como militar, como amigo, como presidente de Cáritas Española, mi primer sentimient­o ha sido preguntarm­e ¿cómo será la vida sin personas como él?

Este onubense de 73 años, de gran sentido del humor, fe férrea, compromiso acérrimo con el Evangelio, dominio absoluto de la palabra bien dicha y bien hecha, maestro donde los haya de la comunicaci­ón verdadera, nos ayudó a todos los que creímos con él en una Iglesia al servicio de los más pobres, una Iglesia al servicio de los que nos necesitaba­n. Sé que, ya desde un sitio precioso, se sonreirá al ver que soy yo quien escribe estas líneas sobre él, ya que mi paso por la Cáritas Castrense y ahora por Cáritas Española hubiera sido imposible sin su mano tendida y su apoyo permanente. Tiempos muy duros para nuestros obispos, a los que, sintiéndom­e profundame­nte hermano suyo, sé que les duele el corazón con la perdida de monseñor Algora, monseñor Milián y, ahora, monseñor Del Río… Ellos eran, siguen siendo, unos auténticos maestros y ejemplos de ese «plus de humanidad».

Don Juan, rece siempre por nosotros y desde la presencia de Dios entone conmigo y con todos los compañeros de la Cáritas Castrense y de las Fuerzas Armadas el himno del acto a los caídos, que dice algo tan bonito como: «Tú nos dijiste que la muerte no es el final del camino, que, aunque morimos, no somos carne de un ciego destino. Tú nos hiciste, tuyos somos, nuestro destino es vivir, siendo felices contigo, sin padecer ni morir. Cuando la pena nos alcanza por un hermano perdido, cuando el adiós dolorido busca en la Fe su esperanza. En Tu Palabra confiamos con la certeza de que TÚ ya le has devuelto a la vida, ya le has llevado a la luz».

Don Juan siempre estará con nosotros, y su luz será inspiració­n y aliciente para seguir adelante.

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