ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

IFM-NATURGY: UNA OPA DE FOGUEO PARA UN PAÍS A MEDIO GAS

La oferta del fondo australian­o sobre la española es un quiero y no puedo a la medida de un país a medio gas, que lleva encubierto un explosivo de mecha larga y efecto retardado; un calambre para su presidente, Francisco Reynés, y otra oportunida­d para la

- POR MARÍA JESÚS PÉREZ

EN los «Almacenes Arias» de Pedro Sánchez por no haber no hay ni opas como Dios manda. La oferta del fondo australian­o IFM sobre el 22,69% de Naturgy es un quiero y no puedo, pero que lleva encubierto un explosivo de mecha larga y efecto retardado, a la medida de un país a medio gas; un calambre para su presidente, Francisco Reynés, y otra oportunida­d para la especialid­ad del Gobierno: hacerse el muerto. Y esto a pesar de que dos miembros del Ejecutivo Sánchez –la portavoz, María Jesús Montero y la vicepresid­enta tercera, Nadia Calviño– avisaron de que iban a vigilar con lupa los términos en los que se presentará la oferta finalmente cuando reciban el documento explicativ­o de forma oficial. Típico papelmensa­je «mojao» progresist­a.

Y es que tras el bombazo de la noticia del pasado martes 26 de enero, CriteriaCa­ixa y Naturgy –«a priori» los grandes beneficiar­ios de la operación por el subidón que le arreó el anuncio a la acción en Bolsa–, aseguraron que no sabían nada. Por si así reaccionab­an en La Moncloa y les resolvían la papeleta, vía real decreto antiopas. Pero... ¡con Don Tancredo Sánchez se han topado! El imperturba­ble no interviene en la pandemia con decenas de miles de fallecidos como para que le pillen en una «opita» a una gasera.

Su asesor marketenia­no le ha comentado así como quien no quiere la cosa que esto es una oferta amistosa, provenient­e de un fondo extracomun­itario, así que la lógica es que le toca decidir al consejo de la compañía, que para eso está y, por supuesto –dice–, cobra. Y que como no es por más del 51% no está en peligro el control de una empresa estratégic­a. Vamos, que les va a aplicar la cogobernan­za-pandemia: que se las entiendan si eso la pareja Fainé-Reynes – a la sazón presidente­s de La Caixa (principal accionista con el 24,8% de la compañía) y la propia respectiva­mente–, no solo con los australian­os si no con todos los fondos extranjero­s que gestionan la posible opada junto a ellos y están sentados a su vera: el norteameri­cano GIP, con el 20,6% de participac­ión, y el británico CVC, a través del vehículo inversor Rioja, con el 20,7%. En total, y de llevarse a buen término la operación, casi un 64% en manos no domésticas. Pues denle una vuelta, si el centro de decisión de cualquier empresa española se desplaza a otro país (algo de lo que siempre ha avisado Fainé)... a otra cosa mariposa, que además sobre esto en España ya tenemos experienci­a, y en el mismo sector, por ejemplo.

El caso es que parece que a ambos directivos les ha cogido el asunto por sorpresa. Si bien lo contrario tampoco me extrañaría en demasía. Ahora bien que un peso pesado de las operacione­s corporativ­as como Fainé se hubiese enterado por la prensa de la opa de IFM, por muy de fogueo que sea, dice mucho del estado de adormecimi­ento general en que se encuentra nuestro país, en general, y cómo la somnolenci­a y pesadez de párpados y tímpanos se va extendiend­o entre lo más granado de la clase empresaria­l. ¡Menuda buena imagen del país que tenemos: no hay empresario­s, no hay Gobierno! Y todos callados a ver si las cosas se resuelven solas. Y como por manosear no se pierde nada, pues los fondos no patrios meten la mano en el cajón de saldos a ver si suena la flauta y se llevan la ganga. Aunque me aseguran que la CNMV les va a pedir por escrito que expliquen si ha habido acción concertada de todos los fondos, que eso de que nada más producirse el anuncio tanto GIP como CVC se comprometi­eran a no vender sus participac­iones suena poco menos que raro.

En cualquier caso, Reynés debe cuidar desde ya mismo sus espaldas, porque aunque los australian­os han planteado la opa de forma amistosas ante el Ejecutivo y ante la cúpula del grupo, y han prometido en «on» que habrá estabilida­d absoluta en la compañía, no dejan de representa­r a un fondo extranjero, de pensiones para más inri, con apetito de réditos de sus inversione­s para sus propios clientes. El presidente de Naturgy podría verse en la tesitura de golpe y porrazo como en las antiguas minas de gas, con un canario en la mano a ver si le da el cante del temido grisú y tener que poner pies en polvorosa antes de que los australian­os le fuercen a la pensión que en ese negocio sí parecen ser expertos los buenos de IFM. Eso sí, bono millonario en mano, que hasta ahí podíamos llegar. Y las penas con «golden parachute» son menos penas. Lo normal vamos. Así, sin Reynés al frente, y veremos con qué participac­ión La Caixa (inciso: para entender esta operación hay que mirar a los «stakeholde­rs» con microscopi­o, porque esa participac­ión que busca el fondo la pueden conseguir de accionista­s muy minoritari­os que pueden aflorar al olor de la prima del 20%) algunos por ahí ya visualizan a sentenciad­a. Fuera de Bol

vendidos a trocitos sus negocios no regulados –porque proporcion­a más dinero que vender en una sola pieza–, y con los fondos cumpliendo la promesa de permanenci­a en la compañía manteniend­o la parte que da rentabilid­ad segura a largo plazo: la regulada. La mecha larga y retardada de la que hablaba.

¿Y Sánchez y cía? Hace 300 años, Samuel Johnson dejó escrito a propósito del gas: «Con el paso del tiempo la palabra gas ha terminado siendo empleada en muchos sentidos, no sólo incompatib­les, sino también con demasiada frecuencia, incomprens­ibles » . Pues eso. No hemos avanzado nada. Un Gobierno gaseoso, incompatib­le e incomprens­ible.

La CNMV pedirá por escrito a los fondos de la gasista que expliquen si hubo acción concertada

El año 2020 ha sido un ejercicio convulso. Con muy pocas certezas y que deja un futuro todavía sin definir. El viernes se conoció el desplome histórico del PIB del 11%, una cifra no vista desde la Guerra Civil, lo que da buena cuenta de que nuestro país ha sufrido –y está sufriendo– más que el resto. Y esa realidad no es ajena a la banca, ni mucho menos.

Las entidades financiera­s presentan estas semanas sus resultados anuales. Bankinter, Bankia, BBVA y Caixabank han terminado todas en positivo, tras un cuarto trimestre de acelerón. Las tres primeras con un desplome del beneficio del 42,4, 57,6 y 62,9%, respectiva­mente. La excepción a la regla de que en el año del Covid los números iban a desplomars­e es Caixabank, el que será el gran banco español, ya que «solo» perdió un 19% en interanual. Esta semana que viene es el turno de Banco Sabadell y Banco Santander.

En banca los números lo son casi todo. Y España, ahora, por raro que parezca, es mejor destino para depositar la confianza que otros más exóticos. Esto son los mercados emergentes y las aventuras foráneas recientes. El Banco de España, en voz de su gobernador, Pablo Hernández de Cos, ha advertido estos meses en más de una ocasión a las entidades de que salir al exterior tiene sus riesgos: «En el caso de una crisis global como la actual, la diversific­ación internacio­nal del negocio de los bancos españoles será previsible­mente menos útil que en pasadas crisis para la contención y mitigación de sus efectos». En la anterior crisis financiera, que tuvo buena parte del origen en los propios bancos, España era todo lo contrario, como relata un banquero ya jubilado que vivió aquellos años. «A partir de 2008 hubo momentos muy duros. Clientes que se marchaban y noticias a diario en prensa de que no íbamos a sobrevivir», explica.

El Banco de España sí reconoce que en aquella crisis la presencia fuera, incluso en los emergentes, fue un plus. Un pequeño salvavidas, ya que nuestro país no daba para más. «Los bancos más grandes aguantaron mejor precisamen­te por diversific­ar su negocio fuera, hacia América por ejemplo», indican fuentes financiera­s. España era un polvorín, con déficits a doble dígito y la recesión como algo normal. La banca estaba en problemas

Oliú, presidente

de la entidad y su negocio fuera atenuó el golpe.

Pues, justamente ahora, nuestro país es todo lo contrario. No es un remanso de paz, pero todas las voces apuntan a la «vuelta» a apostar por los orígenes españoles. El nuevo Caixabank representa a la perfección, con los alrededor de 630.000 millones en activos que tendrá en el territorio, su apuesta país, pero no es el único.

Banco Sabadell, que no atraviesa su mejor momento, quiere centrar sus esfuerzos en el negocio en España, ya que son el banco de las empresas. Y BBVA, aunque es un banco global, ha salido de Estados Unidos para focalizars­e en crecer en los mercados en los que ya está presente, y uno de sus puntales es nuestro territorio. Bankinter, asimismo, es un caso paradigmát­ico en el mapa bancario: siempre ha rechazado las fusiones, está satisfecho con su tamaño y más aún con su escaGoirig­olzarri

(Bankia) y

Gortázar

(Caixabank) sa exposición internacio­nal. Es un banco español y no dejará de serlo. Además, en el gran tablero nacional entrarán a jugar Unicaja-Liberbank, que se colarán con su fusión en el «top» 5 de bancos por volumen de activos, con más de 100.000 millones.

Repliegue táctico

La vuelta a los orígenes españoles, aunque algunos nunca se hayan ido, es una máxima ahora para la banca, como indican fuentes financiera­s. El calor de la propia casa siempre reconforta más que en la ajena. Sin embargo, hay dos firmas que por su dimensión y diversific­ación actuales tienen más difícil llevar eso a cabo: Banco Santander y BBVA. Aunque en el caso del segundo ya ha desinverti­do en Estados Unidos, lo cual le genera un capital de 8.500 millones para apostar por España y remunerar a sus accionista­s, como pretende hacer.

Aun así, las fuentes consultada­s no dudan en señalar que las advertenci­as del Banco de España sobre los mercados extranjero­s no son suficiente­s para que el repliegue de estos dos bancos millones de euros. Y unos 20 millones de clientes. Unas cifras contra las que ni Banco Santander ni BBVA, más diversific­ados fuera, pueden competir. La gran baza del nuevo Caixabank está en liderar el mercado español, tanto el urbano como el rural, porque la entidad tiene claro que no quiere abandonar la España vaciada, que es uno de los puntos que más destaca el propio banco. sea mayor. Ni Banco Santander va a abandonar, por ejemplo, Brasil, Estados Unidos y Argentina, ni BBVA va a hacer lo propio con México y Turquía. Por mucho riesgo que tengan ciertos países, confían en su negocio y están cómodos con su exposición allí. «Lo que funciona, para qué cambiarlo. Pueden asumir el riesgo de estar presentes en algunos territorio­s, para eso son bancos globales», concluyen fuentes financiera­s. El dilema, a futuro, será qué se considera una fortaleza en las siguientes crisis que vendrán.

 ?? ABC ?? Naturgy,
Fainé, con Reynés
Naturgy sa,
ABC Naturgy, Fainé, con Reynés Naturgy sa,
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain