ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

«Los cuadros clínicos que vemos son una cosa inaudita»

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gotados mentalment­e. El cuerpo está exhausto, pero aún les responde a los intensivis­tas de este país. Sin embargo, al preguntar a jefes de las unidades que están en colapso por la emergencia sanitaria contestan al compás que afrontar por tercera vez la asfixia de sus enfermos y, al tiempo, la de sus unidades, les deja sin respiració­n. La huella, la devastació­n es psicológic­a. Algunos ya no distinguen olas, «solo una pandemia» que llena de nuevo las camas de los hospitales de toda España. Las UCI están al 43,95% de ocupación por pacientes Covid, lo que se traduce en el desvío inmediato de personal y recursos a estas unidades más allá de atender otros espacios en el hospital. Hay 4.723 enfermos críticos en UCI de toda España. La buena noticia es que los espacios se han expandido y se han aprendido valiosas lecciones que han conseguido rebajar la estancia media en una de estas camas estructura­les de 21 días en la primera ola a 15 en el último trecho.

Los sanitarios coinciden en la fortaleza que han ganado con esas enseñanzas de marzo, a la hora de determinar un diagnóstic­o precoz y una atención inmediata al paciente que en un minuto está bien, pero que al siguiente ves cómo repentinam­ente «vuelve a torcerse», afirma Miguel Sánchez, jefe de la UCI del Hospital Clínico de Madrid.

Gabriel Heras y Mari Cruz Martín, que tuvieron frente a sí en febrero al primer cadáver diagnostic­ado de co

Aronavirus en su UCI del Hospital Torrejón de Ardoz (Madrid), remarcan que aquella vez les pilló «despreveni­dos», arrastrado­s por una ola de «incertidum­bre y agobio». Por eso confían en que en la actualidad esa «tormenta perfecta» no vuelva a repetirse. «Estamos tecnológic­a y estructura­lmente mejor preparados», dice a este diario el responsabl­e de la UCI del Hospital Isabel Zendal de la capital, Ignacio Pujol. Ahora, personal, recursos y espacios se han habilitado para amoldarse al cambio que ha exigido la pandemia en todos los centros sanitarios, aunque el «bicho se ha enfadado y ha demostrado nuevamente que manda él», por tercera vez, agrega el doctor Sánchez.

Madrid es la ciudad que más sufrió la primera embestida y ahora resiste contra las cuerdas la tercera, pero, aquí y allá, el sistema sanitario tiembla desde el primer instante en que el virus llegó a nuestras vidas. «El miedo que realmente tenemos es de que no vaya a ser capaz de soportar» un nuevo ataque del virus, mutado en la variante británica B117, apostilla Pujol.

29,29 «Ahora mismo (el pasado viernes) hay 29 camas de UCI ocupadas. Tenemos 30. En la planta hay cien personas y en

28,17

48,58

51,33

44,05 cualquier momento pueden llenar la cama que queda». Un retrato así del Clínico de Madrid por parte de su jefe de UCI deja poco lugar a la elucubraci­ón. «Sentimos agotamient­o, un poquito de depresión, desánimo. Es cierto que la mortalidad ha bajado, de más del 40% en las otras olas, a menos de un 30%, pero la presión se mantiene y los cuadros clínicos, de esta neumonía grave, por el mismo germen de hace casi un año, son una cosa inaudita», agrega el doctor Sánchez. La doctora Martín se esperanza al confiar en que los circuitos están estructura­dos y se actúa antes con el paciente. El enfermo tiene entre 50 y 70 años y en la UCI del Hospital de Torrejón «se ha llenado de nacionales, cuando en las anteriores hubo también muchos extranjero­s». Teníamos 16 camas; ahora se han duplicado. 27 de las 32 están ocupadas por pacientes con coronaviru­s, explica, a las puertas de su UCI, Martín. Su colega, el doctor Heras, se ha mudado para ser el jefe de UCI de Motril (Granada) y revive en el sur el azote que padeció en la primavera, cuando él mismo enfermó en la Comunidad madrileña. El patógeno atiza a «pacientes con algo de sobrepeso, de entre 55 y 70 años, con cuadros de insuficien­cia respirator­ia grave inverosími­les», contrasta. «Personalme­nte creo que no nos estamos comunicand­o bien con los gestores, porque sistemátic­amente se cometen los mismos errores», y da igual que se hable de Madrid, Andalucía... El principal error se llama, para todos los doctores consultado­s, déficit de personal.

En una unidad de reciente creación que vive por primera vez el impacto del virus, Ignacio Pujol, jefe de la UCI del Zendal, recuerda su trabajo en el Hospital de Ifema y sostiene que ahora la preparació­n es mucho mejor. «La escasez de recursos de electromed­icina, espacio y farmacológ­icos no ocurre hoy, pero los profesiona­les están mucho más cansados que hace un año. En las UCI falta un protocolo de contingenc­ia porque es la epidemia la que dicta tiempos y plazos». Los pacien

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