ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

El insólito temporal de nieve ha tenido un lado bueno: un incremento de las reservas de los pantanos

- VALLE SÁNCHEZ

El histórico temporal de nevadas al paso de la borrasca Filomena ha dejado miles de damnificad­os en CastillaLa Mancha y una catástrofe ambiental sin precedente­s en la región, con un inmenso patrimonio vegetal perdido. Pero también hay un lado positivo: el deshielo de la nieve que dejó el temporal y las precipitac­iones de las sucesivas borrascas posteriore­s han llegado a los embalses de la cabecera del Tajo y han elevado la reserva hidráulica al 51,1,% de su capacidad. La cara más amable de la borrasca es el volumen de agua en forma de nieve que se ha depositado en los embalses. Entrepeñas y Buendía han almacenado más de 80 hectómetro­s cúbicos desde el 6 de enero, cuando entró la borrasca, aumentando poco a poco la capacidad des pantanos. En un solo día, del 29 al 30 de enero, Entrepeñas, que ya está al 42,6 por ciento de su capacidad, aumentó 3,43 hectómetro­s de agua embalsada y Buendía incrementó 2,18 hectómetro­s cúbicos y está al 20,21% de su capacidad.

Desde el Observator­io Geofísico de Toledo se está siguiendo al detalle la situación de los embalses, en especial, la cabecera del Tajo, con comparativ­as de Entrepeñas y Buendía. La delegada de la Agencia Estatal de Meteorolog­ía (Aemet) en Castilla-La Mancha, Paloma Castro, destaca este lado positivo de la borrasca Filomena porque «mucha nieve que se ha derretido no se ha perdido y se ha ido a la cabecera del Tajo». También ha aumentao el caudal de los ríos, que también han crecido pero de forma controlada, con la excepción del río Henares, «en el que hubo una pequeña inundación que ya está controlada».

Paloma Castro explica también a ABC cómo se ha vivido en el Observator­io Meteorológ­ico de Toledo el paso de Filomena, del 7 al 10 de enero, y la posterior ola de frío que se debió a un anticiclón sobre la península, a la atmósfera estable y a un suelo helado, dejando más de cincuenta centímetro­s de nieve en casi toda Castilla-La

Mancha, excepto el sur de Ciudad Real. Un fenómeno que provocó que las temperatur­as se mantuviera­n «muy frías». « Eso no había ocurrido desde hace muchos años», afirma.

Paloma Castro recuerda que Toledo llegó a registrar 13,4 grados bajo cero el pasado 12 de enero, la temperatur­a mas baja de toda la historia de su Observator­io, desde 1982 hasta hora. En Toledo, la temperatur­a más baja que se tiene recogida correspond­e al mes de enero de 1945, fecha en que el termómetro llegó a la cifra de 14,4 grados bajo cero, en el observator­io de Lorenzana, en el Casco Histórico.

El 12 de enero, Molina de Aragón alcanzó los 25,2 bajo cero, la más baja de España ese día, aunque la de su historia con temperatur­as mínimas por debajo de los 28, 2 grados bajo cero se registró el 28 de enero de 1952.

Para que se produzcan estos datos hsitóricos tienen que coincidir varios factores, según explica Paloma Castro, física y meteorólog­a: tiene que hacer mucho frío en el suelo, algo que se produjo por la nevada de Filomena, y también un momento anticiclón­ico estable «de tal manera que la masa de aire que se posaba sobre la nieve no se movía; el sol entraba y rebotaba y se volvía al exterior». Por eso, la ola de frío terminó cuando el anticiclón se retiró al norte y entraron los frentes de las otras borrascas, como Gaetán y Hortensía.

Como científica, la delegada de Ae

Paloma Castro

«Tras Filomena, llegó la ola de frío histórica por una situación anticiclón­ica, con noches despejadas y vientos en calma»

 ?? ABC ?? El heliógrafo del Observator­io de Toledo, congelado, el día 15 de enero tras el paso de Filomena
ABC El heliógrafo del Observator­io de Toledo, congelado, el día 15 de enero tras el paso de Filomena
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ABC Cuadro de temperatur­as durante este mes de enero en Toledo

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