ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Cataluña
A pocos días de la celebración de las elecciones autonómicas catalanas y aunque podamos tener la sensación de que no se ha avanzado nada en los últimos años, hay algo que ha cambiado sustancialmente: el mercado apenas le presta atención. Y no es porque las cosas se hayan resuelto, sino porque el mercado está con otros huesos.
Nadie pregunta por el impacto económico o por el riesgo político. Se ha pasado página. Y desde luego que no es algo g inocuo. No hay hayy como mirar a lo que le ha pasado a la economía catalana los últimos años para parap darse cuenta del tiro en el pie que se han pegado. No solo los distintos gobiernos han estado a otras cosas sino que la retórica populista se ha traducido en una importante merma de la seguridad jurídica que se ha traducido en caída de la inversión tanto nacional como extranjera.
Sin embargo, los peores escenarios que algunos dibujaban hace unos años están descartados y eso es lo que podía, llegado el caso, preocupar a los mercados. El hecho de que Cataluña haya entrado en una espiral autodestructiva no tiene mayores consecuencias en la prima de riesgo o el crecimiento del PIB porque con independencia de que se trata de una región importante, su peso relativo no es tanto y hay otras zonas que se benefician de que Cataluña haya decidido excluirse del radar del inversor.
gqRecogida del voto en Correos
No es probable que el resultado de las elecciones del próximo domingo rompa con esta dinámica autodestructiva. Las emociones son muy malas consejeras y siguen a flor de piel. El ejemplo claro lo tienen en Canadá. Sin embargo en este caso no tendrán la independencia pero si el progresivo empobrecimiento que es consecuencia de la deriva política actual. Es lamentable pero no tiene solución. En tanto no se rompa el bucle victimista y se impongan planteamientos más constructivos hay poco que hacer. Ver para creer.