ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Kevin Costner: «Quiero dirigir un wéstern y que se vea en cines»
El veterano actor, de 66 años, vuelve al género más clásico con la serie «Yellowstone»
Fue el guardaespaldas de Whitney Houston, un fiscal para Oliver Stone y un vagabundo que navegaba su trimarán en la distopía ecológica de «Waterworld», pero Kevin Costner se siente más cómodo a caballo,o, con un sombrero y, por si acaso, un revólverrevólver en el cinturón. Su primer gran n papel fue en el wéstern n «Silverado», lo ganó todo o con «Bailando con lobos» y ahora vuelve a otro clá- sico del Oeste, en este e caso para televisión, con n «Yellowstone». El veterano actor, de 66 años, atiende a las preguntas de ABC con un tono bucólico y parco en palabras, casi tanto como el patriarca al que da vida en la serie, cuyas dos primeras temporadas emite en España la plataforma Pluto TV.
—Siento que mi relación es con la audiencia, y mi trabajo es tratar de encontrar la mejor historia que esté en condiciones de contar, no solo filmar por el bien del cine. De la misma manera que cuando leo un buen libro quiero hablarle a alguien sobre él o si escucho una gran pieza musical la recomendaré, hacer una película para mí va sobre eso. Así que intento elegir con el mayor cuidado posible e ir donde está la historia que quiero contar. —«Yellowstone» ha sido uno de los grandes éxitos recientes de la televisión en EE.UU. ¿Cuáles son sus claves? —La gente ya tiene muchas series sobre abogados, políticos, policías y el espacio. También hay muchísimas comedias, pero no solemos visitar esos espacios abiertos por los que Estados Unidos es tan conocido. Esta serie lo hace, y creo que es también una forma de entretener a una nueva generación, ver estos paisajes tan hermosos y preguntarse si son reales. «Yellowstone» es muy americana en la forma en la que se ha hecho, con localizaciones exteriores, caballos a galope y ríos corriendo. Creo que es por eso que la gente la ha disfrutado.
—¿Y fuera de EE.UU. puede encontrar también su público?
—No somos tan diferentes. Esta forma de vida, la ganadería, todavía se hace todos los días en Estados Unidos pero tal vez en España no piensen en eso, quizás solo piensan en las películas de vaqueros como algo que fue hace muchocho tiempo. PeroPe la gente todavía se ganaga la vida a caballo, con el ganado, la única diferenciare es que, ahora, los problemasp son más modernos.d Y, sin embargo, sonso una amenaza para la familiafa protagonista. No es una forma de vida inventada, sucede todas las mañanas: la gente se levanta temprano, coge sus caballos y sale al rancho. No es un mito.
—¿Hay algo de «Bailando con lobos» en «Yellowstone»?
—No, pero entiendo la poesía de amar la tierra y querer protegerla. De aferrarte a ello, estar asombrado y comprender cuándo se está aprovechando. Son temas que tienen en común la película y esta serie, sí.
—Habla continuamente sobre películas, pero el coronavirus parece haber acelerado los cambios. ¿Hay futuro en las salas de cine?
—Espero hacer películas que vuelvan a la pantalla grande. De hecho, quiero dirigir un wéstern y me gustaría que la gente lo viera en un cine. Siempre he disfrutado de la experiencia de la pantalla grande, así que espero, como muchos, que eso vuelva a suceder. —La serie presenta la mala situación que se vive en algunas reservas indias. ¿Cree que el ataque a estatuas de conquistadores españoles y otros personajes históricos está relacionado con la indignación de los nativos? —Creo que nuestros nativos americanos nunca se han recuperado por completo del apetito imperialista que tenían nuestros antepasados europeos cuando aterrizaron aquí, y siguieron llegando y expandiéndose. Realmente no nos preocupamos por ellos y, en muchos casos, los eliminamos. Y los que han logrado aguantar, nunca han encontrado realmente su equilibrio. Es una lástima, de verdad.
—En la serie se muestran realidades irreconciliables: el choque entre lo rural y lo urbanita, entre las reservas y los ganaderos... ¿Es EE.UU. una sociedad más fracturada después de la era Trump?
—Estados Unidos se compone de grandes espacios abiertos y hay una mentalidad diferente entre las personas que están dispuestas a vivir en una ciudad frente a las que quieren vivir en grandes espacios abiertos y culti
vando su propia comida.
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«No nos preocupamos por los nativos americanos y, en muchos casos, los eliminamos»