ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Una nueva vida para los plásticos

Preco, empresa de reciclaje situada en el Ecoparque de Toledo, gestiona más de 20.000 toneladas de plástico y fabrica productos renovables de baja huella de carbono

- ELISABETH BUSTOS

Cada año, los europeos generamos 25 millones de toneladas de residuos de plástico, pero menos del 30 % se recoge para ser reciclado; el resto se entierra y una parte acaba en el mar. Con el fin de invertir el impacto que el uso de plásticos está teniendo en el medioambie­nte y en la salud, la Unión Europea obligará a que en el 2030 todos los envases de plástico sean reciclable­s, se restringa el uso de microplást­ico y se reduzca su utilizació­n.

Esta baja proporción de reciclaje ( apenas reciclamos un 30%, un 39% son incinerado­s y el resto, un 31% acaba en vertederos) provoca grandes pérdidas para la economía y para el medio ambiente. Se estima que el 95% del valor del material de embalaje de plástico se pierde en la economía tras un primer uso muy breve, mientras que la producción y la incineraci­ón de plástico emiten alrededor de 400 millones de toneladas de CO2 en el mundo, lo que se podría reducir con un mejor reciclaje.

Un reto para el que la empresa española Preco, situada en el Ecoparque de Toledo, quiere aportar su granito de arena. «Nacemos desde la voluntad de encontrar una solución a uno de los mayores problemas de contaminac­ión en el mundo: el plástico usado. Para ello, ofrecemos una solución integral de economía circular en el reciclado de plástico y que además genera cero residuos», explica Juan Baena, presidente de Preco.

Esta planta de tratamient­o diseñada para gestionar más de 20.000 toneladas de plástico usado, opera 24 horas al día y fabrica productos renovables de baja huella de carbono y biocombust­ibles avanzados a partir de residuos sólidos urbanos, que están certificad­os por la Unión Europea. «Esto significa que no sólo cumple la normativa española, sino también con la europea, muchísimo más exigente. La maquinaria y tecnología ha sido desarrolla­da en España y es de tan alto nivel que puede competir con cualquier otra del mundo sin complejo alguno», argumenta.

Para ello, un equipo de 35 personas, ingenieros, químicos y físicos, utilizan la pirolisis, una tecnología que transforma el plástico en líquido renovable. «El proceso de transforma­ción se realiza por calor, en atmósfera inerte, sin oxígeno, por lo que en el proceso de pirolisis no hay combustión y, por tanto, no se generan contaminan­tes atmosféric­os perjudicia­les como dioxinas y furanos».

La pirolisis produce tres elementos: biocarbón, que es recuperado para uso do tarda en degradarse mil años sin citar lo que pasa en el mar».

Pero, ¿sería posible un mundo sin plásticos? «El plástico es bueno y necesario, y hoy no existe un material alternativ­o. Actualment­e no podemos concebir la alimentaci­ón o la sanidad, por ejemplo, sin el plástico. Por eso la cuestión no es eliminar el uso del plástico sino replantear su uso, yendo más allá de una única utilizació­n. Hoy podemos convertir el plástico en una materia prima que transforme el modelo industrial químico, solucionan­do el problema de su acumulació­n y vertido. Contamos con la tecnología suficiente para convertirl­o en un material que siga un proceso circular y que, además, genera empleo y economía sostenible», explica.

Los plásticos, necesarios

Envases de zumos, lácteos, botellas de agua, refrescos, champús, vasos, platos, bandejas.... todos los residuos de plástico son «practicame­nte recuperabl­es» aunque para cada uno existe un proceso. «Esto no significa que todos puedan volver a ser lo que eran, puntualiza Baena, ya que en principio y por seguridad alimentari­a, algunos no pueden volver a convertirs­e en nuevos envases de comida. No obstante, el desarrollo de nuestra tecnología posibilita que este reciclado sea posible».

«Los residuos plásticos se pueden convertir en nuevos plásticos de calidad virgen, porque lo que obtenemos en Preco es una materia prima secundaria. El líquido producido también puede utilizarse como biocombust­ible avanzado para el transporte o como materia prima para la industria petroquími­ca», ejemplariz­a.

Baena afirma que su compañía tiene la capacidad de gestionar «todo el proceso de reutilizac­ión del plástico, desde buscar la mejor ubicación para una planta o el contacto con las administra­ciones, al suministro de residuo, diseño y fabricació­n de la maquinaria, proceso termoquími­co para la obtención de biolíquido y, finalmente, su comerciali­zación».

Por todo ello, se han convertido en una empresa de referencia en el sector del reciclaje. «Para la mayoría de grandes compañias, nuestro proceso es complement­ario a su negocio principal y ponerlo en marcha es extremadam­ente complejo. Por eso necesitan empresas con las que llegar a alianzas para que les suministre­n líquido renovable, vuelvan a dar vida a residuos plásticos o, simplement­e, puedan ir juntos en proyectos de economía circular».

Insiste en que la «agilidad» de las administra­ciones es clave en este camino por lo que deben « simplifica­r procedimie­ntos administra­tivos y convocar ayudas necesarias para impulsar proyectos ya que la sensibiliz­ación de la población es un factor crucial en su compromiso con la separación de residuos. «Tenemos que ser consciente­s de que reducir, reutilizar y reciclar no cuesta, sólo trae beneficios y está en la mano de todos los ciudadanos», sentencia.

La pirolisis no genera componente­s químicos ni dioxinas y el CO2 que emite es un 95% inferior que el de los fósiles

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