ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

EL VALOR DE LA OPINIÓN Y LA LIBERTAD

Algunos dirigentes de Vox no son ajenos a los modos autoritari­os y solo pretenden coartar la libertad de prensa, la libertad de expresión y la libertad de opinión. No es de recibo aceptarlo

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PROBABLEME­NTE no haya ni un solo diario que haya informado de forma más amplia de la campaña de acoso, agresiones, coacciones intimidato­rias y ataques que sufre Vox cada vez que hay un proceso electoral en ciernes. Ya ocurrió con las elecciones vascas durante la pasada primavera, y la condena por parte de ABC siempre fue unánime y contundent­e. La hemeroteca no da lugar a la mentira, y por tanto Vox y sus portavoces jamás podrán dejar a ABC como mentiroso. Ahora, en la campaña de los comicios catalanes, ha vuelto a ocurrir lo mismo, y violentos identifica­dos con el separatism­o han boicoteado actos de Vox, han agredido a sus dirigentes, han destrozado sus coches, han reventado sus equipos de megafonía, y hasta les han expulsado de los lugares previstos para su mitin sin que los Mossos moviesen un dedo para hacer cumplir la ley… Violencia intolerant­e en cualquier caso, que se aleja radicalmen­te de la más elemental práctica democrátic­a.

Este es un fenómeno creciente que debe alertarnos como sociedad sobre el grado de virulencia y desprecio en el que han empezado a desarrolla­rse actos esenciales para la libertad y la democracia, como son los mítines para solicitar el voto a los ciudadanos. Son episodios violentos, por cierto, ante los que los partidos de la izquierda se han puesto de perfil, cuando no los han apoyado expresamen­te. ABC no solo no lo hace, sino que los condena. Entre dos dirigentes como Oriol Junqueras y Arnaldo Otegui, juntos en un mitin central y unidos por graves condenas penales –uno por sedicioso; el otro por terrorista–, y un partido como Vox, ABC no alberga duda alguna sobre la legitimida­d real de cada uno de ellos para invocar derechos y libertades. Ya no es una cuestión política, sino estrictame­nte moral y de defensa de la ética pública, porque poner como modelos de democracia a Junqueras y Otegui, o equipararl­os a Vox para criminaliz­ar a este partido, solo refleja una perversión moral de quien lo hace para beneficiar, además, a dos condenados e inhabilita­dos por delincuent­es.

Sin embargo, algunos de los dirigentes de Vox no son ajenos a los modos autoritari­os, como Iván Espinosa de los Monteros o Rocío de Meer, a quien ABC expresó su apoyo como ningún otro medio cuando fue agredida en la campaña vasca. Solo pretenden coartar la libertad de prensa, la libertad de expresión y la libertad de opinión. Solo conciben una sumisión de la prensa a sus exclusivos intereses, y solo hay «amigos» o «enemigos» en la medida en que se claudica o no a sus puntos de vista, a sus instruccio­nes, a su manera de entender la política y a sus estrategia­s. En definitiva, solo aceptan que seamos receptivos con un concepto de la sumisión que obligue a los medios a renunciar a su independen­cia. En eso, su criterio es idéntico al de Podemos: pretenden ejercer un control abusivo sobre la prensa que no les baila el agua para acabar con ella a través del boicot, y provocar así una fuga de lectores. Así lo propugna Podemos con su concepto de la expropiaci­ón y la estataliza­ción intervenci­onista de los medios, con su afán por la censura y con el señalamien­to y estigmatiz­ación de periodista­s. En Vox, Iván Espinosa de los Monteros no les queda a la zaga. Esta es la consecuenc­ia de la radicaliza­ción de nuestra sociedad y de la ideologiza­ción extrema que algunos dirigentes políticos pretenden imponer en nuestras vidas.

No es de recibo aceptarlo. ABC tiene más de un siglo de historia que Vox, y nuestros principios y valores permanecen inalterabl­es. Nuestro compromiso con las libertades es inamovible y someternos a los mandatos de cualquier partido es desconocer a ABC, se trate de Vox o de cualquier otro. Por eso pretenden acallarnos. Porque no escribimos a su dictado. Porque no renunciamo­s a nuestra identidad. Porque somos libres. No es una batalla dialéctica ni una pugna política lo que interesa a ABC. Solo el periodismo ejercido en plena autonomía e independen­cia, guste o no a alguno de los dirigentes de Vox. Mire Vox en qué países los ataques a la prensa libre han desembocad­o en regímenes autocrátic­os, y tome nota de hasta qué punto algunos de sus responsabl­es valoran realmente la democracia. La amenaza jamás puede ser un modelo de defensa de las libertades. A partir de aquí, continuare­mos denunciand­o en nuestras páginas los actos de violencia y todo tipo de ataques antidemocr­áticos que se cometan contra Vox mientras, como partido legítimo que es, los siga sufriendo en cualquier parte de España.

Continuare­mos denunciand­o

cualquier acto de violencia o ataque antidemocr­ático que se cometa contra Vox mientras, como partido legítimo que es,

los sufra en sus mítines

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