ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
CATALUÑA: MERCADO DE DESPOJOS
Un esperpento que da risa. Y miedo. Es nuestro espejo, corroído al sulfúrico
TANTO tiempo perdido, tantas veces repetir y repetirnos, tanto andar para nada...! Hagamos un catálogo de esta cochambre. Irrisoria. Y ejemplar: porque las elecciones catalanas son nuestro valleinclanesco callejón del gato. Un esperpento que da risa. Y miedo. Es nuestro espejo, corroído al sulfúrico: un remate de despojos.
En cabeza de los mejunjes que cocina el vocero Tezanos, iría la criatura del Doctor Sánchez, un tal Illa, personaje de currículum poco igualable: ministro protector de la salud pública, que carga a sus espaldas con la peor tasa de muertos por la pandemia en Europa y una de las más altas del mundo. Desde la cima de la pira en la que ardieron noventa mil víctimas de su incompetencia, el ministro que celebró lo mucho que iba a «disfrutar» su sucesora en Sanidad se relame atisbando a su futura clientela catalana.
Y a disfrute, puede que sólo logre superarlo el prófugo de la justicia Puigdemont, encastillado en el confort suntuoso de un palacio en Waterloo con cargo a oscuras galerías del dinero público. Abandonó en la cárcel a todos aquellos aliados a los cuales, en menos duros momentos, rendía dignidad de camaradas tocados por la gloria de alumbrar una nación. No hay sorpresa: Puigdemont no tiene compromisos más que con su íntima patria, la que guarda en la billetera.
Arrimadas, ni siquiera está presente ya. Pero el bochorno que aplasta a su partido va a caer inexorablemente sobre ella. Huyó de una Cataluña inhabitable. Y lo lamento. Fui de los que creyeron, hace unos años, que la dirigente de Ciudadanos había llegado a ser mayoritaria en el parlamento regional para dar batalla: una batalla dura e imprescindible. La bofetada que supone pasar del primer puesto a casi el último en un solo ciclo debiera serle bastante para hacer pública expiación de su error crítico y volverse a la actividad privada y al cuidado de su familia.
¿Los de Esquerra? Repetirán, seguramente, resultado. Con la vergüenza de que el innoble fuguista que dejó tirado a Junqueras en la cárcel vaya a serle antepuesto por sus votantes. Y con el adicional bochorno de que su tribu provinciana acabe tratándolos de botiflers, por causa de sus enjuagues con los invasores a cambio del humillante indulto para un líder, al cabo ni tan heroico, ni tan mártir, ni tan santo.
¿El resto? Arrumbe de attrezzo: reparto de clientela desmembrada entre PP y Vox, por un lado; por el otro, alegre caravana Colau-Iglesias camino del Hades.
Balance: a) una nulidad, macerada en muertos, a quien nadie reconoce más mérito que el de siervo de sus amos, Iceta y Sánchez; b) un prófugo de la ley sin un átomo de vergüenza; c) un delincuente que anhela el indulto a cualquier precio; d) una exiliada harta de esta Cataluña invivible… Todo tristísimo. Y todo tan arcaico. Hasta aquí hemos llegado. ¿Podemos enfangarnos más? Sí, podemos.