ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
¿Cuánto se creció realmente a finales de 2020? El INE revisará el dato
El año 2021 estaba llamado a ser el de la esperanza, el de la vuelta a la normalidad real, el que marcaría el fin del ‘ annus horribilis’ de la pandemia. Pero los rebrotes y la lentitud del proceso de vacunación están estrechando el camino hacia la ansiada recuperación y ahora cualquier resbalón pueden empujar a la economía de nuevo al fondo del precipicio. Quedan aún meses duros por delante que, además, deberán ser sorteados por unas empresas agotadas financieramente.
El Banco de España ya alertó de la intensificación de la desaceleración económica que ha iniciado España y de la pérdida de empuje de la recuperación. El último trimestre del año logró cerrar en positivo, con un ligero alza del 0,4%, según el INE, pero cada vez son más las voces que apuntan a que el dato puede ser corregido a la baja. Esta notable desaceleración del último trimestre del año ha despertado los fantasmas de una nueva crisis.
Porque en enero la economía española se volvió a zambullir en las aguas de la destrucción de actividad, como atestiguan los primeros datos económicos que han salido del horno sobre dicho mes. El mercado laboral eliminó 218.953 puestos de trabajo, cifras que, si bien en términos desestacionalizados resultan en ganancia de empleo, al descontar los afectados por ERTE o cese de actividad, vuelven a resultar en retroceso. A ello se le sumó que el consumo, principal motor de la recuperación, arrojó un bajón ante la tercera ola y las restricciones y los efectos de la tormenta Filomena en buena parte del territorio. Como señalaba recientemente
BBVA, el gasto en tarjeta medido en terminales del banco se redujo un 11% interanual en enero, después de repuntar un 6% en diciembre.
El problema es que el alargamiento de la crisis, o incluso su recrudecimiento, ponen en jaque la efectividad de las medidas adoptadas de apoyo a la financiación, por las que el Estado ha asumido riesgo crediticio por valor de 87.000 millones de euros. Sin embargo, el reto ahora ya no es de liquidez, sino de solvencia. Los efectos ya han empezado a dejarse notar en las estadísticas de los sectores más directamente afectados: según los últimos datos de concursos de acreedores del INE, correspondientes al cuarto trimestre del año, el incremento interanual en el sector de la hostelería asciende a más del 90%.
De hecho, la posibilidad de que la
La pandemia ha dificultado la recolección de estadísticas por parte del INE, que ya anuncia «que las futuras revisiones de los resultados (...) puedan ser de una magnitud mayor que la habitual» ante el dato de crecimiento del cuarto trimestre de 2020. El organismo explica que los datos de diciembre se han añadido por
Trimestre «estimaciones de indicadores», aunque la información adelantada fue «menor que en ocasiones anteriores». Al proceder de diciembre, cuando la evolución pudo ser peor ante el inicio de la tercera ola, los expertos consultados apuntan a una revisión a la baja, aunque hasta el 26 de marzo no se sabrán las cifras oficiales.
Trimestre
Trimestre pandemia desate una oleada de quiebras empresariales ha pasado a un primer plano en la agenda de las autoridades internacionales y, aunque con retraso, también está obligando al Gobierno a analizar medidas con las que intentar ponerles coto. Fuentes cercanas al Ministerio de Economía explican que actualmente el Tesoro está analizando al detalle el estado del tejido empresarial para poder separar el grano de la paja. Esto es, las empresas solventes que sufren un apuro debido a la pandemia, de las que no lo son, con vistas a medidas selectivas.
Estabilidad financiera
«Si las vacunas son la condición necesaria para la recuperación, la condición suficiente es la estabilidad financiera. Es decir, que no surja un problema financiero, y no hablo únicamente de España, sino también del extranjero, que desestabilice los mercados. Hay muchas empresas zombis, algunas de ellas muy grandes, que pueden hacer temblar la economía. Y la historia nos demuestra que la sensibilidad de la economía española a las turbulencias financieras internacionales es muy elevada», recuerda Emilio Ontiveros,