ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Pekín respira aliviado, el resto del mundo, no
Casi un mes después de aterrizar en Wuhan (incluidas dos semanas de cuarentena en un hotel), la delegación enviada por la OMS para averiguar el origen del Covid ofreció ayer una rueda de prensa con las conclusiones preliminares de su investigación, sobre el terreno y rodeados mañana, tarde y noche de agentes chinos, en la zona cero de la pandemia. En realidad, la comparecencia fue más una recopilación de incógnitas que de certidumbres, pues los expertos siguen sabiendo más bien poco de cómo comenzó todo. Eso sí, y para alborozo de Pekín, sí descartaron prácticamente que el origen del coronavirus fuese el laboratorio de Wuhan, como habían sostenido la anterior administración estadounidense y algunos científicos. De lo demás, pocas novedades. Confirmaron el origen animal del virus (probablemente un murciélago) y su presencia en un mercado de la localidad, aunque también apuntaron que no saben cómo llegó allí, puede que fuera procedente de otro país (más alborozo en Pekín), si bien sospechan que lo hizo en estado de congelación. Demasiados «no sabemos», «no hemos podido confirmar» o «puede ser que...» hasta el momento. Un año después de que todo comenzase, con cifras de muertos propias de una guerra y con amenaza de ruina sobre la economía mundial, la OMS está muy lejos de saber el origen de una pandemia que ha puesto patas arriba el planeta. En 2020 el calendario chino aseguraba que era el año de la rata, pero terminó siendo el del murciélago... o no. Este 2021 es el año del búfalo, a ver qué pasa.
Arriba, un mercado callejero de Wuhan. Sobre estas líneas, Peter Ben Embarek y Marion Koopmans, responsables de la delegación de la OMS, ayer, durante la rueda de prensa que ofrecieron en la localidad china con las conclusiones de su investigación