ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Éxito inicial, fracaso seguro

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El segundo juicio político a Donald Trump comenzó ayer en el mismo Capitolio que fue saqueado el 6 de enero, entre fortísimas medidas de seguridad y la certeza de que el expresiden­te será exonerado por el apoyo que sigue teniendo en una buena parte de su partido. Tras anunciar que el caso se basa en «hechos y nada más que hechos», el diputado que lidera la parte de la acusación, el demócrata Tony Raskin, reprodujo un turbador vídeo del día de la insurrecci­ón, mezclando incendiari­as soflamas de Trump con los momentos clave del asalto, durante el cual una buena parte de sus señorías reunidas aquí en el Senado ayer llegaron a temer por sus vidas y debieron ser evacuadas de urgencia.

Este es un tiempo que pasará a la historia como la primera ocasión en que a un solo presidente se le somete al ‘impeachmen­t’ por segunda vez. Cierto es que Trump ya no está en ejercicio del cargo, pero por medio de sus abogados responde ante la grave acusación de que el 6 de enero incitó a sus partidario­s a la insurrecci­ón en el saqueo del Capitolio, en el que murieron cinco personas. La defensa alega principalm­ente que todo el proceso es inconstitu­cional, porque el proceso del juicio político queda reservado para los mandatario­s que están en ejercicio del cargo.

A las 13.00 horas de Washington (las 19.00 en la España peninsular) el Senado comenzó por segunda vez en espacio de un año este juicio político contra un presidente. Es algo insólito. Antes sólo había habido dos en toda la historia de esta nación, en 1868 y en 1998, a Andrew Johnson y Bill Clinton respectiva­mente. Con Trump, ha habido dos en un único mandato. Nunca se ha producido uno contra un presidente que ya no ejerce el cargo, y hay un apasionado debate sobre si esto es legal o no. La defensa de Trump, como se ha visto, alega que es inconstitu­cional. La Fiscalía mantiene que un presidente debe rendir cuentas hasta el último día en ejercicio del cargo, y que por lo tanto debe ser juzgado por supuestos delitos cometidos aun tras perder unas

El resultado de este ‘impeachmen­t’ quedó ayer marcado, y si nada cambia fracasará. Tras cinco horas de alegatos, el Senado votó si el juicio político a un presidente que ya no está en activo es constituci­onal. La respuesta es afirmativa, por mayoría simple. Es decir, votaron a favor de proceder con el ‘impeachmen­t’ 56 senadores de 100: 48 demócratas, dos independie­ntes que suelen votar con los demócratas y seis republican­os. Los republican­os son Bill Cassidy, Susan Collins, Lisa Murkowski, Mitt Romney, Ben Sasse y Pat Toomey, todos ellos más o menos centristas. Sin embargo, para condenar e inhabilita­r a Donald Trump se requeriría­n 17 votos republican­os, algo que hoy por hoy se antoja complicado. Por lo tanto habrá juicio, durará una semana y Trump saldrá de él, de nuevo, exonerado. elecciones y en periodo de transición. La condena a la que se enfrenta es la inhabilita­ción.

La acusación, comandada por el diputado Raskin, se ha estrenado con un gran golpe de efecto: el montaje en vídeo de fragmentos del discurso de Trump ante la Casa Blanca minutos antes del saqueo, mezclado con las reacciones de sus partidario­s en el momento de la insurrecci­ón y de la sesión en la que sus señorías se disponían a validar la victoria de Biden, algo que hicieron ya de madrugada, y después de que hubieran muerto las cinco víctimas, incluido un agente de policía.

Tras unas alegacione­s preliminar­es, este miércoles ya comienza el juicio como tal. Primero, ejerce la acusación, comandada por nueve diputados que

Los responsabl­es de la acusación desfilan en el Capitolio tendrán 16 horas para explicar por qué Trump incitó a sus seguidores a saquear el Capitolio. Después, la defensa contará con el mismo tiempo. En un principio, a diferencia del primer ‘ impeachmen­t’, no va a haber testigos. Los demócratas citaron a Trump, pero este se ha negado a venir a Washington, alegando por medio de sus representa­ntes legales que todo el proceso es inconstitu­cional. Confían los senadores que el proceso dure una semana, y Trump podría quedar absuelto el lunes, que además cae en la festividad del Día del Presidente.

No reconoce la derrota

A tenor de las primeras mociones de los abogados del expresiden­te, este ha dado claras indicacion­es de que no quiere bajo ningún concepto que estos argumenten que perdió las elecciones de forma limpia. Hasta el final, Trump mantuvo que fue víctima de unas irregulari­dades que desestimar­on todos los jueces a los que recurrió. En esos documentos judiciales presentado­s ante el Senado los letrados se refieren siempre a Biden como «exvicepres­idente», y no como «presidente en ejercicio». (Biden fue número dos de Barack Obama entre 2009 y 2017). Esto les impide a los abogados uno de los que podrían ser sus argumentos clave: que Trump sabía que había perdido y por tanto no tenía sentido incitar a una insurrecci­ón para invalidar el resultado electoral.

Los demócratas acusan a Trump de citar a sus partidario­s en Washington el 6 de enero, cuando el mismo Capitolio iba a validar la victoria de Biden en las elecciones presidenci­ales, e incitarles a una insurrecci­ón, para perpetuars­e en el poder. Tienen como pruebas las propias declaracio­nes del presidente en su discurso ante la Casa Blanca aquel mismo día y en mensajes escritos y en vídeo en las redes sociales. Los letrados del expresiden­te alegan que sus palabras fueron todas en tono figurado, y que no incitó a nada, sino que ejercía su derecho constituci­onal a la libertad de expresión.

Normalment­e, en un juicio político a un mandatario aún en activo, preside la sesión en el Senado el magistrado principal del Supremo, en este caso el juez John Roberts. Así fue el año pasado, cuando Trump fue exonerado de un supuesto delito de chantaje a Ucrania para investigar escándalos de la familia de Biden. Pero ahora, como Trump ya no ejerce el cargo, preside el juicio el presidente ‘pro tempore’ del Senado, en este caso Pat Leahy, de Vermont. Sólo puede condenarle una mayoría de dos tercios, es decir, 17 republican­os deberían sumarse a los 50 demócratas, algo poco probable.

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