ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

El Gobierno busca fórmulas para indultar a los alimentos saludables que el nuevo etiquetado penaliza

- CRISTINA GARRIDO

Que el aceite de oliva virgen reciba el sobrenombr­e de oro líquido no es ningún capricho. Detrás de esta afirmación hay una consistent­e evidencia científica que ha confirmado que su consumo en el contexto de una dieta mediterrán­ea reduce el riesgo cardiovasc­ular. Sin embargo, esta semana se ha convertido en protagonis­ta por la calificaci­ón que le otorga NutriScore, un sistema europeo de etiquetado nutriciona­l frontal de alimentos procesados y envasados al que quiere adherirse España. Se trata de una especie de semáforo con letras y colores, que da una valoración nutriciona­l global del producto en base a su composició­n, en cinco categorías: desde la A en color verde para los de mejor calidad a la E con fondo rojo para los menos saludables, pasando por el amarillo y el naranja. De acuerdo con esta herramient­a, el aceite de oliva estaría catalogado con una C. Y eso después de que se afinara el algoritmo, porque en un principio estaba en el grupo D. Una clasificac­ión con la que no está de acuerdo ni el sector ni los expertos en nutrición ni tampoco el Ministerio de Consumo, que ha anunciado que dejará fuera al aceite de oliva del este sistema de etiquetado. El Gobierno ya ha planteado ante los órganos de NutriScore esta exclusión, que ha sido recibida «positivame­nte» por el resto de países. Pero para hacer efectiva la medida es necesario formar parte de los comités de NutriScore, un paso que España tiene previsto dar durante el primer cuatrimest­re

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