ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

El encaje jurídico de la técnica

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¿Qué garantías legales tienen las familias si la empresa quiebra?

La normativa europea establece que cualquier empresa que conserve células o tejidos tiene que tener acuerdos con otros centros de actividad similar para trasladar el material biológico que tienen almacenado en caso, por ejemplo, de quiebra, explica Fernando Abellán, director de Derecho Sanitario Asesores.

¿Puede cobrar más la empresa que lo asuma?

Depende del acuerdo al que se haya llegado con la empresa desapareci­da, explica Abellán, así como de los contratos que firmasen las familias con el banco de células. En este caso, según explica Eloi Palá, director general de Sevibe Cells, se mantendrá el contrato que los afectados habían firmado con Crio-Cord y no se les cobrará más durante los años que contempla el escrito.

¿Qué hay que tener en cuenta antes de firmar un contrato de este tipo?

Abellán explica que es recomendab­le escoger una empresa que se encuentre dentro de la Unión Europea para garantizar que se seguirá la normativa europea.

¿Tiene responsabi­lidad la nueva empresa si las células no están bien?

«Si la empresa que recibe el material lo recibe en mal estado, no tiene culpa, pero debería chequearlo cuando le llega para que si hay parte en malas condicione­s lo advierta y no arrastre luego la responsabi­lidad», señala el director de Derecho Sanitario Asesores.

¿La garantía es la misma para guardar otras células, como óvulos?

Sí. Los centros tienen que tener una previsión para el supuesto cierre del banco de gametos y establecer acuerdos, dice Abellán. tata con datos: mientras en el periodo de 2010-12 se realizaban 150 trasplante­s anuales de sangre de cordón umbilical para pacientes graves que lo necesitaba­n, en 2019 la cifra se redujo hasta los 19; y en 2020, a 22.

Desplome del negocio

Y este desuso, considera, lleva a entender el desplome que desde hace un tiempo viven los bancos privados que almacenan este tipo de células. «El problema es que se transforma un potencial uso médico en un mercado y, como en todos, el grande se come al chico», expone el doctor Gayoso.

Corrobora este descenso en la demanda Ángel Álvarez, presidente de Vidacord, empresa dedicada al almacenami­ento de este tipo de células. Con el interés que estos métodos suscitaron entre los españoles a comienzos de siglo, dice, surgieron empresas intermedia­rias que bajaron mucho los precios y en el mercado no había espacio para todas. «Y a eso se sumó el mensaje de la administra­ción pública diciendo que esto no tenía mucha utilidad», lamenta. Todo ello, explica, derivó en cierta desconfian­za por parte de las familias, que, aunque siguen recurriend­o a esta práctica, no lo hacen como hace diez años, cuando parecía ser el negocio del siglo.

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