ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
EL SALACOT DE INÉS SOBRE LA ARENA
De la gloria al fracaso puede haber un suspiro, más aún en política, donde lo que en principio parece ser suelo firme en un momento puede convertirse en aquellas arenas movedizas de las películas de Tarzán, que siempre se tragaban a un tipo del que una vez engullido solo quedaba en la pantalla el sombrero salacot. El caso de Arrimadas es el último: de la noche de diciembre de 2017 en la que ganaba las catalanas con más de un millón de votos pasa a la amarga velada de anteanoche, en la que su partido perdía ese millón de votos y 30 de sus 36 escaños. El efecto Arrimadas iba a ser la solución para el constitucionalismo en Cataluña. Pero Inés se aburrió y quiso venir a las Cortes. Y desde entonces, para ella y para el partido, todo ha sido un Gólgota con esa política a medio camino entre la nada y ningún sitio, a veces aquí y otras veces allá y siempre indeterminada y meditabunda. Se rechazó obstinadamente la marca España Suma o cualquier forma de concertación electoral en el centro-derecha. En su primer test, las generales del 10-N, el desastre fue general y las arenas engulleron a Albert Rivera, que solo siete meses antes era un campeón dispuesto al sorpasso. Tomó las riendas y emprendió ese mismo camino. Ahora, el derrumbe se acelera. Pero Arrimadas insiste, endosa el enorme fracaso del 14-F al prejubilado Rivera y se empeña en seguir cuando apenas vemos poco más que el salacot de Inés sobre la arena bajo la que ya probablemente yace Ciudadanos.