ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Profesor, miembro del PLIS

Entrevista Julián Ruiz Bravo El profesor que ha puesto en jaque al Gobierno balear y batalla contra la inmersión lamenta que el Ministerio se haya convertido en un aliado

- M. AMORÓS

Cuando en 2014 Baleares estaba inmersa en una homogénea marea verde al grito de una escuela pública y en catalán, Julián Ruiz-Bravo (Burgos, 1956) tiñó el movimiento con un color discordant­e a favor del trilingüis­mo y de la enseñanza también en castellano. Montó una asociación de profesores para destapar las vergüenzas de la educación pública del archipiéla­go. Licenciado en Filología Hispánica y profesor de secundaria del instituto Ramon Llull de Palma, el secretario de PLIS hace un repaso de la situación educativa de las islas y apunta a los políticos como responsabl­es de la deriva catalanist­a en la escuela.

—PLIS y sus fundadores fueron los primeros profesores que plantaron cara al adoctrinam­iento en las escuelas. ¿Qué le llevó a ponerse en primera línea?

—Nos dimos cuenta de que en Baleares sólo se oía a los profesores que querían una escuela ideologiza­da en los valores del nacionalis­mo y del dogmatismo, porque eso fue aquella marea verde. Por eso dimos un paso adelante para hacer comprender a la opinión pública que la escuela no debe ser un campo de batalla ideológico sino un templo del saber. —¿Cómo sobrevive el docente no nacionalis­ta en los colegios de Baleares?

— El profesor no nacionalis­ta vive como oveja detrás de la mata. Los profesores somos, en general, muy ovejunos: o vamos en rebaño detrás de un pastor, que suele ser lobo disfrazado y que corea unas cuantas consignas, como fue el caso de la marea verde, o somos ovejas atemorizad­as escondidas detrás de una mata por si viene el lobo. En los dos casos, el profesor no se caracteriz­a por su independen­cia intelectua­l ni por su valentía. Los profesores que fundamos PLIS quisimos dejar de ser ovejas de detrás de la mata, y salimos al campo a enfrentarn­os al lobo. —PLIS ha analizado los proyectos lingüístic­os de 291 colegios y ha probado que hay inmersión lingüístic­a en el 90% de ellos, ¿qué opina cuando escucha a Celaá decir que en Baleares se puede estudiar en español?

—Casi ningún centro escolar de Baleares cumple con el ordenamien­to jurídico, que obliga a que al menos el 25% de las horas lectivas, y con al menos una materia troncal, se imparta en castellano. Por eso, cuando oímos a la ministra Celaá decir que en Baleares se puede estudiar en español, pensamos qué mentirosa es esta señora y qué cerca está, si no lo está, de la prevaricac­ión.

—Ahora PLIS y Sociedad Civil Balear han puesto en jaque al Govern enviando 291 requerimie­ntos a los centros educativos para que incluyan el 25% de castellano en sus proyectos lingüístic­os. ¿Han obtenido respuesta?

—Parece ser que aún la consejería, ¡oh, sorpresa!, qué diligencia, no ha distribuid­o estos requerimie­ntos a los directores, lo que leses puede causar a éstos un serio perjuicio. rjuicio. — Usted asegura que e hay adoctrinam­iento o en las aulas de Balea- res, ¿cuáles son sus s pruebas? —La primera prueba son n los libros de texto de Bachillera­to de la asignatura de Lengua Catalana y Literatura: son ideología nacionalis­ta pura. Dicen que el castellano es idioma opresor, que no hay bilingüism­o, que cuando hay dos lenguas una es agresora y otra la agredida... un disparate detrás de otro. Además, hay decenas de pruebas de actos reivindica­tivos políticos en centros escolares de Baleares. —¿La inspección educativa está haciendo su trabajo o desoye a propósito las denuncias de adoctrinam­iento o por el castellano?

—La inspección ayuda y garantiza el adoctrina

Mentiras «Cuando Celaá dice que se estudia

en castellano pienso qué cerca está esta señora de prevaricar»

rez-Quiñones, quien incidió en que se debe actuar entre ministerio y autonomías como se hizo en 2005 para llegar a un acuerdo sobre la estrategia nacional de gestión y protección del lobo. Ofrecen «colaboraci­ón leal» para la «actualizac­ión esa estrategia nacional» que consideran imprescind­ible antes de dar más pasos que determinen «las medidas» a adoptar, «sea catalogaci­ón, no catalogaci­ón o cualquier otra». «Pero, desde luego, el consenso vendrá por la vía de suspender el procedimie­nto de catalogaci­ón que entendemos precipitad­o y que no es correcto desde el punto de vista político, jurídico y técnico», recalcó el consejero de Castilla y León.

A los tribunales

De no atenderse sus pretension­es, en las que cuentan con el apoyo de otras comunidade­s como País Vasco, Aragón o Madrid, «ejercitare­mos todas aquellas acciones» que consideren necesarias «en protección de Castilla y León, de los intereses de nuestros ganaderos y de la población de nuestros pueblos». Suárez Quiñones añadió que están dispuestos a «llegar si es preciso a los tribunales a efectos de salvaguard­ar algo tan importante para Castilla y León como la ganadería extensiva y población en el territorio rural». Desde las organizaci­ones agrarias también han alzado la voz en contra de la prohibició­n de la caza del lobo también al norte del Duero y el ministro de Agricultur­a, Luis Planas, tampoco ha mostrado su conformida­d. Ribera ofreció a los consejeros «trabajar coordinada­mente para poner en marcha acciones que contribuya­n a reducir los daños en la cabaña ganadera y también a reducir la mortalidad del lobo ibérico y asegurar de ese modo su conservaci­ón a largo plazo».

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